Milan se salvó y empató en Palermo


Roma, Espn
En el primer partido de la décima fecha de la Serie A, el segundo turno intrasemanal de este campeonato, Palermo y Milan empataron en el estadio Barbera de la ciudad siciliana por 2 a 2, con goles de Fabrizio Miccoli (de penal), Franco Brienza, Riccardo Montolivo y Stephan El Shaarawy.


De esta manera, los milaneses ahora suman 11 unidades y, en la espera de todos los otros partidos, se ubican novenos junto a Cagliari y Catania, mientras que los rosanegros ahora tienen 8 puntos y comparten momentáneamente con Pescara el decimosexto escalón.

Fue un partido algo raro y sin dudas muy complicado para el Diávolo. Al inicio, el match estuvo muy equilibrado: los dos equipos se dedicaron sobre todo a estudiarse, sin arriesgar nada y sin cambiar velocidad, si bien el ritmo no estuvo lento. En eso, la suerte y el referí pusieron lo suyo: Rizzoli trabó un poco a la visita amonestándolo a Bonera al primer minuto, mientras que Gasperini lo perdió por lesión a Donati al sexto, perdiendo así un cambio.

Paulatinamente el match se abrió, especialmente por mérito del local, que reaccionó muy bien a un grande susto sufrido cuando Pato falló una buena ocasión de gol y salió a jugar más ofensivo, trepándose un poco sobre el césped y poniendo mayor presión a la defensa adversaria.

La clave estuvo en particular en el movimiento entre líneas de Brienza e Ilicic, que se completaban con los cortes profundos de Miccoli. De esa manera Palermo obligó a los volantes rossoneri a aplastarse mucho y creó algo de confusión también en la retaguardia rival.

El partido, de todas maneras, se iba hacia un inevitable 0 a 0 al entretiempo, pero justo al último minuto Abate interceptó con la mano en el área un centro de un rival, sin intención pero de manera clara, y el referí cobró la máxima pena. Miccoli, grande especialista, se ocupó de convertir el penalty en el 1 a 0.

Allegri cambió a su equipo en los vestuarios, poniendo un delantero por un volante (Emanuelson por Flaminí) y Milan bajó con un 3-4-3. Sin embargo, no se vio ninguna diferencia positiva, especialmente de actitud, y al revés el cuadro sufrió el cambio en defensa, concediendo ya al 47º el 2 a 0: en la ocasión, Brienza gozó de muchísima libertad afuera del área, algo por izquierda, puesto que no había ningún volante para marcarlo y que ninguno de los defensores lograba entender quien debía salir.

Así, el rosanegro tuvo todo el tiempo para acercarse al área, acomodarse sobre la zurda el balón, tomar bien la puntería y sacudir un buen remate cruzado que sorprendió a un Amelia que no estuvo impecable, para meterla cerca del palo más lejano.

Los rossoneri parecían fundidos y en efecto el local puso un par de ataques peligrosos, amenazando el tercero. Sin embargo, Allegri se apuró a poner dos cambios entre el octavo y el noveno minuto: Bojan por Pato y Pazzini por Yepes, pasando así al 4-2-3-1.

Las movidas tuvieron dos efectos benéficos: primero, el equipo encontró mayores fuerzas físicas y pudo acelerar un poco, aprovechando también de la evidente y paulatina merma sobre ese plano de Palermo. Segundo, el nuevo esquema se demostró enormemente más eficaz que el anterior, tanto defensivamente cuanto en ataque, porque los tres jugadores entre líneas fueron un problema serio para la defensa rosanegro.

Gasperini buscó soluciones, pasando de inmediato a la defensa a cuatro con el ingreso de Giorgi por Brienza y luego poniéndolo a Cetto por García, eso más para poder seguir jugando con 11 puesto que el argentino debía ser expulsado un par de minutos antes de que su técnico lo sacara.

Sin embargo, las maniobras del entrenador local no funcionaron, porque Milan se adueñó del partido, encerró a los sicilianos en su mitad de la cancha y logró remontar el marcador, primero con un gol de Montolivo tras una buena jugada coral, bien finalizada por un pase de la figura del match, Bojan.

Luego, tras un pésimo despeje corto de Ujkani, otra vez salió el "Faraón" El Shaarawy para salvar al Diávolo: el joven delantero recogió el balón cerca del vértice izquierdo del área chica, pero unos pasos afuera, y de primera intención calzó el esférico de manera perfecta, clavándolo a lado del primer palo.

Milan siguió atacando y podía hasta ganarlo, resultado que quizás hubiese merecido, pero en esa etapa volvió a salir con todo Rizzoli, quien empezó a cobrar cualquier cosa, equivocando muchísimo, especialmente en contra de los rossoneri, que así no lograron completar la remontada y tuvieron que conformarse con un empate, que en fin de cuentas, por como jugaron en el primer tiempo y por como se habían puesto las cosas, es un resultado más que positivo.

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