Políticos y ciudadanos alaban la generosidad política de Carrillo
Masiva afluencia para despedir al que fuera secretario general del Partido Comunista
Araceli Guede / Elsa García de Blas
Madrid, El País
Muchos rostros conocidos pero también miles de ciudadanos anónimos se están acercando a la capilla ardiente de Santiago Carrillo, fallecido ayer a los 97 años. Desde su apertura a las 10.30 hasta aproximadamente las 17.30, unas 20.000 personas habían pasado por el auditorio Marcelino Camacho, ubicado en la sede que CC OO tiene en Madrid, para darle un último adiós al que fuera secretario general del Partido Comunista. Entre las cualidades que más se están destacando de él se encuentra su generosidad durante la Transición, al haber sabido anteponer los intereses de España a su ideología y a los intereses de su formación, en aras de la democracia.
Personas de todas las edades, mayormente madrileños pero también procedentes de otros puntos del país, comenzaban a hacer cola a las nueve de la mañana. Raúl Dalto, argentino de 65 años y residente en Madrid desde hace 34, era el primero en la fila. “Fue un ejemplo clarísimo de flexibilidad política", comentaba. A su lado, Ángel Jiménez Camacho, de 82 años, contaba que había salido a las cuatro de la mañana de Castellón en autobús para poder ver por última vez al que consideraba su camarada. Muy emocionado, recordaba momentos vividos con él en Barcelona, cuando aún Carrillo llegaba a España modificando su aspecto con una peluca.
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A las 10.30 podían empezar a entrar en el auditorio. Dentro, el féretro, con la tapa abierta, se encuentra sobre el escenario, rodeado de su familia. Presidiendo la sala, una gran foto de Carrillo con una de sus frases impresas: “El capitalismo puede llegar a destruir la especie humana". A los pies, otra imagen suya en blanco y negro en la que muestra una amplia sonrisa. Tampoco pueden faltar la bandera comunista y la republicana.
La viuda de Carrillo, Carmen Menéndez, y sus hijos están recibiendo el pésame e importantes muestras de cariño de personalidades y allegados, mientras un reguero incesante de ciudadanos desfila ante el féretro, muchos, con los ojos húmedos. Algunos dejan flores, otros levantaban el puño cuando llegan a su altura. También los hay que antes de irse pasan unos minutos sentados en la sala y quienes escriben en uno de los libros de condolencias. "Crecí admirándote, mi más sincera admiración, se va uno de los grandes". "Viva la República. Hasta siempre, compañero", se puede leer. Entre los mensajes, muchas palabras de agradecimiento, y también de personas que reconocen no compartir las ideas de Carrillo pero que afirman haber pasado por la capilla ardiente por la admiración que sentían por él.
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"Quería estar aquí presente para darle las gracias por hacer que yo naciera en una sociedad más justa", ha afirmado Silvia Criado, de 31 años, al salir de la sede de CC OO. "He venido para poder compartir un trocito de historia que por mi juventud no pude vivir", ha añadido.
A Santiago Carrillo hijo, en una conversación con los periodistas, se le ha quebrado la voz cuando ha agradecido el apoyo recibido por tantos “militantes de a pie”.
En cuanto a los políticos, miembros de prácticamente todos los partidos se han acercado hasta la capilla ardiente. El Gobierno ha estado representado por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo; la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y la titular de Fomento, Ana Pastor. Santamaría ha asegurado que "el siglo XX en España fue un siglo de mucha sombra y alguna luz". "En este momento hay que traer a la memoria esa luz que fue la Transición. Santiago Carrillo fue uno de los muchos hombres que participó en ese momento decisivo para la historia de España. Yo me quiero quedar con un recuerdo de esa etapa que puso encima de la mesa lo mejor que los españoles tenemos y que es nuestra capacidad de dialogar y de entendernos", ha concluido. El vicesecretario general de Organización del PP, Carlos Floriano, y el vicesecretario general de Estudios y Programas, Esteban González Pons, también se han desplazado hasta el auditorio. "Ojalá la generosidad que Carrillo y otros tuvieron nos acompañara siempre, en particular en estos momentos", ha asegurado Pons.
Más numerosa ha sido la representación del PSOE. Los socialistas han estado encabezados por el secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se ha mostrado convencido de que la Transición habría sido distinta si Carrillo "no hubiera tomado una decisión trascendente". En este sentido, ha agregado que "entre los intereses de su partido y los intereses generales de los españoles optó por los intereses generales de los españoles", que "en aquel momento eran la convivencia, la reconciliación". El expresidente Felipe González, por su parte, ha explicado que su relación con Carrillo fue más intensa "de lo que nadie imagina". González ha explicado a los periodistas que la tarde anterior a la muerte de Franco la relación entre socialistas y comunistas, interrumpida desde hacía años, se recuperó con una conversación que mantuvieron. Otro de los que han testimoniado su pesar fue Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat catalana.
A las personalidades políticas se han sumado, entre otros, los líderes sindicales, Ignacio Fernández Toxo (CCOO) y Cándido Méndez (UGT), así como representantes de la cultura. Por allí se ha visto a los actores Álvaro de Luna, José Sacristán, Juan Diego, Ana Belén o Pilar Bardem, y a la escritora Almudena Grandes.
Ante la gran afluencia de gente, la capilla ardiente no se ha cerrado a las nueve de la noche, como estaba previsto, sino que ha mantenido abierta hasta más allá de las diez. Ha sido entonces cuando un larguísimo aplauso de despedido ha acompañado el cierre del féretro mientras los presentes entonaban, puño en alto, La Internacional.
Hoy se espera que haya otros dos actos abiertos al público, ambos laicos. “Ni un funeral”, dejó dicho Carrillo.
Araceli Guede / Elsa García de Blas
Madrid, El País
Muchos rostros conocidos pero también miles de ciudadanos anónimos se están acercando a la capilla ardiente de Santiago Carrillo, fallecido ayer a los 97 años. Desde su apertura a las 10.30 hasta aproximadamente las 17.30, unas 20.000 personas habían pasado por el auditorio Marcelino Camacho, ubicado en la sede que CC OO tiene en Madrid, para darle un último adiós al que fuera secretario general del Partido Comunista. Entre las cualidades que más se están destacando de él se encuentra su generosidad durante la Transición, al haber sabido anteponer los intereses de España a su ideología y a los intereses de su formación, en aras de la democracia.
Personas de todas las edades, mayormente madrileños pero también procedentes de otros puntos del país, comenzaban a hacer cola a las nueve de la mañana. Raúl Dalto, argentino de 65 años y residente en Madrid desde hace 34, era el primero en la fila. “Fue un ejemplo clarísimo de flexibilidad política", comentaba. A su lado, Ángel Jiménez Camacho, de 82 años, contaba que había salido a las cuatro de la mañana de Castellón en autobús para poder ver por última vez al que consideraba su camarada. Muy emocionado, recordaba momentos vividos con él en Barcelona, cuando aún Carrillo llegaba a España modificando su aspecto con una peluca.
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A las 10.30 podían empezar a entrar en el auditorio. Dentro, el féretro, con la tapa abierta, se encuentra sobre el escenario, rodeado de su familia. Presidiendo la sala, una gran foto de Carrillo con una de sus frases impresas: “El capitalismo puede llegar a destruir la especie humana". A los pies, otra imagen suya en blanco y negro en la que muestra una amplia sonrisa. Tampoco pueden faltar la bandera comunista y la republicana.
La viuda de Carrillo, Carmen Menéndez, y sus hijos están recibiendo el pésame e importantes muestras de cariño de personalidades y allegados, mientras un reguero incesante de ciudadanos desfila ante el féretro, muchos, con los ojos húmedos. Algunos dejan flores, otros levantaban el puño cuando llegan a su altura. También los hay que antes de irse pasan unos minutos sentados en la sala y quienes escriben en uno de los libros de condolencias. "Crecí admirándote, mi más sincera admiración, se va uno de los grandes". "Viva la República. Hasta siempre, compañero", se puede leer. Entre los mensajes, muchas palabras de agradecimiento, y también de personas que reconocen no compartir las ideas de Carrillo pero que afirman haber pasado por la capilla ardiente por la admiración que sentían por él.
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"Quería estar aquí presente para darle las gracias por hacer que yo naciera en una sociedad más justa", ha afirmado Silvia Criado, de 31 años, al salir de la sede de CC OO. "He venido para poder compartir un trocito de historia que por mi juventud no pude vivir", ha añadido.
A Santiago Carrillo hijo, en una conversación con los periodistas, se le ha quebrado la voz cuando ha agradecido el apoyo recibido por tantos “militantes de a pie”.
En cuanto a los políticos, miembros de prácticamente todos los partidos se han acercado hasta la capilla ardiente. El Gobierno ha estado representado por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo; la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y la titular de Fomento, Ana Pastor. Santamaría ha asegurado que "el siglo XX en España fue un siglo de mucha sombra y alguna luz". "En este momento hay que traer a la memoria esa luz que fue la Transición. Santiago Carrillo fue uno de los muchos hombres que participó en ese momento decisivo para la historia de España. Yo me quiero quedar con un recuerdo de esa etapa que puso encima de la mesa lo mejor que los españoles tenemos y que es nuestra capacidad de dialogar y de entendernos", ha concluido. El vicesecretario general de Organización del PP, Carlos Floriano, y el vicesecretario general de Estudios y Programas, Esteban González Pons, también se han desplazado hasta el auditorio. "Ojalá la generosidad que Carrillo y otros tuvieron nos acompañara siempre, en particular en estos momentos", ha asegurado Pons.
Más numerosa ha sido la representación del PSOE. Los socialistas han estado encabezados por el secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se ha mostrado convencido de que la Transición habría sido distinta si Carrillo "no hubiera tomado una decisión trascendente". En este sentido, ha agregado que "entre los intereses de su partido y los intereses generales de los españoles optó por los intereses generales de los españoles", que "en aquel momento eran la convivencia, la reconciliación". El expresidente Felipe González, por su parte, ha explicado que su relación con Carrillo fue más intensa "de lo que nadie imagina". González ha explicado a los periodistas que la tarde anterior a la muerte de Franco la relación entre socialistas y comunistas, interrumpida desde hacía años, se recuperó con una conversación que mantuvieron. Otro de los que han testimoniado su pesar fue Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat catalana.
A las personalidades políticas se han sumado, entre otros, los líderes sindicales, Ignacio Fernández Toxo (CCOO) y Cándido Méndez (UGT), así como representantes de la cultura. Por allí se ha visto a los actores Álvaro de Luna, José Sacristán, Juan Diego, Ana Belén o Pilar Bardem, y a la escritora Almudena Grandes.
Ante la gran afluencia de gente, la capilla ardiente no se ha cerrado a las nueve de la noche, como estaba previsto, sino que ha mantenido abierta hasta más allá de las diez. Ha sido entonces cuando un larguísimo aplauso de despedido ha acompañado el cierre del féretro mientras los presentes entonaban, puño en alto, La Internacional.
Hoy se espera que haya otros dos actos abiertos al público, ambos laicos. “Ni un funeral”, dejó dicho Carrillo.