El año de los milagros (2014)

Por: Andrés Ortega, El País
2014 se está anticipando como año de milagros, el de la ansiada llegada a la Tierra Prometida. En él volverá, se dice, España al crecimiento económico, la Eurozona echará a andar su unión bancaria, y el euro se consolidará definitivamente. Y es verdad que si el euro se consolidara en esas dimensiones bancaria, fiscal y económica, además de la monetaria, España podría ver rebajada la partida que dedica al pago de la deuda y dedicar ese dinero a inversión pública productiva. Aun así, el crecimiento no está garantizado. La afirmación de que saldremos de esta no tiene fundamento. Nadie lo sabe. Véase Japón que lleva estancado o en recesión desde hace más de 10 años (aunque dentro de la estabilidad y sin perder nivel de vida). Hay una esperanza excesiva en que la economía de EE UU tirará de nuevo de todos. Incluso de China. Demasiado automatismo en este pensamiento.


De todas formas, ¿se iba a atrever el Gobierno español, la Comisión Europea, el BCE o el FMI a vaticinar que tras cinco años de crisis, y un 2013 aún de contracción, 2014 iba a ser también malo? Política y socialmente sería un suicidio. De ahí que se presente 2014 como el año de la recuperación. Ójala, Pero hasta que no estemos más cerca, no se podrá saber.Y la historia (Rogoff y Reinhart, Esta vez es diferente) señala que las crisis de deuda tienden a durar 10 años.

2014, pues. Porque 2013 va a ser un mal año. A lo sumo, de transición. ¿Y qué ha pasado en 2012? Pues que sin mediar una sola mejora institucional hasta el acuerdo in extremis sobre el supervisor para la Unión Bancaria (para 2014), el euro ha aguantado pese a los vaticinios en su contra. El Financial Times preguntó hace un año a 83 destacados economistas si el euro acabaría 2012 más o menos intacto. Solo la mitad contestó afirmativamente.

Si el euro ha aguantado estos meses ha sido, esencialmente, por las declaraciones en julio del presidente del BCE, Mario Draghi, de que haría todo lo necesario para asegurar su supervivencia, seguido, tras el verano, de un cambio de postura de Angela Merkel a favor de la permanencia de Grecia en la moneda europea, a pesar de la opinión pública en contra en Alemania, y de una mayor integración. También se ha abierto una hoja de ruta para la unión económica y monetaria que no existía hace 13 meses atrás, pero con ambiciones a la baja respecto a las que llevó Van Rompuy al Consejo Europeo.

¿Y por qué no se van a tomar las decisiones adecuadas en 2013? Básicamente porque Merkel no quiere complicaciones excesivas antes de sus elecciones, previstas para septiembre próximo. Las decisiones adecuadas implican la constitución de la unión fiscal, de la unión bancaria y de la unión política. Respecto a la primera, mucho se ha avanzado en algo más de dos años. Era impensable que los Estados aceptaran someter sus grandes líneas presupuestarias a la Comisión y a los otros miembros, y sin embargo, este procedimiento, a través del llamado Semestre Europeo y de los acuerdos Six-Pact y Two-Pact, es ya una realidad, junto con unos principios contenidos en el Pacto Fiscal. Pero esto no constituye por sí una Unión Fiscal, mientras no haya una mutualización de la deuda (los famosos eurobonos) y no digamos ya una "capacidad fiscal", al final, un presupuesto, que permita afrontar los shocks asimétricos (como el que vive España) en algunos países miembros. Es lo que había propuesto Van Rompuy al Consejo Europeo. Pero se lo han aguado. A lo sumo, según las conclusiones, se verá en junio si se acepta que para lograr estímulos fiscales, los Estados lleguen a acuerdos bilaterales con las instituciones de la Eurozona a cambio de reformas estructurales. 2013 debería ser el año de las grandes reformas pendientes en cada estado, sobre todo en Italia, Francia y España. Claro que para ello hay que luchar contra poderosos intereses creados. ¿Podrán?

En cuanto a la Unión Bancaria, se ha acordado un paso importante … para 2014. Es verdad que se requiere tiempo para poner en pie una supervisión central, a través del BCE, de las entidades financieras. Pero no será universal. Alemania ha conseguido resguardar a sus bancos regionales. En todo caso, y a pesar de las tensiones, era la parte menos difícil de conseguir. Para una verdadera Unión Bancaria falta, entre otras cosas, una garantía mutua de depósitos y la posibilidad de recapitalizar directamente los bancos con problemas a través del fondo de rescate. Pero ni Alemania ni otros pueden aceptarlo hasta, como poco, saber realmente cómo está cada banco. Una cuestión de confianza. De desconfianza, más bien.

Aunque con muletas, y atenazados por el miedo, los 27 y el Eurogrupo han corrido aunque ahora se paren a esperar las elecciones alemanas y la Europa alemana. Había muchas dudas sobre la permanencia del euro. Estas se ha disipado en buena parte. Es condición necesaria pero no suficiente para que se disipen las que pesan sobre la capacidad de crecimiento económico, desde luego de España. No esperemos milagros. Pero hay que seguir corriendo para intentar llegar a la Tierra Prometida en 2014, aunque nada esté garantizado y quede mucho por hacer.

"Lo peor ha pasado", se dice en Bruselas. 2012 "ha sido un buen año", ha afirmado Rajoy en Bruselas, como fuera de la realidad. De momento, en 2013, seguiremos bajando, es decir a peor. Y cuidado con alimentar esperanzas excesivas para 2014. Como ha dicho el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble, “una y otra vez hemos creado expectativas que no podemos cumplir. Y eso es muy peligroso”. Al menos Merkel ha hablado claro: quedan aún años "muy duros y dolorosos", y el efecto de las medidas que se están tomando a nivel europeo y nacional se notarán solo años después de haber salido de la crisis. Merkel no cree en milagros.

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