El Partido Republicano conoció antes de las elecciones el 'caso Petraeus'
Es dudoso el impacto que hubiera tenido para el resultado electoral la revelación de la investigación antes del 6 de noviembre
Antonio Caño
Washington, El País
El reguero de dudas y sospechas que va dejando el caso Petraeus aumenta a diario. La última ha sido la confirmación de que el grupo republicano en el Congreso conoció, al más alto nivel, la investigación que llevaba a cabo el FBI sobre el director de la CIA el pasado 27 de octubre, es decir antes de la fecha de las elecciones presidenciales. Esto aumenta de forma significativa la posibilidad de que el Capitolio acabe implicándose en el esclarecimiento del escándalo, lo que elevaría también sus repercusiones políticas.
El director de comunicación del líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Eric Cantor, dijo ayer a la agencia Associated Press que su jefe conoció ese sábado 27 la existencia de una investigación sobre la relación extramatrimonial de David Petraeus por medio de una fuente del FBI que no conocía y que no ha sido revelada.
El enlace para esa conversación, según esa misma fuente, fue el miembro republicano de la Cámara Dave Reichter, quien conocía a alguien en el FBI que le había filtrado lo que hasta entonces era un secreto. Después de reunirse con sus colaboradores, Cantor decidió ponerse personalmente en contacto con los responsables del FBI, lo que no hizo hasta el miércoles 31, debido, según esta versión, a que las oficinas públicas estaban cerradas por el huracán Sandy.
La oficina de Cantor no ha dicho con quién habló en el FBI, pero sí que recibió garantías de que se estaba actuando en beneficio de la seguridad nacional, aunque no se le confirmó oficialmente la investigación sobre Petraeus. En esas circunstancias, el número dos del Partido Republicano en la Cámara, tras su presidente, John Boehner, decidió no compartir esa información con nadie. “En ese momento era solo una acusación personal sin fundamento oficial”, dijo su director de comunicaciones, Rory Cooper, a Associated Press.
El calendario de los hechos es muy importante en este asunto porque en esos días se estaba en la recta final de una campaña presidencial muy igualada en la que cualquier pequeña sorpresa podría haber influido en algún sentido. Es dudoso el impacto que hubiera podido tener la revelación de los problemas de Petraeus, quien, aunque ocupaba un puesto muy relevante en la Administración de Barack Obama, estaba ideológicamente más cercano al Partido Republicano, por el que sonó varias veces como posible candidato presidencial.
Resulta, en todo caso, extraño que un funcionario del FBI decidiera ponerse en contacto con los republicanos en lugar de la Casa Blanca o el partido del Gobierno
La Casa Blanca ha dicho hasta ahora que las primeras noticias sobre la situación de Petraeus fueron recibidas el miércoles pasado, cuando el general llamó al consejero de Seguridad Nacional, Thomas Donilon, para pedirle una cita con el presidente. Obama lo recibió al día siguiente y le comunicó su aceptación de la dimisión un día más tarde. Obama tiene prevista mañana una conferencia de prensa en la que, probablemente, tendrá que confirmar esos detalles.
Resulta, en todo caso, extraño que un funcionario del FBI decidiera ponerse en contacto con los republicanos en lugar de la Casa Blanca o el partido del Gobierno. Según The New York Times, lo hizo porque se sentía frustrado por los obstáculos encontrados en la investigación, que había comenzado el verano por la denuncia de un mensaje amenazante escrito desde el correo de la amante de Petraeus contra otra mujer, Jill Kelley, que también podría haber sido su amante. Pero tampoco se puede descartar que el agente del FBI quisiese poner en manos del Partido Republicano lo que podía ser una bomba a poco más de una semana de las elecciones.
Esta sucesión de hipótesis sospechosas parece invitar a que el Congreso, en algún momento, tome cartas en el asunto. Petraeus tiene actualmente dos frentes abiertos en el Capitolio. Uno es este, el esclarecimiento de por qué el FBI no reportó la investigación en marcha, así como el daño hecho a la seguridad nacional. El otro, que le atañe más directamente, es el de las crecientes presiones para que comparezca a informar sobre el ataque del 11 de septiembre pasado contra el consulado norteamericano en Bengasi. Probablemente, esto último se decidirá después de escuchar el miércoles al actual director en funciones de la CIA, Michael Morell.
Antonio Caño
Washington, El País
El reguero de dudas y sospechas que va dejando el caso Petraeus aumenta a diario. La última ha sido la confirmación de que el grupo republicano en el Congreso conoció, al más alto nivel, la investigación que llevaba a cabo el FBI sobre el director de la CIA el pasado 27 de octubre, es decir antes de la fecha de las elecciones presidenciales. Esto aumenta de forma significativa la posibilidad de que el Capitolio acabe implicándose en el esclarecimiento del escándalo, lo que elevaría también sus repercusiones políticas.
El director de comunicación del líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Eric Cantor, dijo ayer a la agencia Associated Press que su jefe conoció ese sábado 27 la existencia de una investigación sobre la relación extramatrimonial de David Petraeus por medio de una fuente del FBI que no conocía y que no ha sido revelada.
El enlace para esa conversación, según esa misma fuente, fue el miembro republicano de la Cámara Dave Reichter, quien conocía a alguien en el FBI que le había filtrado lo que hasta entonces era un secreto. Después de reunirse con sus colaboradores, Cantor decidió ponerse personalmente en contacto con los responsables del FBI, lo que no hizo hasta el miércoles 31, debido, según esta versión, a que las oficinas públicas estaban cerradas por el huracán Sandy.
La oficina de Cantor no ha dicho con quién habló en el FBI, pero sí que recibió garantías de que se estaba actuando en beneficio de la seguridad nacional, aunque no se le confirmó oficialmente la investigación sobre Petraeus. En esas circunstancias, el número dos del Partido Republicano en la Cámara, tras su presidente, John Boehner, decidió no compartir esa información con nadie. “En ese momento era solo una acusación personal sin fundamento oficial”, dijo su director de comunicaciones, Rory Cooper, a Associated Press.
El calendario de los hechos es muy importante en este asunto porque en esos días se estaba en la recta final de una campaña presidencial muy igualada en la que cualquier pequeña sorpresa podría haber influido en algún sentido. Es dudoso el impacto que hubiera podido tener la revelación de los problemas de Petraeus, quien, aunque ocupaba un puesto muy relevante en la Administración de Barack Obama, estaba ideológicamente más cercano al Partido Republicano, por el que sonó varias veces como posible candidato presidencial.
Resulta, en todo caso, extraño que un funcionario del FBI decidiera ponerse en contacto con los republicanos en lugar de la Casa Blanca o el partido del Gobierno
La Casa Blanca ha dicho hasta ahora que las primeras noticias sobre la situación de Petraeus fueron recibidas el miércoles pasado, cuando el general llamó al consejero de Seguridad Nacional, Thomas Donilon, para pedirle una cita con el presidente. Obama lo recibió al día siguiente y le comunicó su aceptación de la dimisión un día más tarde. Obama tiene prevista mañana una conferencia de prensa en la que, probablemente, tendrá que confirmar esos detalles.
Resulta, en todo caso, extraño que un funcionario del FBI decidiera ponerse en contacto con los republicanos en lugar de la Casa Blanca o el partido del Gobierno. Según The New York Times, lo hizo porque se sentía frustrado por los obstáculos encontrados en la investigación, que había comenzado el verano por la denuncia de un mensaje amenazante escrito desde el correo de la amante de Petraeus contra otra mujer, Jill Kelley, que también podría haber sido su amante. Pero tampoco se puede descartar que el agente del FBI quisiese poner en manos del Partido Republicano lo que podía ser una bomba a poco más de una semana de las elecciones.
Esta sucesión de hipótesis sospechosas parece invitar a que el Congreso, en algún momento, tome cartas en el asunto. Petraeus tiene actualmente dos frentes abiertos en el Capitolio. Uno es este, el esclarecimiento de por qué el FBI no reportó la investigación en marcha, así como el daño hecho a la seguridad nacional. El otro, que le atañe más directamente, es el de las crecientes presiones para que comparezca a informar sobre el ataque del 11 de septiembre pasado contra el consulado norteamericano en Bengasi. Probablemente, esto último se decidirá después de escuchar el miércoles al actual director en funciones de la CIA, Michael Morell.