Grecia y España son los países que más han recortado la ayuda al desarrollo

La ONU teme que no se puedan alcanzar los Objetivos del Milenio

Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Solo tres años más para llegar a la fecha guillotina marcada para alcanzar los ocho Objetivos del Milenio y por primera vez en años la ayuda al desarrollo cae hasta tal punto que en Naciones Unidas temen que se frene el proceso justo cuando se debe dar el impulso final. Y lo peor es que no parece que los países con más recursos tengan muchas intenciones de cambiar la tendencia. Grecia y España son los donantes que dieron el mayor tijeretazo en 2011.


Es el estado de la situación que el secretario general del organismo, Ban Ki-moon, presentará el martes que viene a los líderes mundiales en el debate anual de la Asamblea General, reunidos en Nueva York, en un informe que ha avanzado esta tarde en rueda de prensa. En su intervención, Ban se ha limitado a hacer una declaración introductoria para poner en evidencia "los progresos desequilibrados" logrados hasta ahora. "Todo el mundo gana cuando mejora el nivel de vida de los países más necesitados. Lo conseguido hasta ahora es la muestra de que se pueden conseguir los objetivos marcados en la fecha prevista", ha dicho.

A este paso, señalan los relatores de la ONU, es muy posible que no se cubra la brecha actual y eso provoque que se alcancen menos objetivos de los fijados para 2015, incluidos en la reducción de la pobreza. También en menos países de lo deseado.

Ese desfase es evidente cuando se habla de dinero. La diferencia entre el montante comprometido por los países donantes y la cantidad desembolsada asciende a 167.000 millones de dólares, más de la mitad de lo necesario para lograr el objetivo del 0,7% del PIB de ayuda oficial al desarrollo. Y la persistencia de la crisis económica en las naciones ricas y los recortes presupuestarios “amenaza con incrementar más” la brecha.

Los expertos del grupo de trabajo que hace el seguimiento del cumplimiento de los Objetivos del Milenio son los primeros en admitir públicamente que es difícil identificar áreas donde se lograron avances. “Hay signos de que se va hacia atrás”, lamentan en su informe, que marca 2010 como el año en el que se alcanzó el pico en la ayuda global al desarrollo. En 2011, cayó un 3%..

La promesa del G8 -países más industrializados- hace siete años de elevar en 25.000 millones anuales la ayuda hacia África quedó en una ilusión en el escenario actual. Y, encima, los desembolsos a la región Subsahariana cayeron un 1% el pasado ejercicio. Doble suspenso por ese lado. Otro ejemplo. Entre los 23 principales países donantes de la OCDE, 16 redujeron la ayuda en 2011.

España y Grecia son citados por la ONU como los que países que registraron las mayores recortes, por las restricciones presupuestaria derivadas de la crisis de la deuda soberana y la recesión. Le siguen Austria y Bélgica. También Japón, por el efecto de tsunami. En la cara opuesta están Suecia, Noruega, Luxemburgo, Dinamarca y Holanda, que dan más del 0,7% del PIB.

Paso atrás por parte de los donantes, y también de los países pobres. En este caso, el informe señala que sus productos sufrieron una pérdida de acceso a los mercados internacionales. De momento, el objetivo de reducción de la pobreza, de mejorar la sanitad y paridad entre niños y niñas en la educación primaria se va cumpliendo. También hay progresos en el acceso a los colegios y a tratamientos para combatir el sida.

Pero los expertos insisten que el reto por delante “es enorme”. Consideran que la meta es aún alcanzable si la hoja de ruta marcada hace una década en la cumbre del milenio se respeta. Para eso debe movilizarse una ayuda adecuada. Volviendo a las cifras, se traduce en que para 2015 se deberían haber desembolsado 300.300 millones, para alcanzar el objetivo del 0,7% del PIB al desarrollo. En la actualidad está en el 0,31%, o unos 133.500 millones.

No es solo una cuestión de volumen. También se recomienda a los donantes que la asistencia oficial al desarrollo se distribuya hacia los países necesitados de una manera “más predecible”, elaborando planes multianuales de financiación. La volatilidad, señalan los expertos de la ONU, afecta a la ejecución de los diferentes programas en marcha.

Para evitar que el paso atrás culmine en fracaso, el secretario general emplaza a la comunidad internacional a “hacer la retórica realidad” y a mantener las promesas para alcanzar los Objetivos del Milenio. Si esto no se consigue, remacha, otros compromisos, como la agenda para el desarrollo sostenible, serán poco creíbles. Una llamamiento que respalda Shamshad Akhtar, responsable del departamento de Asuntos Económicos y Sociales en la ONU.

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