Moscú se echa a la calle contra el régimen de Putin
Decenas de miles de personas reclaman nuevas elecciones en Rusia
Pilar Bonet
Moscú, El País
La protesta ante la política del Kremlin está viva y cada vez más estructurada en Rusia, pero no tiene la masa crítica suficiente para que su principal destinatario, el presidente Vladímir Putin, acceda a dialogar con la oposición. Así se desprende de la jornada del sábado, en la que decenas de miles de personas salieron a la calle en Moscú y se concentraron en la avenida Sájarov para pedir nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias, además de cambios constitucionales para controlar mejor al Ejecutivo y una orientación más social del presupuesto del Estado.
Según el líder del Frente de Izquierdas, Serguéi Udaltsov, los manifestantes fueron 100.000; Según la policía, solo 10.000. Otros asistentes, incluida esta corresponsal, tuvieron la impresión de que el número real estuvo entre estas dos cifras y era algo inferior al de los participantes en la anterior "marcha de los millones" (tal como se conoce esta serie de protestas), el 12 de junio pasado, también en la avenida Sájarov.
El mitin, que inauguraba la temporada otoñal, es una continuación de los que han venido celebrándose desde el pasado diciembre, cuando decenas de miles de moscovitas salieron a protestar por las irregularidades en las elecciones legislativas. Posteriormente, las protestas se repitieron tras los comicios presidenciales de marzo en las que Putin fue proclamado presidente por tercera vez. Este sábado, las autoridades habían realizado un enorme despliegue de seguridad, que incluía más de 7.000 agentes y en el que participaban fuerzas antidisturbios e incluso helicópteros que sobrevolaron continuamente la concentración.
Entre las resoluciones del mitin, además de nuevas elecciones, figura la liberación de los presos políticos, a saber, varias decenas de personas que han sido juzgadas o están pendientes de juicio y entre las que figuran los detenidos por los disturbios ocurridos el 6 de mayo en Moscú, la víspera de la toma de posesión de Putin.
Como en anteriores ocasiones, el espectro de fuerzas políticas representadas era amplio, desde la izquierda a los liberales, pasando por grupos nacionalistas. Desde la tribuna se dirigieron a los manifestantes líderes conocidos como Guennadi Gudkov, el diputado de Rusia Justa despojado la víspera de su mandato parlamentario, el abogado Alexéi Navalni, especializado en la lucha contra la corrupción, el ex viceprimer ministro, Borís Nemtsov, la activista ecológica Yevguenia Chírikova, entre otros. En parte, se repetían características de mítines anteriores, pero hubo matices y variaciones. Así por ejemplo, los oradores se centraban más en aspectos concretos y prácticos, como la necesidad de estudiar las tarifas municipales y de congelarlas en tanto no se esclarezca cómo se forman.
Chírikova, que compite por las elecciones a la alcaldía de Jimki, una conflictiva ciudad satélite de Moscú, pidió donaciones para su campaña electoral. Navalni también solicitó donativos para apoyar a los detenidos el 6 de mayo e instó a la oposición a "trabajar cada día" de "forma tenaz". Borís Nemtsov, un liberal declarado, reivindicó un incremento de los gastos presupuestarios dedicados a la sanidad y la educación. Fueron muchos los que criticaron al Kremlin por el dinero derrochado con ocasión de la cumbre de cooperación económica de Asia y el Pacífico. Para ese evento, en Vladivostok se ha construido el puente más caro del mundo con objeto de unir la ciudad con una isla vecina abandonada por los militares (la isla Russki), donde solo viven unas tres mil personas y que pasará a ser la sede de la universidad del Lejano Oriente.
El lenguaje de los oradores sin perder el carácter crítico, fue en general menos agresivo con Putin, aunque no menos mordaz. El reciente vuelo en planeador del presidente en compañía de unas raras cigüeñas fue motivo de ironías. Navalni se refirió a "la cigüeña jefe" y dijo que Putin "se disfraza de cigüeña para desviar la atención del despilfarro en Vladivostok". Adelantándose a las sorpresas que Putin pueda deparar en el futuro, Navalni apuntó la posibilidad de que, la proxima vez, Putin aparezca con un traje de "murciélago". "El presidente se ha vuelto loco", dijo a su vez Udaltsov, que conminó al presidente a lanzarse en paracaídas directamente sobre la manifestación. Sin embargo, Putin prefiere, según Udaltsov, "volar con las cigüeñas", lo que supone "un caso clínico". Udaltsov fue detenido por agentes de la policía poco antes del término de la marcha.
El secretario de prensa del presidente, Dmitri Peskov, dijo que Putin está trabajando en Sochi (localidad turística costera del mar Negro) y no sigue las actividades de la oposición en Moscú, según la agencia Interfax.
Marc Feiguin, uno de los abogados de las tres integrantes del grupo Pussy Riot condenadas por actuar en la catedral de Cristo Salvador, reivindicó el derecho de sus defendidas a ser consideradas como presas políticas y a rechazar las propuestas de Putin y el jefe de Gobierno, Dmitri Medvédev para que "se arrepientan y se humillen".
La oposición se encuentra actualmente en fase organizativa y ha iniciado un proceso que ha de culminar con la elección de un consejo coordinador conjunto. En otras ciudades de Rusia hubo manifestaciones con escaso número de asistentes, desde unas decenas en Uliánovsk y Samara (en el Volga) a varios centenares en San Petersburgo, según la agencia Interfax. En Nizhni Nóvgorod, hubo enfrentamientos y una mujer herida. En Serguéi Posad, en la provincia de Moscú, fueron detenidos 11 personas por proferir gritos nacionalistas y exhibir símbolos nazis.
Pilar Bonet
Moscú, El País
La protesta ante la política del Kremlin está viva y cada vez más estructurada en Rusia, pero no tiene la masa crítica suficiente para que su principal destinatario, el presidente Vladímir Putin, acceda a dialogar con la oposición. Así se desprende de la jornada del sábado, en la que decenas de miles de personas salieron a la calle en Moscú y se concentraron en la avenida Sájarov para pedir nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias, además de cambios constitucionales para controlar mejor al Ejecutivo y una orientación más social del presupuesto del Estado.
Según el líder del Frente de Izquierdas, Serguéi Udaltsov, los manifestantes fueron 100.000; Según la policía, solo 10.000. Otros asistentes, incluida esta corresponsal, tuvieron la impresión de que el número real estuvo entre estas dos cifras y era algo inferior al de los participantes en la anterior "marcha de los millones" (tal como se conoce esta serie de protestas), el 12 de junio pasado, también en la avenida Sájarov.
El mitin, que inauguraba la temporada otoñal, es una continuación de los que han venido celebrándose desde el pasado diciembre, cuando decenas de miles de moscovitas salieron a protestar por las irregularidades en las elecciones legislativas. Posteriormente, las protestas se repitieron tras los comicios presidenciales de marzo en las que Putin fue proclamado presidente por tercera vez. Este sábado, las autoridades habían realizado un enorme despliegue de seguridad, que incluía más de 7.000 agentes y en el que participaban fuerzas antidisturbios e incluso helicópteros que sobrevolaron continuamente la concentración.
Entre las resoluciones del mitin, además de nuevas elecciones, figura la liberación de los presos políticos, a saber, varias decenas de personas que han sido juzgadas o están pendientes de juicio y entre las que figuran los detenidos por los disturbios ocurridos el 6 de mayo en Moscú, la víspera de la toma de posesión de Putin.
Como en anteriores ocasiones, el espectro de fuerzas políticas representadas era amplio, desde la izquierda a los liberales, pasando por grupos nacionalistas. Desde la tribuna se dirigieron a los manifestantes líderes conocidos como Guennadi Gudkov, el diputado de Rusia Justa despojado la víspera de su mandato parlamentario, el abogado Alexéi Navalni, especializado en la lucha contra la corrupción, el ex viceprimer ministro, Borís Nemtsov, la activista ecológica Yevguenia Chírikova, entre otros. En parte, se repetían características de mítines anteriores, pero hubo matices y variaciones. Así por ejemplo, los oradores se centraban más en aspectos concretos y prácticos, como la necesidad de estudiar las tarifas municipales y de congelarlas en tanto no se esclarezca cómo se forman.
Chírikova, que compite por las elecciones a la alcaldía de Jimki, una conflictiva ciudad satélite de Moscú, pidió donaciones para su campaña electoral. Navalni también solicitó donativos para apoyar a los detenidos el 6 de mayo e instó a la oposición a "trabajar cada día" de "forma tenaz". Borís Nemtsov, un liberal declarado, reivindicó un incremento de los gastos presupuestarios dedicados a la sanidad y la educación. Fueron muchos los que criticaron al Kremlin por el dinero derrochado con ocasión de la cumbre de cooperación económica de Asia y el Pacífico. Para ese evento, en Vladivostok se ha construido el puente más caro del mundo con objeto de unir la ciudad con una isla vecina abandonada por los militares (la isla Russki), donde solo viven unas tres mil personas y que pasará a ser la sede de la universidad del Lejano Oriente.
El lenguaje de los oradores sin perder el carácter crítico, fue en general menos agresivo con Putin, aunque no menos mordaz. El reciente vuelo en planeador del presidente en compañía de unas raras cigüeñas fue motivo de ironías. Navalni se refirió a "la cigüeña jefe" y dijo que Putin "se disfraza de cigüeña para desviar la atención del despilfarro en Vladivostok". Adelantándose a las sorpresas que Putin pueda deparar en el futuro, Navalni apuntó la posibilidad de que, la proxima vez, Putin aparezca con un traje de "murciélago". "El presidente se ha vuelto loco", dijo a su vez Udaltsov, que conminó al presidente a lanzarse en paracaídas directamente sobre la manifestación. Sin embargo, Putin prefiere, según Udaltsov, "volar con las cigüeñas", lo que supone "un caso clínico". Udaltsov fue detenido por agentes de la policía poco antes del término de la marcha.
El secretario de prensa del presidente, Dmitri Peskov, dijo que Putin está trabajando en Sochi (localidad turística costera del mar Negro) y no sigue las actividades de la oposición en Moscú, según la agencia Interfax.
Marc Feiguin, uno de los abogados de las tres integrantes del grupo Pussy Riot condenadas por actuar en la catedral de Cristo Salvador, reivindicó el derecho de sus defendidas a ser consideradas como presas políticas y a rechazar las propuestas de Putin y el jefe de Gobierno, Dmitri Medvédev para que "se arrepientan y se humillen".
La oposición se encuentra actualmente en fase organizativa y ha iniciado un proceso que ha de culminar con la elección de un consejo coordinador conjunto. En otras ciudades de Rusia hubo manifestaciones con escaso número de asistentes, desde unas decenas en Uliánovsk y Samara (en el Volga) a varios centenares en San Petersburgo, según la agencia Interfax. En Nizhni Nóvgorod, hubo enfrentamientos y una mujer herida. En Serguéi Posad, en la provincia de Moscú, fueron detenidos 11 personas por proferir gritos nacionalistas y exhibir símbolos nazis.