Nicaragua, Colombia y el fallo de la Corte de La Haya: ¿quién gana y quién pierde?

Redacción
BBC Mundo
El fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya de este lunes, que agrandó el espacio marítimo nicaragüense y ratificó la soberanía colombiana de las islas y cayos del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, ha generado múltiples reacciones en ambos países.
Si bien se reconoció la soberanía de Colombia en los cayos de Albuquerque, Este Sudeste, Roncador, Serrana, Quitasueño, Serranilla y Bajonuevo, el tribunal también anunció que ahora corresponden a Nicaragua extensas zonas de las aguas que rodean a los cayos de Quitasueño y Serrana (ver mapa*).
La noticia ha sido recibida con más satisfacción en Nicaragua que en Colombia, en donde muchos han expresado su preocupación y tristeza, incluyendo al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien se refirió al fallo en un comunicado publicado en la página web oficial del gobierno.
"La Corte, al trazar la línea de delimitación marítima, cometió errores graves que debo resaltar, y que nos afectan negativamente (...) Todo esto realmente son omisiones, errores, excesos, inconsistencias, que no podemos aceptar (...) No vamos a descartar ningún recurso o mecanismo que nos conceda el derecho internacional para defender nuestros derechos", dijo el presidente.

¿Hay ganadores y perdedores definitivos en toda esta disputa?

De un lado y del otro

Corte de La Haya
El fallo de la corte es inapelable y de obligatorio cumplimiento.
Para el abogado nicaragüense experto en derecho internacional, Mauricio Herdocia, ninguno pierde. Según él, Colombia y Nicaragua han obtenido parte importante de sus pretensiones, independientemente de que Nicaragua haya obtenido más territorio.
"Se trata de un fallo totalmente ajustado a los principios de equidad y proporcionalidad", asegura.
Herdocia afirmó a BBC Mundo que Nicaragua está muy satisfecha con lo que ha obtenido porque "la pretensión de Colombia era totalmente extrema: encerrar al país en el meridiano 82, privarla de su proyección natural de zona económica exclusiva y plataforma continental".
"Aquí de lo que se trataba era de que un estado no puede imponerle a otro un límite frente a su costa y dejarlo con un balneario. Nicaragua ahora recupera una inmensa proporción de un territorio que siempre fue suyo bajo el derecho internacional, la historia y la geografía", asegura.
Por su parte, el abogado y politólogo colombiano Walter Arévalo señaló a BBC Mundo que lo que se esperaba era más bien una decisión unitaria del archipiélago.
"Los colombianos decíamos 'el archipiélago es todo (islas, islotes, cayos)'. Sin embargo, según la decisión de la corte, el archipiélago está conformado por islas grandes. Otros cayos más pequeños, no, en los que el espacio colombiano solo se proyecta 12 millas alrededor. El resto del mar pertenecerá a quien tenga la plataforma continental, en este caso, Nicaragua", dice.

En contexto

La decisión pone fin a más de una década de controversia jurídica que diplomática y políticamente empezó en 1980, cuando Nicaragua desconoció el Tratado Esguerra-Bárcenas de 1928-1930, que estableció los límites marítimos entre ambas naciones.
El propio Juan Manuel Santos señaló en el comunicado de la presidencia que la decisión de La Haya "no es compatible con la concepción geográfica de lo que es un archipiélago".

Cayos colombianos en zona nicaragüense

Arévalo, quien también es profesor de Análisis Político Internacional de la Universidad del Rosario en Bogotá, llama la atención acerca de estos enclaves de territorios colombianos en aguas nicaragüenses, pues en su opinión será muy difícil controlar las relaciones bilaterales en esos espacios intramarinos.
Según Arévalo, en las demás proyecciones de fallo no había espacios intramarítimos en los que en un momento y en un espacio tan cercano se pase de aguas se pase de aguas de Nicaragua a espacios marítimos colombianos.
"Ahora se podría avizorar que los nicaragüenses querrán reclamar su soberanía de inmediato y no se le puede exigir a un país que de un día para otro retire todo. Los espacios entre las islas colombianas que son mar nicaragüense afectarán el tránsito marítimo y la vigilancia. Serán muy difíciles de manejar", asegura.
Para él, se trata de dos fronteras enfrentadas que ya no están divididas por una línea simple sino por una frontera compleja.
"No me parece que el fallo sea inequitativo o injusto, lo que me parece es que va a ser muy complicada su implementación, seguimiento y seguramente va a desencadenar encontrones bilaterales mientras se implementa. Hemos tenido encontrones de un lado y del otro. Si eso era así cuando la frontera era una línea recta, imagínate ahora", dijo a BBC Mundo.


¿El fin?

"Soy el primero en reconocer las repercusiones que tiene esta nueva delimitación marítima para el país y los colombianos y, en particular, para los sanandresanos y los pescadores de las islas. Como colombiano, estas repercusiones me duelen profundamente."
Juan Manuel Santos, presidente de Colombia
Pero aunque algunos anticipan disputas, otros ven esta decisión como el fin de los conflictos históricos entre ambos países.
En conversación con BBC Mundo, el excanciller nicaragüense, Norman Caldera aseguró que "con esta decisión, gana la paz de la región, los pescadores artesanales de la costa de Nicaragua, los pueblos indígenas de la costa caribe. Ya se van a terminar los conflictos", dijo.
Sin embargo, puede que para Colombia, el fin de las disputas no esté tan cerca. El presidente Santos visitará este lunes por la noche la isla de San Andrés, en la búsqueda de soluciones a los problemas que genera el nuevo mapa político para los habitantes de la zona.
"Los sanandresanos pueden tener la seguridad de que defenderemos, con absoluta firmeza, los derechos de los isleños y de todos nuestros compatriotas", dijo Santos en el comunicado citado anteriormente.
En todo caso, vale destacar que se trata de un fallo de carácter obligatorio.
"No hay apelación posible, no hay recurso posible", concluye Herdocia.
Mapa
(*) En este mapa extraído del fallo de la Corte de La Haya se observa cómo los cayos Quitasueño y Serrana quedaron aislados dentro de sus propios mares territoriales, rodeados por la zona económica exclusiva nicaragüense.

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