Francés Hollande, obligado a adoptar cierto "estilo Sarkozy"
París, Reuters
En cuatro meses de presidencia de Francois Hollande, la caída en las tasas de popularidad, los problemas en el Gabinete y acusaciones inercia han obligado al nuevo mandatario de Francia a repensar su estilo de liderazgo suave, el cual ha generado dudas sobre si puede reactivar la economía francesa.
El nuevo jefe de Estado socialista ha decidido a regañadientes, según sus asistentes, que necesita parecerse un poco más a su predecesor Nicholas Sarkozy, a pesar de haberse opuesto al estilo más beligerante del conservador para lograr obtener el poder en mayo.
El domingo Hollande buscará fijar una vigorosa agenda política nueva en una entrevista televisiva en horario central, del tipo de las que solían favorecer a Sarkozy, ansioso por revertir la caída en su tasa de aprobación al 44 por ciento en agosto, desde más del 60 por ciento en mayo.
Tras haber ganado los comicios de mayo con el 51,6 por ciento de los votos, las tasas de Hollande han caído debajo del 50 por ciento en menos de la mitad del tiempo que le llevó hacerlo a Sarkozy.
"Se ha dado cuenta de que necesita acelerar las cosas. Estaba trabajando sobre la base de que el pueblo estaba harto de la hiperactividad de Sarkozy, pero ahora está tratando de encontrar un equilibrio entre los dos estilos", dijo a Reuters una fuente cercana al actual presidente de Francia.
Los asesores presidenciales explicaron a Hollande que la gente se había acostumbrado tanto a que Sarkozy les informara de cada movimiento de su Gobierno que el enfoque de perfil más bajo del actual mandatario los hacía preguntarse si se estaba durmiendo en los laureles.
Aunque cuenta con una mayoría socialista sólida en el Parlamento y puede esperar un período de Gobierno de cinco años sin grandes temblores, Hollande necesita salvar las diferencias en su partido sobre cuestiones como los recortes de gastos y una integración europea y política migratoria más profundas.
También debe encausar a la opinión pública, los líderes empresariales y los sindicatos tras medidas para equilibrar el presupuesto estatal y brindar empleo al 10 por ciento de los franceses desocupados.
Fue el desempleo en niveles máximos en 13 años, junto con las maneras estrepitosas de Sarkozy, lo que llevó a los votantes a elegir a Hollande, un socialista conductor de motocicleta que tenía su propia tienda de productos comestibles.
Su eslogan "El cambio es ahora" creó altas expectativas y un sondeo de fines de agosto mostró que el 72 por ciento de las personas piensa que está actuando con demasiada lentitud.
"Sarkozy generó este hambre por la acción y se ha vuelto como una droga. No es fácil para alguien como Hollande cambiar su forma de ser, pero realmente necesita mostrar una mayor presencia", dijo la fuente cercana al actual presidente.
¿DEMASIADO CONCILIADOR?
Una disputa entre los ministros de Finanzas y Presupuesto y de Industria sobre si había que recortar el pronóstico de crecimiento ha generado la preocupación de que Hollande es demasiado conciliador para llamar al orden a su equipo.
El mandatario era poco conocido fuera de Francia cuando ganó las elecciones en mayo, y los inversores extranjeros aún están tratando de descubrir si es un reformador o un indeciso.
Dentro de Francia, los líderes empresarios arremetieron contra lo que ven como una tendencia anti-corporativa y al menos uno lo ha visitado en privado para advertirle que sus planes de aumentar los impuestos a las compañías para incrementar las arcas del Estado francés sofocará el comercio.
El presupuesto que Hollande está preparando para revelar este mes probablemente buscará eludir dolorosos recortes de gastos mientras el líder intenta mantener el respaldo popular.
Laurent Binet, quien ha publicado un libro basado en su experiencia acompañando la campaña electoral de Hollande y que no es su partidario, cree que el estilo jovial y la aparente indiferencia a las críticas enmascaran una fuerte determinación e inteligentes habilidades políticas.
"Es un maestro del manejo de los momentos políticos", dijo Binet a Reuters.
En cuatro meses de presidencia de Francois Hollande, la caída en las tasas de popularidad, los problemas en el Gabinete y acusaciones inercia han obligado al nuevo mandatario de Francia a repensar su estilo de liderazgo suave, el cual ha generado dudas sobre si puede reactivar la economía francesa.
El nuevo jefe de Estado socialista ha decidido a regañadientes, según sus asistentes, que necesita parecerse un poco más a su predecesor Nicholas Sarkozy, a pesar de haberse opuesto al estilo más beligerante del conservador para lograr obtener el poder en mayo.
El domingo Hollande buscará fijar una vigorosa agenda política nueva en una entrevista televisiva en horario central, del tipo de las que solían favorecer a Sarkozy, ansioso por revertir la caída en su tasa de aprobación al 44 por ciento en agosto, desde más del 60 por ciento en mayo.
Tras haber ganado los comicios de mayo con el 51,6 por ciento de los votos, las tasas de Hollande han caído debajo del 50 por ciento en menos de la mitad del tiempo que le llevó hacerlo a Sarkozy.
"Se ha dado cuenta de que necesita acelerar las cosas. Estaba trabajando sobre la base de que el pueblo estaba harto de la hiperactividad de Sarkozy, pero ahora está tratando de encontrar un equilibrio entre los dos estilos", dijo a Reuters una fuente cercana al actual presidente de Francia.
Los asesores presidenciales explicaron a Hollande que la gente se había acostumbrado tanto a que Sarkozy les informara de cada movimiento de su Gobierno que el enfoque de perfil más bajo del actual mandatario los hacía preguntarse si se estaba durmiendo en los laureles.
Aunque cuenta con una mayoría socialista sólida en el Parlamento y puede esperar un período de Gobierno de cinco años sin grandes temblores, Hollande necesita salvar las diferencias en su partido sobre cuestiones como los recortes de gastos y una integración europea y política migratoria más profundas.
También debe encausar a la opinión pública, los líderes empresariales y los sindicatos tras medidas para equilibrar el presupuesto estatal y brindar empleo al 10 por ciento de los franceses desocupados.
Fue el desempleo en niveles máximos en 13 años, junto con las maneras estrepitosas de Sarkozy, lo que llevó a los votantes a elegir a Hollande, un socialista conductor de motocicleta que tenía su propia tienda de productos comestibles.
Su eslogan "El cambio es ahora" creó altas expectativas y un sondeo de fines de agosto mostró que el 72 por ciento de las personas piensa que está actuando con demasiada lentitud.
"Sarkozy generó este hambre por la acción y se ha vuelto como una droga. No es fácil para alguien como Hollande cambiar su forma de ser, pero realmente necesita mostrar una mayor presencia", dijo la fuente cercana al actual presidente.
¿DEMASIADO CONCILIADOR?
Una disputa entre los ministros de Finanzas y Presupuesto y de Industria sobre si había que recortar el pronóstico de crecimiento ha generado la preocupación de que Hollande es demasiado conciliador para llamar al orden a su equipo.
El mandatario era poco conocido fuera de Francia cuando ganó las elecciones en mayo, y los inversores extranjeros aún están tratando de descubrir si es un reformador o un indeciso.
Dentro de Francia, los líderes empresarios arremetieron contra lo que ven como una tendencia anti-corporativa y al menos uno lo ha visitado en privado para advertirle que sus planes de aumentar los impuestos a las compañías para incrementar las arcas del Estado francés sofocará el comercio.
El presupuesto que Hollande está preparando para revelar este mes probablemente buscará eludir dolorosos recortes de gastos mientras el líder intenta mantener el respaldo popular.
Laurent Binet, quien ha publicado un libro basado en su experiencia acompañando la campaña electoral de Hollande y que no es su partidario, cree que el estilo jovial y la aparente indiferencia a las críticas enmascaran una fuerte determinación e inteligentes habilidades políticas.
"Es un maestro del manejo de los momentos políticos", dijo Binet a Reuters.