Chávez, el presidente ausente

El mandatario venezolano apenas ha aparecido en público desde su reelección y ahora recibe en Cuba otra terapia para el cáncer en medio del hermetismo oficial

Maye Primera
Miami, El País
El diario Granma, en su edición del 28 de noviembre, dio la noticia en un párrafo, bajo este título: “Llegó Chávez a La Habana”. En cuatro líneas y media, el periódico oficial cubano informó de que el presidente venezolano había aterrizado en la isla esa madrugada para continuar con el tratamiento médico del cáncer que le fue diagnosticado en Cuba, en junio de 2011. Fue una reseña sin fotografías. Tampoco hubo vídeos del momento en el que Hugo Chávez abordó el Airbus que lo llevaría a La Habana. En la decena de veces que ha viajado antes a Cuba por razones de salud, las despedidas del comandante-presidente solían estar acompañadas de desfiles, llantos y canciones y eran transmitidas por todas las radios y televisiones del país. Pero esta vez Chávez partió en silencio, sin fecha de regreso, legando en el vicepresidente y canciller, Nicolás Maduro, el gobierno de Venezuela en su ausencia.


A Chávez no se le ve en público desde el 15 de noviembre cuando presidió una reunión del Consejo de Ministros que fue parcialmente transmitida por la estatal Venezolana de Televisión. La última vez que asistió a un acto de masas fue el 8 de octubre, para celebrar su reelección a un cuarto mandato consecutivo. Durante los 14 años que lleva gobernando, las alocuciones de Chávez en televisión han sumado un tiempo equivalente a siete meses. Por eso los venezolanos se extrañan ahora de no verle a cada momento en pantalla: de que no haya participado en ninguno de los actos de campaña de los candidatos oficialistas a las elecciones regionales de 16 de diciembre próximo y de que no haya juramentado aún en acto público al nuevo ministro de Defensa, Diego Molero, y que en cambio haya anunciado su designación por teléfono.

La información oficial sobre la enfermedad de Chávez es escasa y cada día de ausencia alimenta aún más los rumores acerca del agravamiento de su salud. Se sabe que en el último año ha sido operado tres veces para extirparle dos tumores malignos y que ha sido sometido luego a tratamientos de radio y quimioterapia. También se conoce que desde el día 28 está recibiendo en Cuba una terapia alternativa de “oxigenación hiperbárica”, que le ayudaría a regenerar los tejidos y los vasos sanguíneos afectados por la radiación. Pero no se sabe con certeza qué zonas de su cuerpo están afectadas por el cáncer ni qué pronóstico de vida le han dado los médicos cubanos, brasileños y venezolanos que lo tratan en La Habana.

“El presidente está bien, está muy bien, está en las terapias y va a venir mucho mejor para seguir emprendiendo esta tarea (de gobernar)”, ha dicho el vicepresidente Maduro, nuevo hombre de fuerte de Venezuela ahora que Chávez le ha legado algunas de sus atribuciones para conducir el Gobierno y para representarlo en las más recientes cumbres internacionales de los países Iberoamericanos en Cádiz y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Lima.

Hasta su nombramiento como vicepresidente, en octubre pasado, Maduro estuvo con Chávez en los momentos más críticos de su enfermedad: él informó a los venezolanos de la primera cirugía del presidente y le acompañó, en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas de La Habana, en cada sesión de tratamiento. Ha sido leal con el comandante y con su revolución, carismático y afable, y si Chávez muere antes de la toma de posesión, prevista para el 10 de enero próximo, él quería a cargo de la presidencia. Pero si Chávez falleciera después de la jura y antes de que se cumpla la mitad de su mandato, que termina en 2019, ascendería al poder de forma interina el presidente del Parlamento, el exmilitar Diosdado Cabello, en tanto se convocaran nuevas elecciones.

Los venezolanos observan la evolución médica de Chávez entre el escepticismo, la desazón y la esperanza. “Ese no tiene nada”, insiste Margarita Navarro, enfermera jubilada que se identifica a sí misma como firme opositora. Entre tanto, los seguidores de Chávez hacen votos por la pronta recuperación de su comandante.

La veintena de partidos en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que enfrentaron a Chávez en las elecciones de octubre con Henrique Capriles como candidato único, critican el secretismo que rodea la enfermedad del presidente y exigen al Gobierno que informe con transparencia. “Esa opacidad ha sido útil para la maniobra política y la manipulación electoral de varios modos: desde la solidaridad afectiva, hasta el que la gente votó sin saber a ciencia cierta si el candidato a la reelección estará en condiciones de ejercer un mandato de otros seis años”, ha dicho Ramón Guillermo Aveledo, secretario general de la MUD, el día 28.

El ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas, le ha respondido que los venezolanos no necesitan mayores explicaciones sobre el padecimiento de presidente: “El pueblo lo entiende facilito porque tiene una identificación, una relación amorosa, de comprensión, con Chávez”.

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