El soldado Manning, sobre su detención: “Pensé que iba a morir”

El acusado de filtrar los documentos de Wikileaks testifica por primera vez

David Alandete
Washington, El País
“Pensé que iba a morir en prisión”. El soldado Bradley Manning, acusado de sustraer 700.000 documentos secretos de las redes clasificadas del Pentágono, tomó el estrado este jueves por primera vez desde que fuera detenido 918 días atrás, para denunciar con su propia voz un trato que su defensa ha calificado de humillante e inhumano, cuando se hallaba en detención previa a juicio en la base militar de Quantico, en Virginia. “No quería morir, pero quería salir de aquella jaula. Sólo recuerdo estar atrapado en aquella jaula, todo el tiempo”, añadió.


Manning habló por primera vez, no para explicar los motivos por los que sustrajo los cables secretos de las redes militares norteamericanas -algo de lo que se ha inculpado- sino para relatar el duro aislamiento general, y en especial los tres días que pasó en régimen de prevención de suicidio, en el que sus captores le colocaron, según la defensa, más como una medida de seguridad o una represalia que por un trato médico digno. Manning y su defensa consideran que se le castigó y se le trató como culpable, cuando aun esperaba que se presentaran cargos contra él y se celebrara un juicio militar.

Fueron 265 largos días los que Manning pasó aislado en la base de Quantico. Cuando fue detenido, en Irak, pensó que le llevarían en secreto a una cárcel secreta en Djibouti, en el Cuerno de África, o a la base naval de Guantánamo, en Cuba, junto con los detenidos en la guerra contra el terrorismo. Dijo sentir alivio cuando supo que regresaba a EE UU. Pero pronto, ese alivio se convirtió en desesperación. “Recuerdo que pensé que iba a morir, que estaba encerrado en aquella jaula y no sabía lo que iba a suceder”, añadió Manning. El 20 de abril de 2011 fue trasladado a otra base en Kansas.

El psiquiatra que trató a Manning entonces, el capitán de la Armada William Hocter, dijo que no había motivos para colocar al soldado en un duro régimen de prevención de suicidios en enero de 2011. Aunque Hocter así se lo notificó a sus superiores, estos ignoraron sus recomendaciones. Durante tres días de enero de 2011, Manning tuvo que dormir desprovisto de su ropa y sin sus gafas, y pasó las 24 horas del día encerrado en una pequeña celda de unos cinco metros cuadrados.

“Con paciencia, vimos a lo largo de los meses que no presentaba una conducta suicida”, afirmó Hocter. Este psiquiatra ha trabajado en numerosos centros de detención, y dijo que lo que le sucedió con Manning, que los gerentes de un centro de detención ignoraran sus recomendaciones, ni siquiera lo vio en la propia base naval de Guantánamo.

Previamente, la juez militar Denise Lind había dicho que se reserva la posibilidad de aceptar los términos según los cuales el soldado podría declararse culpable de siete cargos por sustraer y filtrar información. Se espera una decisión final al respecto en diciembre. Esos siete cargos supondrían una pena total de cárcel de 16 años. La fiscalía del Pentágono ha pedido la perpetua por varios delitos, incluido el de alta traición o asistencia al enemigo. Aunque Manning se declare culpable de los cargos que ha admitido a través de su abogado, la fiscalía aun podría buscar juzgarle por los demás.

En concreto, Manning se declararía culpable de haber filtrado a través de Internet un vídeo de combate, memorandos clasificados y más de 40 registros de las guerras de Irak y Afganistán. Además, admitiría culpa en el almacenamiento ilícito de información secreta del Ejército. Rechazaría los cargos de asistir al enemigo, de robo de una lista global de direcciones de Internet del Pentágono y otros delitos informáticos.

La acusación dijo, además, que parte del material que se encontró en la residencia de Abottabad, Pakistán, en la que se aniquiló a Osama Bin Laden en 2011, ha sido desclasificada, y que se empleará como prueba en el consejo de guerra, que se abrirá formalmente el 4 de febrero. Una de las estrategias de la fiscalía del Pentágono es demostrar que varios cables sustraídos por Manning acabaron en manos de los líderes de Al Qaeda y se emplearon para planificar y perpetrar ataques contra las tropas destinadas tanto a Irak como Afganistán.

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