Los refugiados sirios aumentan a la par de la violencia

Beirut, Reuters
El número de sirios que huyen del país podría llegar a 700.000 para fin de año, dijo el jueves la agencia de refugiados de Naciones Unidas, en su búsqueda por escapar de un conflicto que está causando cientos de muertes por día y dividiendo a las potencias mundiales reunidas en la Asamblea General de la ONU.

La previsión de la ACNUR es casi cuatro veces mayor que la realizada en junio, lo que refleja la espiral de violencia en que está inmersa Siria, donde el presidente Bashar al-Assad ha respondido a los avances de los rebeldes insurgentes con ataques aéreos y bombardeos de artillería.

Activistas dijeron que más de 300 personas fueron asesinadas el miércoles en el país, incluyendo docenas de personas en un pueblo al sureste de Damasco, donde acusaron a las fuerzas leales a Assad de cometer una masacre. Los rebeldes también bombardearon el cuartel general del Estado Mayor en la capital.

Cerca de 294.000 refugiados han cruzado las fronteras con los vecinos Jordania, Irak, Líbano y Turquía, escapando de 18 meses de conflicto, principalmente en los últimos dos meses.

"Esta es una migración importante, 100.000 personas en agosto, 60.000 en septiembre y en este momento entre 2.000 ó 3.000 por día o noche", manifestó en conferencia de prensa Panos Moumtzis, coordinador regional para la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), desde Ginebra.

El flujo de refugiados aumentó en agosto, cuando Assad desplegó aviones y helicópteros para atacar pueblos en manos de rebeldes en las provincias norteñas de Aleppo y Idlib, empujando a miles de personas a través de la frontera con Turquía.

Fuertes enfrentamientos entre militares y rebeldes en Deraa, al sur del país, también llevaron a muchos sirios a resguardarse en la vecina Jordania.

Las agencias de ayuda humanitaria de la ONU y sus socios realizaron un llamamiento el jueves para recaudar 488 millones de dólares con los que ayudar a satisfacer las necesidades del creciente número de refugiados sirios.

Desde el inicio del levantamiento popular contra Assad en marzo del año pasado, más de 30.000 personas perdieron la vida, dijo esta semana el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Más de 7.000 de esas personas eran soldados y miembros de las fuerzas de seguridad, añadió.

Naciones Unidas dijo que podría haber muchos más desplazados y que 2,5 millones de personas en el país necesitan ayuda y asistencia.

"MANCHA PARA LA ONU"

Los líderes mundiales reunidos en la Asamblea General de Naciones Unidas han expresado su preocupación por la continuidad de la violencia pero están estancados en su respuesta al conflicto, que enfrenta a los rebeldes de mayoría suní contra Assad, que pertenece a la secta alauita, cercana al islam chií.

Qatar, una de las potencias suníes que apoya a los rebeldes, pidió una zona de exclusión aérea para establecer una región segura en Siria. El presidente francés, François Hollande, también solicitó a la ONU que proteja lo que llamó "zonas liberadas" bajo el control de los insurgentes.

Pero las potencias occidentales han eludido proporcionar ayuda militar a los rebeldes, entre los que hay yihaidistas extranjeros, y hay pocas opciones de asegurar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para esta acción dada la oposición de los miembros con derecho a veto Rusia y China.

El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo en Moscú el miércoles que cualquier intento de usar la fuerza unilateralmente o interferir en los asuntos de Oriente Medio sería contraproducente. El ministro chino de Relaciones Exteriores, Yang Jiechi, dijo que el destino de la región "debería dejarse en manos de su propio pueblo".

Por su parte, el presidente islamista de Egipto, Mohamed Mursi, que el mes pasado pidió al mundo que se levantase contra el "régimen opresivo" de Assad, dijo que su país se oponía a una intervención militar extranjera para frenar el conflicto.

Citando un informe de un grupo de derechos humanos sobre la violencia contra los niños sirios, el primer ministro británico, David Cameron, dijo que la violencia era una "mancha sobre la reputación de Naciones Unidas" y sobre los países que "fracasaron en detener estas atrocidades y en algunos casos ayudaron y apoyaron al régimen de terror de Assad".

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