España: El PP se instala en el miedo a una ola de malestar entre su electorado

Madrid, El País
La presión llega por todas partes, y el PP está empezando a sentirla muy cerca. Hace solo nueve meses, este partido vivía la euforia de la mayoría absoluta más amplia de su historia. Quedan los 185 diputados que le permiten a Mariano Rajoy aprobar lo que quiera, que no es poco. Pero el resto se ha esfumado. La sensación de enorme preocupación por el creciente malestar ciudadano se ha instalado en el PP, donde algunos empiezan a tener miedo de que esta ola de enfado se lo pueda llevar por delante.

Buena parte de los políticos, en su día a día, sobre todo los que gobiernan, viven muy aislados. Pero no en verano. La mayoría de los dirigentes y miembros del Gobierno han podido contemplar estas vacaciones, al tomar contacto con la realidad de sus entornos de descanso y en las fiestas populares, el ambiente en la calle. Y no ha sido nada fácil, con discusiones, reproches, tensiones.

Al PP no le preocupa tanto la movilización de la izquierda, con la que contaba. Pero el malestar de sus votantes sí empieza a ser alarmante. Prácticamente todos los dirigentes consultados detectan una ola antipolítica que les asusta cada día más. Tanto, que fue el sentir de muchas intervenciones de la primera reunión del Grupo Parlamentario de esta semana. Varios diputados hablaron de esta ola antipolítica y del malestar de las bases.

Algunos, eso sí, se consuelan con el hecho de que su gran rival, el PSOE, también sufre este desgaste social.

Entre los miembros del Gobierno y dirigentes del PP consultados, algunos han sentido mucha presión en persona, otros no tanto. Pero todos admiten que la situación es muy delicada para el PP y se va a poner peor. Ahora, en pocas semanas, llegan los Presupuestos para 2013, con más malas noticias para todos los que tengan alguna responsabilidad de gestión: ministros, secretarios de Estado, presidentes autonómicos, alcaldes, presidentes de diputación… Todos saben que los recortes van a aumentar. En los ministerios se calcula un nuevo tajo entre el 15% y el 20%. Los malos datos de cumplimiento de déficit empujan a Hacienda. Y esas decisiones, poco a poco, llegan a los despachos de los dirigentes locales y provinciales, cada vez más preocupados.

Ese miedo y la aparente debilidad del Ejecutivo y de su presidente, cada vez más desgastado en las encuestas, está provocando ya diversas reacciones. Algunos, como Jaime Mayor o Esperanza Aguirre, siempre alejados de Rajoy, se han convertido en altavoces de ese malestar de los votantes con un asunto que ha sido la espita por la que se escapa toda esa presión: el caso Bolinaga. Rajoy llevaba cuatro años con reuniones internas sin apenas debate, pero el lunes la tensión volvió al PP con la excarcelación del secuestrador de Ortega Lara.

Más significativo aún es que varios barones autonómicos empiecen a ir cada vez más por libre. Cada uno trata de salvarse de la quema a su manera. El más importante es Alberto Núñez Feijóo, candidato en Galicia. Es la primera prueba de fuego después del pinchazo de Javier Arenas en Andalucía —ganó pero no pudo gobernar—, que precisamente se atribuyó a la política de recortes de Rajoy.

Feijóo está tratando de hacer una campaña muy gallega, que le juzguen a él y no a Rajoy. De hecho, el presidente no estaba ayer en su presentación como candidato. “A mí se me va a juzgar por lo que he hecho. Yo no he subido los impuestos”, dijo Feijóo esta semana para distanciarse del Gobierno. Aún así, Rajoy irá a la campaña gallega. Él querría repetir el estilo de 2009, cuando recorrió varios pueblos sin Feijóo, pero precisamente ese malestar social lo complica por motivos de seguridad. Está todo por decidir.

Otro barón que va por libre es José Antonio Monago, que se acaba de descolgar de la doctrina oficial anunciando que en Extremadura el IVA cultural será del 13% y no del 21%, un claro rechazo a la medida de Rajoy. Monago gobierna gracias a la abstención de IU y es uno de esos que más claramente siente la presión, porque en cualquier momento podrían hacerle una moción de censura.

Pero aún más llamativo es que incluso Dolores de Cospedal, nada menos que la número dos del PP, va por libre en Castilla-La Mancha. Su propuesta de quitar sueldos a los diputados ha sentado muy mal a muchos barones, porque alienta, dicen, esa ola antipolítica. Cospedal, muy criticada internamente, ya que se le responsabiliza de la desconexión entre el PP y el Gobierno, es de las que más temen que esta ola se la lleve por delante, ya que ganó por un solo escaño.

Si se pierde Galicia, los nervios se desatarán, cuentan algunos, el PP se moverá, y Cospedal intentará no repetir en esa comunidad y evitar una derrota. Si se gana, el Gobierno tiene más de dos años de margen. Rajoy se la juega así en su tierra, como en 2009. Entonces ganó y paró los movimientos internos. Ahora nadie se mueve para echarle, pero el miedo es libre y siempre genera reacciones imprevistas.

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