El empresario Flores responsabiliza de la seguridad al Ayuntamiento de Madrid

Flores declara que unos 3.000 o 4.000 jóvenes se colaron y provocaron la estampida mortal
Queda en en libertad con cargos y deberá presentarse en el juzgado dos veces al mes

José Antonio Hernández
Madrid, El País
El empresario Miguel Ángel Flores, dueño de la empresa que organizó en el Madrid Arena la fiesta de Halloween en la que murieron aplastadas cuatro jóvenes y otra resultó herida muy grave, culpa de la tragedia a la Policía Local y al Ayuntamiento de Madrid. En concreto, a la sociedad pública municipal Espacios y Congresos, que según él era la encargada de la seguridad “interior y exterior” del recinto. “Mi empresa no tenía nada de competencia en cuestión del plan de seguridad, ni tiene alternativa para contratar otra empresa de seguridad distinta de la de Seguriber”, afirmó. A Seguriber pertenecen los vigilantes habituales de ese pabellón municipal.


Flores, imputado en cuatro delitos de homicidio por imprudencia, opinó que la causa de la estampida que se produjo pasadas las tres de la madrugada del 1 de noviembre en el Madrid Arena fue un “botellón descontrolado” celebrado en un parking adyacente al pabellón. Según él, ese botellón debió ser vigilado por la Policía Local.

En su declaración de ayer ante el juez instructor Eduardo López Palop, Flores subrayó que, pasadas las tres de la madrugada, los alrededor de 4.000 jóvenes que participaron durante tres horas en el botellón irrumpieron a las bravas en el recinto, lo que precipitó la estampida humana dentro de la pista central hacia uno de los túneles de salida. Allí se formó un tapón descomunal, que segó la vida por aplastamiento de las cuatro jóvenes al caer estas al suelo. El empresario, de 43 años, admitió que la noche de la tragedia pudieron acceder al recinto, con un aforo máximo de 19.500 personas, entre 13.000 y 14.000 clientes. Aseguró que se vendieron 9.650 entradas, cifra a la que habría que añadir los “entre 3.000 y 4.000 jóvenes” que hicieron botellón en el exterior del recinto. Según Flores, hace dos años hubo un problema en el mismo túnel de la tragedia de Halloween: una puerta “no funcionó bien” y propició otra avalancha durante un concierto. Hecho que puso en conocimiento del Consistorio.

El promotor de la fiesta agregó que los jóvenes procedentes del botellón accedieron a la fiesta “superborrachos” y que probablemente por ese motivo la recaudación fue inferior a la habitual. En las barras, el consumo cosechó unos 40.000 euros, cuando en un espectáculo de este tipo suele hacerse una caja de en torno a 100.000 euros, más del doble. A preguntas de las partes, justificó que hubiera circulación libre entre los distintos niveles del pabellón porque las entradas eran únicas y con un mismo precio.

Casi cuatro horas duró su declaración ante el juez. Sólo contestó a las preguntas del fiscal y de los abogados de las familias de las víctimas, pero se negó a responder a los letrados del Ayuntamiento de Madrid y a los de las empresas de seguridad que intervinieron en el evento, Seguriber y Komtrol 34.

En el sumario del caso Madrid Arena consta, además, la declaración prestada por Flores ante la policía horas después de la tragedia, el pasado 1 de noviembre. Describió entonces que, cuando los servicios médicos le explicaron que se habían producido muertes, se derrumbó. “Me derrumbé y tuve que meterme en una sala aparte para poder llorar; no podía seguir en pie”. Además, precisó que trabaja con la sociedad municipal Espacios y Congresos, dueña del Madrid Arena, desde 2004, y que desde entonces solía celebrar unos cinco eventos cada año.

Flores tendrá que presentarse en el juzgado los días 8 y 24 de cada mes.

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