La minería en Bolivia es costosa, está en riesgo y el país es poco atractivo

La Paz, ANF
La renta minera de Bolivia es una de las más altas de América Latina, , oscila entre 55,83 y 67,19 por ciento, lo que espanta a los inversionistas, claro con la ayuda de la falta de seguridad jurídica, que se refleja en los avasallamientos, estatizaciones y anuncios de mayor encarecimiento con incremento de regalías y tributos.


Este panorama se torna más sombrío porque no se realiza exploración minera y la maduración de un proyecto toma su tiempo, pues, tarda entre 10 y 14 años. Tampoco es como sembrar papas, como lo había reconocido el gobierno en el caso del gas natural y los hidrocarburos en general.

El punto de vista está expuesto por los ex Ministros de Minería, Dionisio Garzón y René Espinoza, de los gobiernos de Carlos Mesa y Rodríguez Veltzé, en el libro “Los dilemas de la minería”, que junto a Henry Oporto y Pedro Portugal, enfocan el pasado, la actualidad y las perspectivas de Bolivia como país minero.

Si bien Garzón manifiesta su “leve esperanza” en la nueva ley minera, igual señala que si son ciertos los datos sueltos sobre la intención de subir la renta minera, esta actividad se tornará más restrictiva. Pues, en la actualidad el Estado se queda con dos de cada tres dólares, indica, por su lado, Oporto.

Si hay aumento a la regalía, entonces se seguirá espantando a los capitales, afirma Garzón al recomendar que los nuevos gravámenes se apliquen sobre utilidades.

Esta falta de incentivos a la actividad minera espanta a las inversiones privadas, que son las que se necesitan para desarrollar la minería boliviana, pues, el país está explotando yacimientos descubiertos en el siglo pasado.

“Como consecuencia de esta elevada tributación, en la actualidad, Bolivia es considerada como el país que tiene la mayor participación en impuestos y regalías en América Latina y, a la vez, es el que menos incentivos ofrece a las inversiones mineras”.

“La presión tributaria sobre la minería privada es asfixiante”, indica el libro detalla que la regalía minera es superior en 200 por ciento a la que pagan en Chile y el doble de Argentina.

La falta de seguridad jurídica pasa por los avasallamientos que ocurren continuamente, seguidos de estatizaciones. Ambas espantan inversiones privadas, indican los estudiosos. AL respecto Oporto afirma que los capitales privados son esenciales para desarrollar esta actividad, que ya está demorada por décadas, según dejó en claro Garzón.

COOPERATIVAS

La minería cooperativizada es de alto riesgo, pues, si suben los precios de los minerales, el sector crecerá sin parar, y si se desploman, aumentarán los conflictos sociales, señala Espinoza.

De todas maneras el poder que han alcanzado los cooperativistas mineros, convierte a este sector en un polvorín a punto de estallar, por lo que sabedores de esto, nunca salen trasquilados cuando van por lana. De todos los conflictos han salido airosos.

Si bien es generador de fuentes de empleo, al ser una actividad sin prever el futuro, es decir, sin buscar nuevos yacimientos ni inversión en prospección, entonces no reponen el mineral explotado y van agotando parajes.

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