Un Roma diferente superó a Torino
Roma, Espn
En el último partido de la decimotercera jornada de la Serie A del fútbol italiano, en un match disputado en el estadio Olímpico de esta capital, Roma le ganó de local a Torino por 2 a 0 con goles de Pablo Osvaldo, de penal, y Miralem Pjanic.
Con este resultado, Roma se trepó al sexto escalón de la clasificación, que ocupa con 21 unidades, mientras que los granates se quedaron con 15 puntos y comparten con Milan el doceavo escalón de la clasificación.
La Loba no fue el equipo que se vio en este inicio de temporada y, en efecto, fue la segunda vez que los giallorossi no sufrieron gol en un partido jugado, pero esta fue la primera en la que no concedieron ocasiones y lograron dejar su portería inviolada sin méritos particulares del portero o de la suerte.
A pesar de ser más atento y, por ende, menos ofensivo (muy bien el trabajo de Bradley en posición de "cinco"), el conjunto local hizo el gasto y jugó un fútbol bonito. Tuvo que hacer las cuentas con un Toro muy bien parado en la cancha, que no concedió espacios y que supo dar pelea en el medio, así que la mayor parte de las ocasiones de gol de Roma llegaron con remates desde afuera.
Pero no faltaron también algunas claras chances de gol, como la que desperdició Osvaldo rematando muy mal desde buena posición, o la que no supo aprovechar Florenzi, tras un gran cuchillazo del que fue la figura de la cancha, Pjanic.
En el complemento la Loba aumentó la presión y Torino logró salir menos si bien, paradójicamente, fue en esta etapa en la que llegó la mejor chance de la visita, con un grande remate de Bianchi que salió apenas por arriba del travesaño. El mismo delantero fue el que obligó a Goicoechea a la que fue prácticamente su única tapada.
Pero como decíamos, el local levantó la presión y atacó con mayor insistencia, para encontrar con mérito la ventaja al minuto 71, con un penal de Osvaldo ejecutado con grandísima frialdad y categoría.
La ocasión que determinó el penalty creó mucha discusión, especialmente por el retraso con el que llegó la indicación del colaborador arás del arco, pero la falta pareció clara y hasta doble, porque primero Ogbonna, cayendo en el área, aplastó el pie de Marquinho y luego llegó D'Ambrosio, quien lo tocó claramente sobre la cadera haciéndole perder al brasilero definitivamente el equilibrio.
Encontrada la ventaja, Roma empezó a bajar demasiado su posición, error cometido a menudo en este campeonato, pero Zeman empezó a dar órdenes con el puño de hierro y así sus muchachos siguieron al ataque, rozando el segundo en más de una ocasión, para encontrarlo al 86º con algo de suerte, cuando Pjanic sacudió desde unos veinte y pico metros, el disparo se desvió en un rival y tomó una trayectoria inatajable, que no le dejó chances a Gillet.