Rajoy ofrece colaboración a Mas para darle “estabilidad” contra la crisis
Preocupación en el Gobierno y parte de CiU porque ERC frene los recortes
Carlos E. Cué / Fernando Garea
Madrid, El País
La tensión entre Mariano Rajoy y Artur Mas sigue siendo enorme. De hecho, dos días después de las elecciones, este martes aún no se había producido ni siquiera la típica llamada de cortesía. Rajoy no tiene intención de llamar. “Los puentes entre el PP y CiU en está campaña han quedado muy debilitados por no decir rotos”, resumió Josep Antoni Duran Lleida en los pasillos del Congreso.
Sin embargo, al Gobierno le preocupa mucho que Cataluña entre en fase de inestabilidad y sobre todo que un pacto con ERC impida a CiU llevar adelante los recortes que a Rajoy le exigen en Bruselas. El presidente, después de una campaña durísima, cambió este martes por completo el tono y lanzó una especie de mano tendida a Mas aunque siempre condicionada a una clara rectificación que CiU no está dispuesta a hacer. Rajoy no lo dijo claramente, pero el PP sí: esa rectificación implica aparcar el plan soberanista.
Flanqueado por el primer ministro turco, Recep Tayipp Erdogan, el presidente del Gobierno optó por el tono institucional: “El Gobierno español va a colaborar con el Gobierno que forme tras las elecciones en Cataluña como colabora con todos los gobiernos autonómicos, y como ya ha colaborado en los últimos dos años”, señaló Rajoy. “Nuestra disposición a colaborar es total y absoluta, porque la crisis afecta a todos, también a los españoles que viven en Cataluña”.
Ahí llegó la petición indirecta de rectificación y sobre todo el mensaje político de fondo: al margen de lo que pase ahora en lo político —es casi imposible ahora que el PP apoye a Mas, y Alicia Sánchez Camacho fue este martes durísima, dijo que votarán no en la investidura y exigió una rectificación completa, informa Angels Piñol— Rajoy quiso lanzar la idea, no solo a Mas sino también a Europa, de que cuando se trata de recortar, él siempre apoyará a la Generalitat. Incluso pidió pasar página de la campaña, en la que él llegó a decir que Mas no tenía “agallas” frente a la crisis. “Después de estos meses de campaña perdidos en la lucha contra la crisis, debemos centrarnos en la lucha contra el paro, ayudar a las empresas y reducir el déficit público. En esa materia el Gobierno de España siempre estará al lado de cualquier gobierno que quiera trabajar para luchar contra la crisis”, remató Rajoy.
“Es muy importante en este momento que todos aportemos seguridad y estabilidad. El Gobierno contribuirá en la medida de sus posibilidades y que se le permita aportar seguridad y estabilidad en Cataluña”, dijo. Esto es, Rajoy no va a dejar que por cuestiones políticas Mas llegue a tal inestabilidad que no pueda seguir recortando o no pueda aprobar el Presupuesto para 2013.
Esta preocupación del Gobierno por la inestabilidad en Cataluña tras un adelanto electoral que Rajoy ha calificado de “fiasco” para Mas, la comparte también una parte de CiU. La Generalitat ha protagonizado los recortes más duros de toda España durante dos años con el apoyo del PP. Y tanto Rajoy como Bruselas como los mercados le empujan para que siga haciendo más. Cataluña está rescatada por el Estado, tiene los mercados financieros cerrados y el mayor porcentaje de deuda sobre PIB de toda España. En esas condiciones, una parte de CiU, en especial Unió que es mayoría en el Grupo del Congreso, le tiene terror a un pacto con ERC, que sin duda exigirá parar los recortes y afectará a la deuda de Cataluña y la nota de las agencias de calificación.
Sin embargo, fuentes de la federación consultadas en el Congreso admiten que en este momento, con los puentes rotos con el PP —en público, porque en privado algunos dirigentes mantienen las relaciones personales con el Gobierno aunque estos días no hay conversaciones— y las promesas sobre la consulta soberanista realizadas en campaña a CiU no le queda más remedio que pactar con ERC. Otra posibilidad sería la del PSC, una solución buena para CiU, pero estas fuentes ven improbable que los socialistas quieran apoyar a Mas en sus recortes.
La investidura no es el problema, insisten, porque bastará con algunas abstenciones, pero inmediatamente después llegan los Presupuestos y ahí está el problema. “La consulta puede hacerse dentro de uno, dos, tres o cuatro años, pero pasado mañana hay que tomar decisiones" y "sin el día a día no hay nada de lo demás”, resumió Duran.
Este miércoles vuelve además a primer plano uno de los asuntos que más ha tensado la cuerda entre el PP y CiU. Duran pregunta en la sesión de control a Rajoy sobre el informe policial contra Mas del que nadie se hace responsable, pero CiU, en principio, no insitirá en el asunto. Del tono de ese cruce se podrá ver cuál es el ambiente entre ambos tras las elecciones. No parece fácil reconstruir la relación, pero muchos elementos les fuerzan a intentarlo.
Carlos E. Cué / Fernando Garea
Madrid, El País
La tensión entre Mariano Rajoy y Artur Mas sigue siendo enorme. De hecho, dos días después de las elecciones, este martes aún no se había producido ni siquiera la típica llamada de cortesía. Rajoy no tiene intención de llamar. “Los puentes entre el PP y CiU en está campaña han quedado muy debilitados por no decir rotos”, resumió Josep Antoni Duran Lleida en los pasillos del Congreso.
Sin embargo, al Gobierno le preocupa mucho que Cataluña entre en fase de inestabilidad y sobre todo que un pacto con ERC impida a CiU llevar adelante los recortes que a Rajoy le exigen en Bruselas. El presidente, después de una campaña durísima, cambió este martes por completo el tono y lanzó una especie de mano tendida a Mas aunque siempre condicionada a una clara rectificación que CiU no está dispuesta a hacer. Rajoy no lo dijo claramente, pero el PP sí: esa rectificación implica aparcar el plan soberanista.
Flanqueado por el primer ministro turco, Recep Tayipp Erdogan, el presidente del Gobierno optó por el tono institucional: “El Gobierno español va a colaborar con el Gobierno que forme tras las elecciones en Cataluña como colabora con todos los gobiernos autonómicos, y como ya ha colaborado en los últimos dos años”, señaló Rajoy. “Nuestra disposición a colaborar es total y absoluta, porque la crisis afecta a todos, también a los españoles que viven en Cataluña”.
Ahí llegó la petición indirecta de rectificación y sobre todo el mensaje político de fondo: al margen de lo que pase ahora en lo político —es casi imposible ahora que el PP apoye a Mas, y Alicia Sánchez Camacho fue este martes durísima, dijo que votarán no en la investidura y exigió una rectificación completa, informa Angels Piñol— Rajoy quiso lanzar la idea, no solo a Mas sino también a Europa, de que cuando se trata de recortar, él siempre apoyará a la Generalitat. Incluso pidió pasar página de la campaña, en la que él llegó a decir que Mas no tenía “agallas” frente a la crisis. “Después de estos meses de campaña perdidos en la lucha contra la crisis, debemos centrarnos en la lucha contra el paro, ayudar a las empresas y reducir el déficit público. En esa materia el Gobierno de España siempre estará al lado de cualquier gobierno que quiera trabajar para luchar contra la crisis”, remató Rajoy.
“Es muy importante en este momento que todos aportemos seguridad y estabilidad. El Gobierno contribuirá en la medida de sus posibilidades y que se le permita aportar seguridad y estabilidad en Cataluña”, dijo. Esto es, Rajoy no va a dejar que por cuestiones políticas Mas llegue a tal inestabilidad que no pueda seguir recortando o no pueda aprobar el Presupuesto para 2013.
Esta preocupación del Gobierno por la inestabilidad en Cataluña tras un adelanto electoral que Rajoy ha calificado de “fiasco” para Mas, la comparte también una parte de CiU. La Generalitat ha protagonizado los recortes más duros de toda España durante dos años con el apoyo del PP. Y tanto Rajoy como Bruselas como los mercados le empujan para que siga haciendo más. Cataluña está rescatada por el Estado, tiene los mercados financieros cerrados y el mayor porcentaje de deuda sobre PIB de toda España. En esas condiciones, una parte de CiU, en especial Unió que es mayoría en el Grupo del Congreso, le tiene terror a un pacto con ERC, que sin duda exigirá parar los recortes y afectará a la deuda de Cataluña y la nota de las agencias de calificación.
Sin embargo, fuentes de la federación consultadas en el Congreso admiten que en este momento, con los puentes rotos con el PP —en público, porque en privado algunos dirigentes mantienen las relaciones personales con el Gobierno aunque estos días no hay conversaciones— y las promesas sobre la consulta soberanista realizadas en campaña a CiU no le queda más remedio que pactar con ERC. Otra posibilidad sería la del PSC, una solución buena para CiU, pero estas fuentes ven improbable que los socialistas quieran apoyar a Mas en sus recortes.
La investidura no es el problema, insisten, porque bastará con algunas abstenciones, pero inmediatamente después llegan los Presupuestos y ahí está el problema. “La consulta puede hacerse dentro de uno, dos, tres o cuatro años, pero pasado mañana hay que tomar decisiones" y "sin el día a día no hay nada de lo demás”, resumió Duran.
Este miércoles vuelve además a primer plano uno de los asuntos que más ha tensado la cuerda entre el PP y CiU. Duran pregunta en la sesión de control a Rajoy sobre el informe policial contra Mas del que nadie se hace responsable, pero CiU, en principio, no insitirá en el asunto. Del tono de ese cruce se podrá ver cuál es el ambiente entre ambos tras las elecciones. No parece fácil reconstruir la relación, pero muchos elementos les fuerzan a intentarlo.