FARC declara cese del fuego en inicio diálogo paz con Colombia

La Habana, Reuters
La guerrilla colombiana de las FARC anunció su primer cese al fuego en 10 años, en una sorpresiva decisión con la que pretende facilitar las negociaciones de paz con el Gobierno de Bogotá, que ratificó su posición de no dar tregua durante el diálogo que comenzó el lunes en Cuba.


El Gobierno del presidente Juan Manuel Santos fue firme en que continuará con las operaciones militares contra los rebeldes hasta que sea firmado un acuerdo final y en su compromiso de intensificar la ofensiva, al mismo tiempo que puso en duda la tregua unilateral de la guerrilla.

El cese al fuego de dos meses, anunciado por el jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, contempla la paralización de las actividades militares y los actos de sabotaje contra la infraestructura pública y privada desde la medianoche del lunes hasta el 20 de enero del 2013.

"Esta decisión política de las FARC-EP es una contribución decidida a fortalecer el clima de entendimiento necesario para que las partes que inician el diálogo alcancen el propósito deseado de todos los colombianos", dijo un comunicado leído por Márquez a periodistas en La Habana.

La confrontación ha cobrado miles de vidas y ha provocado el desplazamiento de millones de personas a lo largo de casi cinco décadas, por lo que lograr la paz podría dar un impulso adicional al país, una de las economías de mayor brillo en América Latina.

El ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, dijo en Bogotá que la obligación constitucional de las Fuerzas Militares es la de mantener la ofensiva contra el grupo rebelde.

"La Fuerza Pública tiene el deber constitucional de perseguir a todos aquellos criminales que hayan violado la Constitución, violado la ley y hayan atentado contra la vida y la honra de los ciudadanos de Colombia", declaró a periodistas.

"Ojalá cumplan con esto que han prometido, pero la realidad es que la historia muestra que esa organización terrorista nunca ha cumplido nada, luego es muy difícil creer que son capaces de dejar de seguir matando niños, de dejar de seguir haciendo atentados contra la población civil", agregó.

Antes del anuncio de la guerrilla, el ex vicepresidente Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, pidió discreción y seriedad a las FARC.

"Este es un proceso que tiene que ser serio, digno para las partes, pero eficaz, realista. Es fundamental la discreción", afirmó de la Calle en una declaración grabada que fue entregada a la prensa en Cuba.

REACCIONES POSITIVAS

El sorpresivo anuncio del cese unilateral del fuego previo al arranque del diálogo de paz generó de inmediato las primeras reacciones en Bogotá.

"Con la claridad de que si se trata como se ha anunciado de un cese unilateral de hostilidades, (...) lo recibo como un hecho de paz, como una señal positiva en el propósito de ponerle fin a este conflicto absurdo", dijo el senador oficialista Roy Barrera, presidente del Congreso.

José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos, sostuvo que "hay que tomarlo con mucha precaución, no vaya a ser que esta sea una señal de las FARC para mostrar buena voluntad y luego pegar zarpazo en temas que son sustantivos".

Lafaurie pidió a las Fuerzas Militares mantener sus operativos ofensivos contra la insurgencia.

El anuncio del cese al fuego de la guerrilla fue recibido con beneplácito por los habitantes de zonas afectadas a diario por la intensidad de la confrontación.

"Celebramos que las FARC haya dado esta tregua de dos meses. Ojalá éste no sea por sólo dos meses, ojalá sea algo definitivo", dijo a la televisión colombiana Orlando Ramos, una habitante del municipio de Miranda, en el departamento del Cauca, una zona montañosa del suroeste del país donde frecuentemente ocurren ataques y hostigamientos de la guerrilla.

Los negociadores del Gobierno y las FARC se reúnen en el principal centro de convenciones de la Habana, en un barrio occidental de la capital cubana rodeado de casas que pertenecieron a los miembros de la elite del país y ahora ocupan los diplomáticos extranjeros en la isla.

Santos quiere un acuerdo de paz dentro de nueve meses y rechazó semanas atrás la posibilidad de que las Fuerzas Armadas suspendan sus operaciones contra la guerrilla.

Ambas partes discutirán una serie de temas complejos que incluyen el desarrollo agrario integral, las garantías para el ejercicio de la política, el fin del conflicto, la lucha contra el narcotráfico y la compensación a las víctimas.

DIALOGO DIEZ AÑOS DESPUES

El conflicto, que tuvo que ser aplazado cuatro días por razones "técnicas", de acuerdo con las partes, se remonta a 1964, cuando las FARC se transformaron desde un pequeño grupo armado de campesinos con ideología comunista que buscaba una mejor vida para los pobres, a un ejército irregular acusado de tener vínculos con el narcotráfico.

El grupo ha sido debilitado por una ofensiva militar apoyada por Estados Unidos que comenzó en el 2002, cuando fracasó el último proceso de paz, pero aún tiene fuerza para lanzar ataques en sectores de la minería y el petróleo del país sudamericano.

Estados Unidos y la Unión Europea consideran a las FARC como una organización terrorista, sosteniendo que mantiene vínculos con el narcotráfico, los secuestros y la extorsión.

Pero sus líderes niegan la participación de las FARC en el narcotráfico y a principios de este año anunciaron el abandono del secuestro como medio de financiación.

Márquez, miembro del secretariado de las FARC, encabeza la delegación de unas 30 personas en las negociaciones, que se iniciaron el mes pasado en Noruega.

Este último país es garante de las negociaciones junto a Cuba, mientras que Venezuela y Chile jugaran el rol de países acompañantes.

Las autoridades colombianas quieren que las conversaciones se mantengan en el más estricto secreto posible, probablemente la razón por la que escogieron como sede a Cuba, donde las coberturas son controladas en una sede no revelada.

La Habana fue escenario en el pasado de varios intentos de diálogos de paz entre Bogotá y las guerrillas izquierdistas de Colombia, entre ellas el Ejercito de Liberación Nacional (ELN).

La última negociación de paz con las FARC tuvo lugar entre 1999 y el 2002, en el Gobierno del ex presidente conservador Andrés Pastrana y fracasó debido a que la guerrilla intensificó sus ataques y secuestros.

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