Rajoy defiende el recorte: “El déficit es mucho más importante que el rescate”
-El presidente da largas e insiste en que está pensando cuándo pedir la ayuda
-Reivindica su soberanía: “No permitiré que me digan dónde tengo que recortar”
-“La reforma laboral ha funcionado muy bien, estoy muy contento”, sentencia
Carlos E. Cué
Madrid, El País
La política de comunicación de Mariano Rajoy, con ocho meses sin ninguna entrevista televisiva, provocó que la primera de ellas, en TVE, con cinco periodistas de los principales diarios de España, generara una gran expectación. Sin embargo, fiel a su estilo, el presidente acudió a la cita sin un gran mensaje que lanzar al país, sin concreciones sobre el asunto central, la petición del rescate, y con pocas novedades informativas. Pero Rajoy sí tenía preparada una idea que no es nueva pero sí señaló ayer con más contundencia de lo habitual y que utilizó como la gran justificación de todos los recortes que está haciendo. Rajoy se presentó ante los españoles en horario de máxima audiencia como un adalid del cumplimiento del déficit. A eso lo fía todo. Tanto, que en este momento, con el paro y con el rescate, nada es más importante que eso, en su opinión. Todo lo fía a eso.
“Si alguna prioridad hay en este momento para conseguir empleo es reducir el déficit público. Eso es mucho más importante que eso que todo el mundo llama rescate. Es lo que estamos haciendo, intentamos ser equitativos”. Era la primera vez que el presidente pronunciaba esa palabra maldita, aunque sea con esa fórmula clásica suya de “eso que llaman”. Y ahí se fio al futuro: “Si hacemos bien nuestros deberes, empezaremos a crecer, crear empleo, y todo irá mucho mejor. Tenemos una etapa difícil pero para superarla debemos no gastar lo que no se tiene”.
En todo momento, el presidente trató de dar largas sobre ese rescate, el asunto central de la entrevista y el que ha llevado a España a todas las portadas. Rajoy insistió varias veces en que no hay nada decidido, en que lo tiene que estudiar con calma, en que necesita ver las condiciones.
El Gobierno español trabaja para limitar esas condiciones, para que se limiten a una mayor supervisión —esto es la llegada de la troika a Madrid— pero sin nuevas exigencias. Ahí está la batalla. Rajoy mostró en todo momento una gran indefinición, tal vez porque está en plena negociación. No quiso comprometerse a nada, ni siquiera con las pensiones, aunque insistió en su fórmula: “no tengo intención de bajarlas”. Eso sí, cuando le preguntaron directamente si las congelará este año —4.000 millones de ahorro por la subida de la inflación— eludió la respuesta.
En varias ocasiones, el presidente dejó claro que en cualquier caso, como explican fuentes del Gobierno estos días, la cosa va para largo. Algunos medios internacionales e incluso la patronal le presionan para que lo pida ya. Algunos creen que está esperando a las elecciones gallegas del 21 de octubre. Rajoy no aclaró nada pero si apuntó que llevará tiempo y una negociación larga. “Esta decisión afecta a 45 millones de españoles, no se puede tomar a la ligera. Mi obligación es pensarme bien estas cosas”.
Enfrascado en esquivar esos compromisos sobre el rescate —“vamos a ver si nos conviene o no nos conviene”—, Rajoy solo dio una pista que más parecía una reivindicación de su soberanía. ¿Dónde están las líneas rojas?, le preguntaron. “Yo no podría aceptar que nos dijeran cuáles son las políticas concretas en las que hay que reducir”. Esto es, como sucedió con el IVA, Rajoy trata de vender los principales recortes como una decisión suya, no impuesta. Aunque hubo una respuesta reveladora. Le preguntaron sobre pensiones, sueldo de funcionarios y otros recortes. Y contestó que él va a hacer todo para cumplir con el objetivo de déficit de este año y el siguiente. Esa es la prioridad, insistió. Y por tanto, esa será la justificación para todo, aunque insistió varias veces en que ha dado órdenes a Hacienda para que las pensiones sea lo último en tocar y “traten a los pensionistas de la mejor manera posible”.
Cuando se le vio más tenso fue al responder a las preguntas sobre el giro de 180 grados que ha dado a su programa electoral. Ahí se mostró incómodo, y trató de explicarse. “Hemos tomado medidas que en una situación normal no habría tomado. No teníamos alternativa si no queríamos colocarnos fuera de la realidad”, dijo en un momento. Y después insistió en buscar otros culpables, en explicar que se ha encontrado con una realidad imprevista, y en asegurar que él sí apuntó en su campaña las líneas generales de lo que iba a hacer. “Es verdad que no dije que iba a subir el IVA y el IRPF, pero eso son cosas que se pueden recuperar, y de hecho los bajaré en cuanto pueda, aún queda mucha legislatura. En cualquier caso esto no son ocurrencias, son cosas imprescindibles. Es que a mí nadie me dijo que el déficit se iba a ir a 90.000 millones el déficit y no 60.000 como estaba previsto. Si pudiera disponer de esos 30.000 millones las cosas serían diferentes”. ¿Y si ha hecho lo contrario de lo que anunció, no tendría sentido plantear una cuestión de confianza?, le preguntaron. “Eso no tiene ningún sentido en estos momentos”.
Rajoy insiste, como hizo con el rescate financiero, en presentar una situación idílica en la que ningún dirigente europeo le plantea en privado nada sobre el rescate, y él tampoco presiona a nadie, por ejemplo para que el BCE compre bonos. En realidad, todas las gestiones internacionales de Rajoy en los últimos meses están centradas en la compra de bonos y por tanto en el rescate suave, y en algunas ruedas de prensa él lo ha admitido directa o indirectamente. “A mí nadie se ha dirigido de la unión europea para que dé una respuesta”.
“Yo no he hecho ninguna presión para que el BCE compre bonos, aunque estoy de acuerdo con que se haga”.
Una de las novedades que sí ofreció es que a principios de octubre se convocará una Conferencia de Presidentes. Se pensó para antes del verano y se ha ido retrasando. Al fin parece haber fecha. Además avanzó dos subidas de impuestos relevantes aunque no concretó: una a las plusvalías —ya la subieron en diciembre de 2011, sería un refuerzo— y a “impuestos verdes” —esto es a grandes empresas contaminantes.
Rajoy sí se mostró muy claro al hablar de la reforma laboral. “La reforma laboral ha funcionado muy bien. Estoy contento. Ahora hay más ERE temporales y no de extinción”.
Muy vehemente se mostró al justificar la polémica decisión sobre el caso Bolinaga, que ha indignado a parte de su electorado. “A mí me repugna, pero esta decisión ha habido que tomarla, es una persona que pesa 47 kilos de peso y lleva 50 días en el hospital. Las leyes no quieren que nadie muera en la cárcel”
Rajoy se mostró displicente con el movimiento independentista en Cataluña y las reivindicaciones del pacto fiscal: “En este momento en España no estamos para grandes algarabías, sino para crear empleo”.
Y por último le preguntaron: ¿Usted se manifestaría contra un Gobierno que subiera los impuestos como usted? “Si lo hiciera por prejuicios ideológicos, sí, si es por lo que lo he hecho yo, con esta situación, no”, remató.
-Reivindica su soberanía: “No permitiré que me digan dónde tengo que recortar”
-“La reforma laboral ha funcionado muy bien, estoy muy contento”, sentencia
Carlos E. Cué
Madrid, El País
La política de comunicación de Mariano Rajoy, con ocho meses sin ninguna entrevista televisiva, provocó que la primera de ellas, en TVE, con cinco periodistas de los principales diarios de España, generara una gran expectación. Sin embargo, fiel a su estilo, el presidente acudió a la cita sin un gran mensaje que lanzar al país, sin concreciones sobre el asunto central, la petición del rescate, y con pocas novedades informativas. Pero Rajoy sí tenía preparada una idea que no es nueva pero sí señaló ayer con más contundencia de lo habitual y que utilizó como la gran justificación de todos los recortes que está haciendo. Rajoy se presentó ante los españoles en horario de máxima audiencia como un adalid del cumplimiento del déficit. A eso lo fía todo. Tanto, que en este momento, con el paro y con el rescate, nada es más importante que eso, en su opinión. Todo lo fía a eso.
“Si alguna prioridad hay en este momento para conseguir empleo es reducir el déficit público. Eso es mucho más importante que eso que todo el mundo llama rescate. Es lo que estamos haciendo, intentamos ser equitativos”. Era la primera vez que el presidente pronunciaba esa palabra maldita, aunque sea con esa fórmula clásica suya de “eso que llaman”. Y ahí se fio al futuro: “Si hacemos bien nuestros deberes, empezaremos a crecer, crear empleo, y todo irá mucho mejor. Tenemos una etapa difícil pero para superarla debemos no gastar lo que no se tiene”.
En todo momento, el presidente trató de dar largas sobre ese rescate, el asunto central de la entrevista y el que ha llevado a España a todas las portadas. Rajoy insistió varias veces en que no hay nada decidido, en que lo tiene que estudiar con calma, en que necesita ver las condiciones.
El Gobierno español trabaja para limitar esas condiciones, para que se limiten a una mayor supervisión —esto es la llegada de la troika a Madrid— pero sin nuevas exigencias. Ahí está la batalla. Rajoy mostró en todo momento una gran indefinición, tal vez porque está en plena negociación. No quiso comprometerse a nada, ni siquiera con las pensiones, aunque insistió en su fórmula: “no tengo intención de bajarlas”. Eso sí, cuando le preguntaron directamente si las congelará este año —4.000 millones de ahorro por la subida de la inflación— eludió la respuesta.
En varias ocasiones, el presidente dejó claro que en cualquier caso, como explican fuentes del Gobierno estos días, la cosa va para largo. Algunos medios internacionales e incluso la patronal le presionan para que lo pida ya. Algunos creen que está esperando a las elecciones gallegas del 21 de octubre. Rajoy no aclaró nada pero si apuntó que llevará tiempo y una negociación larga. “Esta decisión afecta a 45 millones de españoles, no se puede tomar a la ligera. Mi obligación es pensarme bien estas cosas”.
Enfrascado en esquivar esos compromisos sobre el rescate —“vamos a ver si nos conviene o no nos conviene”—, Rajoy solo dio una pista que más parecía una reivindicación de su soberanía. ¿Dónde están las líneas rojas?, le preguntaron. “Yo no podría aceptar que nos dijeran cuáles son las políticas concretas en las que hay que reducir”. Esto es, como sucedió con el IVA, Rajoy trata de vender los principales recortes como una decisión suya, no impuesta. Aunque hubo una respuesta reveladora. Le preguntaron sobre pensiones, sueldo de funcionarios y otros recortes. Y contestó que él va a hacer todo para cumplir con el objetivo de déficit de este año y el siguiente. Esa es la prioridad, insistió. Y por tanto, esa será la justificación para todo, aunque insistió varias veces en que ha dado órdenes a Hacienda para que las pensiones sea lo último en tocar y “traten a los pensionistas de la mejor manera posible”.
Cuando se le vio más tenso fue al responder a las preguntas sobre el giro de 180 grados que ha dado a su programa electoral. Ahí se mostró incómodo, y trató de explicarse. “Hemos tomado medidas que en una situación normal no habría tomado. No teníamos alternativa si no queríamos colocarnos fuera de la realidad”, dijo en un momento. Y después insistió en buscar otros culpables, en explicar que se ha encontrado con una realidad imprevista, y en asegurar que él sí apuntó en su campaña las líneas generales de lo que iba a hacer. “Es verdad que no dije que iba a subir el IVA y el IRPF, pero eso son cosas que se pueden recuperar, y de hecho los bajaré en cuanto pueda, aún queda mucha legislatura. En cualquier caso esto no son ocurrencias, son cosas imprescindibles. Es que a mí nadie me dijo que el déficit se iba a ir a 90.000 millones el déficit y no 60.000 como estaba previsto. Si pudiera disponer de esos 30.000 millones las cosas serían diferentes”. ¿Y si ha hecho lo contrario de lo que anunció, no tendría sentido plantear una cuestión de confianza?, le preguntaron. “Eso no tiene ningún sentido en estos momentos”.
Rajoy insiste, como hizo con el rescate financiero, en presentar una situación idílica en la que ningún dirigente europeo le plantea en privado nada sobre el rescate, y él tampoco presiona a nadie, por ejemplo para que el BCE compre bonos. En realidad, todas las gestiones internacionales de Rajoy en los últimos meses están centradas en la compra de bonos y por tanto en el rescate suave, y en algunas ruedas de prensa él lo ha admitido directa o indirectamente. “A mí nadie se ha dirigido de la unión europea para que dé una respuesta”.
“Yo no he hecho ninguna presión para que el BCE compre bonos, aunque estoy de acuerdo con que se haga”.
Una de las novedades que sí ofreció es que a principios de octubre se convocará una Conferencia de Presidentes. Se pensó para antes del verano y se ha ido retrasando. Al fin parece haber fecha. Además avanzó dos subidas de impuestos relevantes aunque no concretó: una a las plusvalías —ya la subieron en diciembre de 2011, sería un refuerzo— y a “impuestos verdes” —esto es a grandes empresas contaminantes.
Rajoy sí se mostró muy claro al hablar de la reforma laboral. “La reforma laboral ha funcionado muy bien. Estoy contento. Ahora hay más ERE temporales y no de extinción”.
Muy vehemente se mostró al justificar la polémica decisión sobre el caso Bolinaga, que ha indignado a parte de su electorado. “A mí me repugna, pero esta decisión ha habido que tomarla, es una persona que pesa 47 kilos de peso y lleva 50 días en el hospital. Las leyes no quieren que nadie muera en la cárcel”
Rajoy se mostró displicente con el movimiento independentista en Cataluña y las reivindicaciones del pacto fiscal: “En este momento en España no estamos para grandes algarabías, sino para crear empleo”.
Y por último le preguntaron: ¿Usted se manifestaría contra un Gobierno que subiera los impuestos como usted? “Si lo hiciera por prejuicios ideológicos, sí, si es por lo que lo he hecho yo, con esta situación, no”, remató.