El ‘no’ de la oposición a Morsi agrava la crisis política en Egipto
La oposición rechaza la oferta de diálogo del presidente de Egipto
El Frente de salvación Nacional exige una rectificación al presidente antes de aceptar
Miles de manifestantes rodean el palacio presidencial
Ricard González
El Cairo, El País
La oposición egipcia rechazó el jueves de forma casi unánime la oferta de diálogo del presidente, Mohamed Morsi, que les había convocado este sábado a mediodía para negociar una salida a la grave crisis que vive el país. La decisión de los líderes políticos se vio avalada en las calles por miles de personas que volvieron a manifestarse frente al palacio presidencial, escenario el miércoles de unos duros enfrentamientos que se cobraron siete víctimas mortales. La oposición desconfía de las intenciones de Morsi, y le exige una rectificación antes de sentarse a la mesa de negociaciones.
El Frente de Salvación Nacional, una recién creada coalición que agrupa a los principales partidos de la oposición, rechazó a través de un comunicado “participar en el diálogo propuesto por el presidente”. Su coordinador, el exdiplomático Mohamed El Baradei, hizo una llamada a las organizaciones y personalidades críticas con Morsi a través de su Twitter: “Petición importante de no participar en un diálogo nacional que carece del lenguaje real de diálogo. Estamos a favor del diálogo que no esté basado en una política de imponer hechos consumados”.
El jueves, en un discurso televisado, el rais islamista se mostró dispuesto a negociar algunas provisiones de su controvertida declaración constitucional, detonante de la grave crisis actual. Sin embargo, se empeñó en celebrar el día 15 el referéndum sobre el borrador constitucional, un elemento central de discordia. En un último intento de aplacar a la oposición, el ministro de Justicia, Ahmed Mekki, abrió anoche la puerta a posponer la consulta para volver a negociar los artículos más controvertidos del proyecto de Constitución, aprobado sin votos laicos porque dejaron la asamblea. En el mismo sentido se manifestó poco después el vicepresidente del país, Mahmud Meki, al afirmar que Morsi está dispuesto a aceptar el retraso de la consulta "con la condición de se blinde este aplazamiento de [posibles] recursos ante la justicia". El Gobierno incluso pospuso el inicio de la votación para el referéndum desde el extranjero, prevista para hoy, hasta el miércoles.
El último conflicto político de la convulsa transición egipcia ha profundizado la polarización entre partidarios y detractores del proyecto islamista. El viernes se celebraron manifestaciones en todo el país, algunas de las cuales desembocaron en refriegas. La concentración ante la sede de la Presidencia, convocada por 16 partidos políticos, pretendió mostrar a Morsi “la tarjeta roja”.
A pesar de que el Ejército mantenía fortificado el perímetro del palacio de Ittihadia con un cordón de seguridad formado por alambradas y barricadas, la determinación de las decenas de miles de manifestantes logró romperlo. Los soldados no recurrieron a la violencia para evitar que los concentrados llegaran a las puertas del palacio, y algunos de ellos incluso fueron fotografiados subiéndose a los tanques.
“Estamos decepcionados con la respuesta de Morsi a la crisis. Su llamada al diálogo es una trampa. Lo único que pretende es ganar tiempo para acabar imponiendo su visión en el referéndum”, explicaba Tarek Shalabi, un conocido activista de izquierdas.
Los islamistas acusan a sus adversarios de pretender sembrar el caos, y de estar comprados por elementos vinculados al expresidente Hosni Mubarak. Después de que el jueves fueran incendiadas varias sedes de la Hermandad en El Cairo, el viernes fue atacada la de Kafer Sheij. Y ya van unas 40. “Las sedes fueron asaltadas e incendiadas por la renuencia de las fuerzas de seguridad de enfrentarse a los asaltantes”, denunció Mahmud Hussein, uno de los líderes de la Hermandad, que responsabilizó directamente al ministro del Interior de la pasividad de los agentes.
Tras la demostración de fuerza de la oposición ayer, los islamistas se movilizarán este sábado de nuevo para apoyar al rais. Su única acción de protesta al final de la jornada fue una sentada en un complejo que alberga varias cadenas televisión a las afueras de El Cairo. Los medios son una verdadera bestia negra para los islamistas, pues los acusan de tener un sesgo liberal y de incitar las protestas.
Los últimos movimientos en la escena política evidencian que islamistas y laicos hablan un lenguaje diferente. Para los opositores, la fuente de la legitimidad es la calle, y la movilización popular es la herramienta para forzar el cambio. Para los islamistas, se sitúa en las urnas, un escenario en el que se consideran invencibles. Por eso, quieren celebrar el referéndum constitucional contra viento y marea. En el fondo, ambos quieren lo mismo: llevar la disputa a su propio terreno de juego.
Ambos bandos reclaman las víctimas
R. G.
Las fuerzas políticas egipcias no se ponen de acuerdo ni siquiera a la hora de identificar de qué bando eran los caídos el miércoles por la noche en la brutal batalla que tuvo lugar frente al palacio presidencial. De los siete muertos, uno era un reportero del diario Al Fajr, Husein Abu Seif. El resto, la Hermandad asegura que eran miembros de su organización, algo que ha negado la oposición. Según el periodista Yosri Foda, de la cadena ONTV, habría tres muertos por cada uno de los bandos.
Entre los fallecidos el miércoles figura un cristiano, lo que permite dudar de la veracidad de la versión del movimiento islamista. La Hermandad celebró ayer en la mezquita de Al Azhar un funeral para dos de sus miembros fallecidos en la refriega.
Y es que, como en la guerra, uno de los frentes es la propaganda. Esta no es la primera vez que los dos bandos se disputan las víctimas para dar legitimidad a sus posturas. De hecho, la primera víctima de esta crisis, el adolescente Islam Fathy, la reclamaron tanto los Hermanos Musulmanes como los grupos revolucionarios. A su funeral, el día 26, asistieron miembros de ambos bandos. El chico, de solo 15 años, dijo a su madre antes de salir de casa que “iba a echar un vistazo” a los enfrentamientos ante la sede de la Hermandad en Damanhur, una ciudad del Delta.
Los informes del Ministerio del Interior apuntan que la mayoría de las víctimas murió como consecuencia de disparos de bala, lo que confirma los relatos de varios testigos, que afirmaron que se usaron armas de fuego y no solo pistolas de balines.
El Frente de salvación Nacional exige una rectificación al presidente antes de aceptar
Miles de manifestantes rodean el palacio presidencial
Ricard González
El Cairo, El País
La oposición egipcia rechazó el jueves de forma casi unánime la oferta de diálogo del presidente, Mohamed Morsi, que les había convocado este sábado a mediodía para negociar una salida a la grave crisis que vive el país. La decisión de los líderes políticos se vio avalada en las calles por miles de personas que volvieron a manifestarse frente al palacio presidencial, escenario el miércoles de unos duros enfrentamientos que se cobraron siete víctimas mortales. La oposición desconfía de las intenciones de Morsi, y le exige una rectificación antes de sentarse a la mesa de negociaciones.
El Frente de Salvación Nacional, una recién creada coalición que agrupa a los principales partidos de la oposición, rechazó a través de un comunicado “participar en el diálogo propuesto por el presidente”. Su coordinador, el exdiplomático Mohamed El Baradei, hizo una llamada a las organizaciones y personalidades críticas con Morsi a través de su Twitter: “Petición importante de no participar en un diálogo nacional que carece del lenguaje real de diálogo. Estamos a favor del diálogo que no esté basado en una política de imponer hechos consumados”.
El jueves, en un discurso televisado, el rais islamista se mostró dispuesto a negociar algunas provisiones de su controvertida declaración constitucional, detonante de la grave crisis actual. Sin embargo, se empeñó en celebrar el día 15 el referéndum sobre el borrador constitucional, un elemento central de discordia. En un último intento de aplacar a la oposición, el ministro de Justicia, Ahmed Mekki, abrió anoche la puerta a posponer la consulta para volver a negociar los artículos más controvertidos del proyecto de Constitución, aprobado sin votos laicos porque dejaron la asamblea. En el mismo sentido se manifestó poco después el vicepresidente del país, Mahmud Meki, al afirmar que Morsi está dispuesto a aceptar el retraso de la consulta "con la condición de se blinde este aplazamiento de [posibles] recursos ante la justicia". El Gobierno incluso pospuso el inicio de la votación para el referéndum desde el extranjero, prevista para hoy, hasta el miércoles.
El último conflicto político de la convulsa transición egipcia ha profundizado la polarización entre partidarios y detractores del proyecto islamista. El viernes se celebraron manifestaciones en todo el país, algunas de las cuales desembocaron en refriegas. La concentración ante la sede de la Presidencia, convocada por 16 partidos políticos, pretendió mostrar a Morsi “la tarjeta roja”.
A pesar de que el Ejército mantenía fortificado el perímetro del palacio de Ittihadia con un cordón de seguridad formado por alambradas y barricadas, la determinación de las decenas de miles de manifestantes logró romperlo. Los soldados no recurrieron a la violencia para evitar que los concentrados llegaran a las puertas del palacio, y algunos de ellos incluso fueron fotografiados subiéndose a los tanques.
“Estamos decepcionados con la respuesta de Morsi a la crisis. Su llamada al diálogo es una trampa. Lo único que pretende es ganar tiempo para acabar imponiendo su visión en el referéndum”, explicaba Tarek Shalabi, un conocido activista de izquierdas.
Los islamistas acusan a sus adversarios de pretender sembrar el caos, y de estar comprados por elementos vinculados al expresidente Hosni Mubarak. Después de que el jueves fueran incendiadas varias sedes de la Hermandad en El Cairo, el viernes fue atacada la de Kafer Sheij. Y ya van unas 40. “Las sedes fueron asaltadas e incendiadas por la renuencia de las fuerzas de seguridad de enfrentarse a los asaltantes”, denunció Mahmud Hussein, uno de los líderes de la Hermandad, que responsabilizó directamente al ministro del Interior de la pasividad de los agentes.
Tras la demostración de fuerza de la oposición ayer, los islamistas se movilizarán este sábado de nuevo para apoyar al rais. Su única acción de protesta al final de la jornada fue una sentada en un complejo que alberga varias cadenas televisión a las afueras de El Cairo. Los medios son una verdadera bestia negra para los islamistas, pues los acusan de tener un sesgo liberal y de incitar las protestas.
Los últimos movimientos en la escena política evidencian que islamistas y laicos hablan un lenguaje diferente. Para los opositores, la fuente de la legitimidad es la calle, y la movilización popular es la herramienta para forzar el cambio. Para los islamistas, se sitúa en las urnas, un escenario en el que se consideran invencibles. Por eso, quieren celebrar el referéndum constitucional contra viento y marea. En el fondo, ambos quieren lo mismo: llevar la disputa a su propio terreno de juego.
Ambos bandos reclaman las víctimas
R. G.
Las fuerzas políticas egipcias no se ponen de acuerdo ni siquiera a la hora de identificar de qué bando eran los caídos el miércoles por la noche en la brutal batalla que tuvo lugar frente al palacio presidencial. De los siete muertos, uno era un reportero del diario Al Fajr, Husein Abu Seif. El resto, la Hermandad asegura que eran miembros de su organización, algo que ha negado la oposición. Según el periodista Yosri Foda, de la cadena ONTV, habría tres muertos por cada uno de los bandos.
Entre los fallecidos el miércoles figura un cristiano, lo que permite dudar de la veracidad de la versión del movimiento islamista. La Hermandad celebró ayer en la mezquita de Al Azhar un funeral para dos de sus miembros fallecidos en la refriega.
Y es que, como en la guerra, uno de los frentes es la propaganda. Esta no es la primera vez que los dos bandos se disputan las víctimas para dar legitimidad a sus posturas. De hecho, la primera víctima de esta crisis, el adolescente Islam Fathy, la reclamaron tanto los Hermanos Musulmanes como los grupos revolucionarios. A su funeral, el día 26, asistieron miembros de ambos bandos. El chico, de solo 15 años, dijo a su madre antes de salir de casa que “iba a echar un vistazo” a los enfrentamientos ante la sede de la Hermandad en Damanhur, una ciudad del Delta.
Los informes del Ministerio del Interior apuntan que la mayoría de las víctimas murió como consecuencia de disparos de bala, lo que confirma los relatos de varios testigos, que afirmaron que se usaron armas de fuego y no solo pistolas de balines.