Argentina: San Fernando vivió un largo día con destrozos y mucho miedo

Guillermina De Dómini, Clarín
Cerca de las diez de la mañana, el caos se adueñó de distintas calles en San Fernando. Todo comenzó en Acceso Tigre y Ruta 202, donde un grupo de unas 300 personas intentó entrar por la fuerza a un supermercado Carrefour, y entonces se desató la barbarie: llegó la Policía, hubo disparos de balas de goma, corridas, insultos, gritos, humo y mucha tensión y temor.


Para Omar González fue uno de los días más difíciles que le tocó vivir como encargado de seguridad del supermercado. El vio cómo los manifestantes intentaban entrar al local y se imaginó lo peor: “Sabían por dónde entrar, lo tenían estudiado”, afirmó a Clarín . Al igual que sus compañeros, González debió permanecer encerrado en el playón de estacionamiento hasta que la situación estuvo controlada.

“A las 10.30 quisieron entrar por las puertas de emergencia. Inmediatamente, colocamos pallets de madera, trabamos las puertas y llamamos a la Policía”, relató, y contó que uno de los momentos de mayor tensión fue cuando los saqueadores intentaron prender fuego un depósito. Las llamas apagadas de inmediato por los bomberos.

Cerca de las 13, transitar por la zona ya era imposible: los cascotazos –del tamaño de baldozas- volaban desde donde se encontraban los manifestantes, apostados debajo del puente de la ruta 202, hasta donde estaban los agentes de la policía quienes, protegidos con cascos y chalecos, habían formado una especie de escudo humano. Un camionero que circulaba por allí recibió una pedrada en el vidrio de su vehículo y terminó con la frente ensangrentada.

Mientras tanto, los vecinos de las casas vecinas al supermercado no se animaban a salir de sus casas y apenas se asomaban por las ventanas y rejas para averiguar qué estaba pasando, alarmados por el olor de las bombas de humo, el estruendo de los disparos y de las sirenas de los patrulleros.

Otro de los momentos de mayor tensión se vivió en la zona cuando los manifestantes se dispersaron y comenzaron a correr hacia la estación de servicio Esso, a pocos metros del Carrefour. Allí, los manifestantes rompieron vidrios y el lugar quedó devastado.

El panorama en la calle Avellaneda, en Virreyes, era igual de desalentador a eso de las tres de la tarde. Por allí también pasaron grupos de manifestantes e irrumpieron en supermercados chinos y locales. En “La Ochava de la Carne” el olor a alcohol por las botellas rotas era muy fuerte y en las heladeras apenas quedaba una tira de asado: “Nos robaron casi todo lo que teníamos para vender durante las Fiestas”, se lamentó Daniel Bilbao, el dueño del comercio, aún enojado y sin poder creer lo que le había sucedido. “Llevo diez años en este barrio y nunca había pasado una cosa así”, dijo, entre medio de envases destruidos, góndolas vacías y puertas de blindex destrozadas.

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