Japón insta a China a adoptar un "enfoque positivo" sobre las Senkaku
Tokio, EP
El ministro de Exteriores de Japón, Koichiro Gemba, ha instado a las nuevas autoridades chinas a adoptar un "enfoque positivo" para solucionar el conflicto por la soberanía de las islas Senkaku/Diaoyu, reivindicada por Tokio, Pekín y Taipei.
"Aunque no podemos hacer ninguna concesión que comprometa nuestra soberanía, Japón, como miembro responsable de la comunidad internacional, está dispuesto a estabilizar las relaciones con China y esperamos que sus nuevos líderes adopten también un enfoque positivo", ha dicho en un artículo publicado en el diario 'International Herald Tribune'.
Gemba ha explicado que "para los países de la región la tendencia de las actividades marítimas de China es un motivo de preocupación". "Japón no es el único que cree que dicha política debe llevarse a cabo conforme al Derecho Internacional y en armonía con los países vecinos", ha argumentado.
El canciller ha fundado sus temores en el discurso del presidente chino, Hu Jintao, durante el 18º Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), celebrado la semana pasada, en el que subrayó "la determinación de China a defender sus derechos e intereses marítimos y a convertirse en una potencia marítima".
En concreto, el ministro de Exteriores ha indicado que los vínculos entre Japón y China "están en una encrucijada" por el conflicto sobre las islas Senkaku, por lo que ambos países "deben --más que nunca-- recordar los tremendos esfuerzos hechos por sus antiguos líderes para normalizar las relaciones bilaterales".
Así, ha querido aclarar una serie de cuestiones que, a su parecer, generan confusión en torno a la disputa territorial. En primer lugar ha aludido a la decisión de Japón de comprar tres de las cinco islas que forman el archipiélago a su propietario privado, el detonante de la actual escalada de tensión bilateral.
"El objetivo era minimizar cualquier consecuencia adversa sobre las relaciones bilaterales. No hay duda de que las Senkaku son parte inherente del territorio japonés, por lo que la medida supone simplemente una transferencia de la titularidad de las islas, que han vuelto desde su propietario privado al Gobierno", ha explicado.
En segundo lugar, ha negado que Japón esté intentando cambiar el orden internacional establecido tras la segunda Guerra Mundial. Así, ha indicado que al término del conflicto bélico Japón, junto a otros 48 países, firmó el Tratado de San Francisco, que atribuye la soberanía de las Senkaku a Japón, mientras que China, que considera dicho tratado "ilegal", emitió en 1992 una ley para cambiar unilateralmente el estatus del archipiélago. "¿Que país niega entonces el orden internacional?", ha planteado.
En tercer lugar, ha aclarado que Japón no ha trasladado el asunto a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) porque es el país asiático quien tiene el control sobre las Senkaku. "China es quien está intentando cambiar el 'statu quo', por lo que la iniciativa deber ser china", ha argumentado.
A este respecto, ha añadido que "mientras que Japón ha reconocido la jurisdicción de la CIJ, "China se ha limitado a defender sus reivindicaciones en distintos foros internacionales". "¿Por qué no han dado signos de reconocer la jurisdicción de la CIJ y de trasladar allí el asunto?", ha preguntado.
A pesar de ello, ha destacado que "Japón ha intentado manejar la situación con calma" y ha reiterado su intención de "seguir promoviendo una relación beneficiosa para ambas partes, basada en los intereses estratégicos comunes". "Consideramos que el desarrollo de China es una oportunidad para toda la comunidad internacional", ha dicho.
EL CONFLICTO
La tensión bilateral se disparó el pasado mes de septiembre, cuando el Gobierno de Japón anunció la compra de tres de las cinco islas que forman el archipiélago a su propietario privado por 2.000 millones de yenes (20 millones de euros), que saldrán de los fondos reservados.
El plan de compra se puso sobre la mesa el pasado mes de junio, cuando el jefe de Gabinete, Osamu Fujimura anunció la intención del Gobierno de sustituir el actual contrato de arrendamiento por uno que garantizara el control de las autoridades niponas sobre el archipiélago.
Sin embargo, la disputa territorial se remonta a 1895, cuando Japón se anexionó formalmente las islas para construir una planta procesadora de atún que dio empleo a 200 personas, aunque en 1940 el negocio se desplomó y las islas quedaron desiertas.
Entre 1945 y 1972, el archipiélago permaneció bajo dominación estadounidense, como parte de los acuerdos alcanzados entre Washington y Tokio tras la Segunda Guerra Mundial. Desde la salida estadounidense de las islas, China y Taiwán reclaman su soberanía.
China alega que descubrió el archipiélago en el siglo XIV y, a pesar de las tensas relaciones que mantiene con Taiwán, reconoce que algunas islas pertenecen al territorio como parte de la ciudad de Toucheng, ubicada en el condado de Yilan.
En cambio, Japón asegura que el archipiélago pertenece al completo a la ciudad de Ishigaki, ubicada en la prefectura de Okinawa, y, por tanto, rechaza las reivindicaciones chinas y cualquier acuerdo alcanzado entre Pekín y Taipei.
El ministro de Exteriores de Japón, Koichiro Gemba, ha instado a las nuevas autoridades chinas a adoptar un "enfoque positivo" para solucionar el conflicto por la soberanía de las islas Senkaku/Diaoyu, reivindicada por Tokio, Pekín y Taipei.
"Aunque no podemos hacer ninguna concesión que comprometa nuestra soberanía, Japón, como miembro responsable de la comunidad internacional, está dispuesto a estabilizar las relaciones con China y esperamos que sus nuevos líderes adopten también un enfoque positivo", ha dicho en un artículo publicado en el diario 'International Herald Tribune'.
Gemba ha explicado que "para los países de la región la tendencia de las actividades marítimas de China es un motivo de preocupación". "Japón no es el único que cree que dicha política debe llevarse a cabo conforme al Derecho Internacional y en armonía con los países vecinos", ha argumentado.
El canciller ha fundado sus temores en el discurso del presidente chino, Hu Jintao, durante el 18º Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), celebrado la semana pasada, en el que subrayó "la determinación de China a defender sus derechos e intereses marítimos y a convertirse en una potencia marítima".
En concreto, el ministro de Exteriores ha indicado que los vínculos entre Japón y China "están en una encrucijada" por el conflicto sobre las islas Senkaku, por lo que ambos países "deben --más que nunca-- recordar los tremendos esfuerzos hechos por sus antiguos líderes para normalizar las relaciones bilaterales".
Así, ha querido aclarar una serie de cuestiones que, a su parecer, generan confusión en torno a la disputa territorial. En primer lugar ha aludido a la decisión de Japón de comprar tres de las cinco islas que forman el archipiélago a su propietario privado, el detonante de la actual escalada de tensión bilateral.
"El objetivo era minimizar cualquier consecuencia adversa sobre las relaciones bilaterales. No hay duda de que las Senkaku son parte inherente del territorio japonés, por lo que la medida supone simplemente una transferencia de la titularidad de las islas, que han vuelto desde su propietario privado al Gobierno", ha explicado.
En segundo lugar, ha negado que Japón esté intentando cambiar el orden internacional establecido tras la segunda Guerra Mundial. Así, ha indicado que al término del conflicto bélico Japón, junto a otros 48 países, firmó el Tratado de San Francisco, que atribuye la soberanía de las Senkaku a Japón, mientras que China, que considera dicho tratado "ilegal", emitió en 1992 una ley para cambiar unilateralmente el estatus del archipiélago. "¿Que país niega entonces el orden internacional?", ha planteado.
En tercer lugar, ha aclarado que Japón no ha trasladado el asunto a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) porque es el país asiático quien tiene el control sobre las Senkaku. "China es quien está intentando cambiar el 'statu quo', por lo que la iniciativa deber ser china", ha argumentado.
A este respecto, ha añadido que "mientras que Japón ha reconocido la jurisdicción de la CIJ, "China se ha limitado a defender sus reivindicaciones en distintos foros internacionales". "¿Por qué no han dado signos de reconocer la jurisdicción de la CIJ y de trasladar allí el asunto?", ha preguntado.
A pesar de ello, ha destacado que "Japón ha intentado manejar la situación con calma" y ha reiterado su intención de "seguir promoviendo una relación beneficiosa para ambas partes, basada en los intereses estratégicos comunes". "Consideramos que el desarrollo de China es una oportunidad para toda la comunidad internacional", ha dicho.
EL CONFLICTO
La tensión bilateral se disparó el pasado mes de septiembre, cuando el Gobierno de Japón anunció la compra de tres de las cinco islas que forman el archipiélago a su propietario privado por 2.000 millones de yenes (20 millones de euros), que saldrán de los fondos reservados.
El plan de compra se puso sobre la mesa el pasado mes de junio, cuando el jefe de Gabinete, Osamu Fujimura anunció la intención del Gobierno de sustituir el actual contrato de arrendamiento por uno que garantizara el control de las autoridades niponas sobre el archipiélago.
Sin embargo, la disputa territorial se remonta a 1895, cuando Japón se anexionó formalmente las islas para construir una planta procesadora de atún que dio empleo a 200 personas, aunque en 1940 el negocio se desplomó y las islas quedaron desiertas.
Entre 1945 y 1972, el archipiélago permaneció bajo dominación estadounidense, como parte de los acuerdos alcanzados entre Washington y Tokio tras la Segunda Guerra Mundial. Desde la salida estadounidense de las islas, China y Taiwán reclaman su soberanía.
China alega que descubrió el archipiélago en el siglo XIV y, a pesar de las tensas relaciones que mantiene con Taiwán, reconoce que algunas islas pertenecen al territorio como parte de la ciudad de Toucheng, ubicada en el condado de Yilan.
En cambio, Japón asegura que el archipiélago pertenece al completo a la ciudad de Ishigaki, ubicada en la prefectura de Okinawa, y, por tanto, rechaza las reivindicaciones chinas y cualquier acuerdo alcanzado entre Pekín y Taipei.