Ortega consolida su poder al arrasar en unos cuestionados comicios municipales

El oficialista FSLN obtiene 134 de las 153 alcaldías en disputa
Enfrentamientos entre opositores y simpatizantes del gobierno dejan al menos tres muertos

Carlos Salinas, El País
El Frente Sandinista de Liberación Nacional, el partido del mandatario nicaragüense Daniel Ortega, arrasó en los comicios municipales celebrados el domingo, al obtener 134 alcaldías de las 153 en disputa, incluida la capital, Managua. Se trata de una elección fuertemente cuestionada por la oposición y organismos de observación electoral, que consideran que el Consejo Supremo Electoral (CSE) no es un árbitro imparcial y que organizó los comicios para beneficiar al oficialismo. Con este resultado, el FSLN logra un control casi absoluto del poder en Nicaragua, consolidando el modelo autocrático que ha desarrollado el presidente Ortega en este país centroamericano desde que regresó al poder en 2007.


Tras conocerse los resultados, se registraron hechos violentos en varias partes del país entre simpatizantes de la oposición y el oficialismo, que han dejado al menos tres muertos y varios heridos. Una de las trifulcas más violentas se ha registrado en Ciudad Darío, en el centro del país, donde murió Vidal Obando Lira, simpatizante del opositor Partido Liberal Independiente. Obando falleció por una golpiza causada por simpatizantes del FSLN, según denuncias de la oposición. El otro fallecido fue identificado como José Ángel Cardoza. Varios oficiales han resultado heridos en los enfrentamientos que se repitieron en otras regiones del país. En el pequeño municipio de El Jícaro, en el oeste de Nicaragua, falleció un simpatizante del FSLN, Francisco Reyes Gutiérrez, de 24 años, mientras en La Paz Centro, también en el oeste del país, se produjo una verdadera batalla que dejó varios heridos y edificios dañados.

El descontento de los simpatizantes de la oposición se da por unos comicios municipales considerados “amarrados” desde un inicio a favor del FSLN. Las autoridades electorales han sido acusadas de responder directamente a las órdenes del presidente Daniel Ortega, que además controla la Corte Suprema de Justicia y el Parlamento de Nicaragua. De hecho, el dominio de la mayoría de las alcaldías refuerza el poder del mandatario, quien prácticamente no cuenta con una oposición organizada. Según el recuento del Tribunal Electoral, el PLI, principal partido opositor, apenas obtuvo 11 alcaldías, mientras que el partido del expresidente Arnoldo Alemán consiguió dos. Las restantes se reparten en pequeñas cantidades entre minúsculas organizaciones políticas que son consideradas “satélites” del FSLN.

Roberto Rivas, presidente del CSE, dijo que la del domingo fue una elección ejemplar, con alta participación de votantes. “Aunque no le guste a mucha gente, es la elección municipal en la que más gente ha participado desde 2002”, dijo Rivas, quien aseguró que la participación en los comicios fue de un 50% del electorado. Los organismos de observación electoral independientes han desmentido al magistrado electoral y han asegurado que el abstencionismo fue mayor al 50%. Informes presentados por Instituto para el Desarrollo y la Democracia y Ética y Transparencia muestran que sólo votaron un millón 870 mil electores, de los más de tres millones habilitados para hacerlo.

La oposición y los observadores denunciaron las irregularidades meses antes de los comicios. Dijeron que el CSE había favorecido al FSLN en la distribución de funcionarios encargados de las mesas electorales y los centros de conteos de votos, mientras impuso fuertes trabas a las representantes de la oposición para que pudieran observar el proceso electoral. Acusaron a los magistrados del Tribunal Electoral de imparcialidad y de responder directamente a las órdenes de Ortega, y semanas antes de la votación, los medios de comunicación informaron de la presencia de muertos en las listas de candidatos electores y de votantes, usurpación de identidades e inscripción como candidatos de personas que ni siquiera viven en Nicaragua y no sabían de su participación en el proceso. Las autoridades se lavaron las manos en relación a estas denuncias y dijeron que los comicios serían transparentes.

Tras conocerse los resultados de la elección, Ortega recibió felicitaciones y críticas de la comunidad internacional. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, aliado y benefactor de Ortega, dijo que el triunfo de los sandinistas era un reflejo del fortalecimiento de los “gobiernos populares” en América Latina. Mientras, Estados Unidos criticó duramente lo que consideró una elección plagada de “alarmantes irregularidades”. “Estados Unidos está preocupado porque las elecciones municipales en Nicaragua no lograron demostrar un grado de transparencia que aseguraría a los nicaragüenses y a la comunidad internacional que el proceso reflejó fielmente el deseo del pueblo nicaragüense”, dijo Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado.

Esta es la cuarta vez que se acusa al Tribunal Electoral de fuertes irregularidades en el proceso electoral. Hace cuatro años Nicaragua vivió una crisis similar cuando el FSLN obtuvo una cuestionada mayoría en los comicios municipales de ese año. El denominado “mega fraude” tensó las relaciones del Gobierno de Ortega con la comunidad internacionales. Estados Unidos y la Unión Europa decidieron retirar parte de la ayuda que entregaban directamente a la Administración sandinista, criticando el deterioro de la democracia en Nicaragua.

Los observadores internacionales y la oposición también criticaron la elección de noviembre de 2011, en la que resultó reelecto Ortega, quien participó en la contienda a pesar de que la Constitución prohíbe la reelección. En esa ocasión la UE catalogó los comicios como “opacos” y demando reformas profundas al sistema electoral para garantizar la transparencia de futuros comicios. Reformas que hasta la fecha no se han dado, lo que ha generado una nueva crisis política y ha desatado otra vez la violencia en Nicaragua, tras la elección del domingo. “Nicaragua es hoy oficialmente un régimen unipartidista”, dijo la analista y periodista Sofía Montenegro.

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