Crece la presión de los empresarios para que Rajoy pida ya el rescate
El presidente da largas y negocia para intentar suavizar la posición alemana
Carlos E. Cué
Madrid, El País
Los mensajes que traslada La Moncloa y el presidente del Gobierno aparentan una enorme tranquilidad. El Ejecutivo quiere lanzar la idea de que el rescate no es inminente, que la decisión no está tomada y va para largo y sobre todo que no siente ningún tipo de ansiedad, que la situación está controlada. Sin embargo, la presión sobre el Ejecutivo es enorme. Además de los analistas, la prensa internacional, el FMI y el BCE y algunos socios, en especial Francia e Italia, muy interesados en que España se adelante, hay una presión creciente que nadie niega en La Moncloa: la de los empresarios españoles.
Tanto los pocos grandes empresarios que hablan directamente con Rajoy como otros muchos que acuden a Luis de Guindos, Cristóbal Montoro y en especial Álvaro Nadal, el dique del presidente, que es quien más trata con los grandes patronos, están cada día más inquietos. Sus empresas no pueden financiarse o lo hacen a tipos inasumibles, el doble que sus competidores alemanes. Y prácticamente todos ellos están haciendo llegar ese mensaje de urgencia. No aguantan más, necesitan financiación para resistir a la crisis, y para eso España tiene que pedir la ayuda, bajar así la prima de riesgo hasta los 200 puntos deseados —sigue instalada por encima de 420 hace semanas— y poder reclamar así mejores condiciones como empresas españolas, ya que la mala valoración del país repercute sobre los créditos que piden las empresas españolas.
En público muchos evitan meter presión a Rajoy, pero en privado diversas fuentes del Ejecutivo y empresariales coinciden en el clamor. Ayer mismo, en la recepción que los grandes empresarios ofrecieron a Enrique Peña Nieto, el presidente electo de México, la pregunta era repetida en todos los corrillos, según varios de los presentes: “¿A qué espera Rajoy?”.
Esto se produce en privado. En público, algunos también hablan. Josep Piqué, que ejerce un poco de representante de muchos empresarios, como presidente del influyente Círculo de Economía, dijo ayer: “Yo creo que finalmente vamos a tener que necesitar ayuda”, aseguró. “Cuanto antes lo hagamos mejor, y por lo tanto, cuanto antes lo pueda plantear el Gobierno español mejor”, remató Piqué, para quien la incertidumbre actual es “insoportable”.
Los empresarios se impacientan y lanzan su presión al Ejecutivo directamente y a través de representantes, también de la patronal pero sobre todo de las pocas personas que tienen acceso directo a Rajoy. El Gobierno siempre les contesta igual, según las mismas fuentes: “Hay que esperar, no está maduro”.
El Ejecutivo señala que los empresarios solo ven su interés particular, que es bajar el coste de su financiación. Y no piensan en las consecuencias para España, explican, que puede tener una petición de rescate. “Los empresarios no piensan de forma global, y el Gobierno está obligado a hacerlo”, insisten.
Rajoy sigue dando largas a sus interlocutores empresariales y se concentra en la negociación europea, y sobre todo en suavizar la posición alemana. La cumbre que arranca este jueves en Bruselas del Consejo Europeo se vislumbra en estos momentos complicada para España. El Ejecutivo intenta en estos días que la cumbre no sea un absoluto fracaso y que se logre algún avance sobre lo pactado en junio, por pequeño que sea. Es una forma de lanzar un mensaje a los mercados, explican en Moncloa, de que Europa avanza. Si no, el Ejecutivo teme que vuelva la presión sobre España y la decisión del rescate se precipite antes de que esté madura la negociación.
Carlos E. Cué
Madrid, El País
Los mensajes que traslada La Moncloa y el presidente del Gobierno aparentan una enorme tranquilidad. El Ejecutivo quiere lanzar la idea de que el rescate no es inminente, que la decisión no está tomada y va para largo y sobre todo que no siente ningún tipo de ansiedad, que la situación está controlada. Sin embargo, la presión sobre el Ejecutivo es enorme. Además de los analistas, la prensa internacional, el FMI y el BCE y algunos socios, en especial Francia e Italia, muy interesados en que España se adelante, hay una presión creciente que nadie niega en La Moncloa: la de los empresarios españoles.
Tanto los pocos grandes empresarios que hablan directamente con Rajoy como otros muchos que acuden a Luis de Guindos, Cristóbal Montoro y en especial Álvaro Nadal, el dique del presidente, que es quien más trata con los grandes patronos, están cada día más inquietos. Sus empresas no pueden financiarse o lo hacen a tipos inasumibles, el doble que sus competidores alemanes. Y prácticamente todos ellos están haciendo llegar ese mensaje de urgencia. No aguantan más, necesitan financiación para resistir a la crisis, y para eso España tiene que pedir la ayuda, bajar así la prima de riesgo hasta los 200 puntos deseados —sigue instalada por encima de 420 hace semanas— y poder reclamar así mejores condiciones como empresas españolas, ya que la mala valoración del país repercute sobre los créditos que piden las empresas españolas.
En público muchos evitan meter presión a Rajoy, pero en privado diversas fuentes del Ejecutivo y empresariales coinciden en el clamor. Ayer mismo, en la recepción que los grandes empresarios ofrecieron a Enrique Peña Nieto, el presidente electo de México, la pregunta era repetida en todos los corrillos, según varios de los presentes: “¿A qué espera Rajoy?”.
Esto se produce en privado. En público, algunos también hablan. Josep Piqué, que ejerce un poco de representante de muchos empresarios, como presidente del influyente Círculo de Economía, dijo ayer: “Yo creo que finalmente vamos a tener que necesitar ayuda”, aseguró. “Cuanto antes lo hagamos mejor, y por lo tanto, cuanto antes lo pueda plantear el Gobierno español mejor”, remató Piqué, para quien la incertidumbre actual es “insoportable”.
Los empresarios se impacientan y lanzan su presión al Ejecutivo directamente y a través de representantes, también de la patronal pero sobre todo de las pocas personas que tienen acceso directo a Rajoy. El Gobierno siempre les contesta igual, según las mismas fuentes: “Hay que esperar, no está maduro”.
El Ejecutivo señala que los empresarios solo ven su interés particular, que es bajar el coste de su financiación. Y no piensan en las consecuencias para España, explican, que puede tener una petición de rescate. “Los empresarios no piensan de forma global, y el Gobierno está obligado a hacerlo”, insisten.
Rajoy sigue dando largas a sus interlocutores empresariales y se concentra en la negociación europea, y sobre todo en suavizar la posición alemana. La cumbre que arranca este jueves en Bruselas del Consejo Europeo se vislumbra en estos momentos complicada para España. El Ejecutivo intenta en estos días que la cumbre no sea un absoluto fracaso y que se logre algún avance sobre lo pactado en junio, por pequeño que sea. Es una forma de lanzar un mensaje a los mercados, explican en Moncloa, de que Europa avanza. Si no, el Ejecutivo teme que vuelva la presión sobre España y la decisión del rescate se precipite antes de que esté madura la negociación.