El robot ‘Curiosity’ se detiene para analizar una roca del tamaño de un balón
Las cámaras del vehículo han captado las lunas Fobos y Deimos del planeta rojo cruzándose por delante del Sol
Madrid, El País
Tras una semana de avance ininterrumpido por el suelo del planeta rojo, en el cráter Gale, el robot Curosity se ha detenido y se dispone a analizar la composición de una roca que se ha encontrado en el camino y que parece interesante para los geólogos. Van a enviar órdenes al vehículo para que utilice su espectrómetro para analizar la composición de la piedra y para que la fotografíe de cerca. La roca mide 25 centímetros de altura (poco más que un balón de baloncesto) y 40 de ancho, y los integrantes de la misión la han bautizado Jake Matijevic en honor del ingeniero jefe de operaciones del Curiosity en el suelo de Marte (también lo fue de los rover anteriores de la NASA: Sojourner, Spirit y Opportunity), que falleció el pasado 20 de agosto, a los pocos días del triunfal descenso del vehículo allí, el 6 de agosto.
El Curiosity, una vez concluida la fase de verificación de todos los instrumentos y equipos tras el aterrizaje, emprendió su primera travesía: 400 metros a cubrir desde el punto de descenso, bautizado Ray Bradbury, hasta una zona llamada Glenelg, donde las diferentes bandas de coloración del suelo indican que se trata de diferentes materiales. En los últimos seis días, el robot avanza cada entre 22 y 37 metros diarios. “Este robot está hecho para andar y el equipo está alcanzando un buen ritmo de avance día tras día”, ha declarado Richard Cook, jefe del proyecto, en el Jet Propulsión Laboratory (en California).
Los ingenieros también han apuntado una cámara del robot hacia el Sol para captar el paso por delante (en la línea de visión del Curiosity) de las dos lunas de Marte: Fobos y Deimos. Se trata de una investigación a largo plazo, informa la NASA, que ya comenzaron el Spirit y el Opportunity para investigar el interior del planeta. “Fobos esta en órbita acercándose muy poco a poco a Marte, y Deimos , alejándose; estas observaciones nos ayudan a recudir las incertidumbres en los cálculos de los cambios”, explica Mark-Lemmon, un investigador de la misión.
En las observaciones que ha hecho el Curiosity esta semana de Fobos, el momento en que esta luna empezó a pisar el disco solar se había predicho con varios segundos margen y la incertidumbre se debe a que la estructura del interior de Marte no se comprende plenamente. Fobos genera pequeños cambios en la forma de Marte igual que la Luna provoca las mareas en la Tierra, explican los expertos de la NASA, y esos cambios de la forma dependen del interior del planeta, lo que, a su vez, influye en la caída de la órbita de Fobos. Por esto la información precisa sobre esas lunas marcianas es útil para conocer la estructura interna planetaria.
De Glenelg, la zona a la que se dirige el Curiosity, los científicos tienen información obtenida por los satélites en órbita de Marte, además de las propias imágenes que va tomando y enviando el robot en el suelo. Los geólogos identifican allí tres tipos de terreno y les llama la atención especialmente un área de color claro que mantiene el calor diurno bien entrada la noche, por lo que su composición debe ser peculiar. Seguramente son capas de materiales sedimentarios, conjeturan los expertos, y las banas oscuras deben ser más capas de no más de un metro de grosor. El vehículo las analizará a fondo. “A medida que nos acercamos a las zonas claras estamos viendo unas finas bandas oscuras cuyo origen desconocemos”, explica el científico jefe de la misión John Grotzinger (Caltech). “La diversidad a pequeña escala resulta más evidente al aproximarnos, lo que supone más objetivos potenciales de investigación”.
Madrid, El País
Tras una semana de avance ininterrumpido por el suelo del planeta rojo, en el cráter Gale, el robot Curosity se ha detenido y se dispone a analizar la composición de una roca que se ha encontrado en el camino y que parece interesante para los geólogos. Van a enviar órdenes al vehículo para que utilice su espectrómetro para analizar la composición de la piedra y para que la fotografíe de cerca. La roca mide 25 centímetros de altura (poco más que un balón de baloncesto) y 40 de ancho, y los integrantes de la misión la han bautizado Jake Matijevic en honor del ingeniero jefe de operaciones del Curiosity en el suelo de Marte (también lo fue de los rover anteriores de la NASA: Sojourner, Spirit y Opportunity), que falleció el pasado 20 de agosto, a los pocos días del triunfal descenso del vehículo allí, el 6 de agosto.
El Curiosity, una vez concluida la fase de verificación de todos los instrumentos y equipos tras el aterrizaje, emprendió su primera travesía: 400 metros a cubrir desde el punto de descenso, bautizado Ray Bradbury, hasta una zona llamada Glenelg, donde las diferentes bandas de coloración del suelo indican que se trata de diferentes materiales. En los últimos seis días, el robot avanza cada entre 22 y 37 metros diarios. “Este robot está hecho para andar y el equipo está alcanzando un buen ritmo de avance día tras día”, ha declarado Richard Cook, jefe del proyecto, en el Jet Propulsión Laboratory (en California).
Los ingenieros también han apuntado una cámara del robot hacia el Sol para captar el paso por delante (en la línea de visión del Curiosity) de las dos lunas de Marte: Fobos y Deimos. Se trata de una investigación a largo plazo, informa la NASA, que ya comenzaron el Spirit y el Opportunity para investigar el interior del planeta. “Fobos esta en órbita acercándose muy poco a poco a Marte, y Deimos , alejándose; estas observaciones nos ayudan a recudir las incertidumbres en los cálculos de los cambios”, explica Mark-Lemmon, un investigador de la misión.
En las observaciones que ha hecho el Curiosity esta semana de Fobos, el momento en que esta luna empezó a pisar el disco solar se había predicho con varios segundos margen y la incertidumbre se debe a que la estructura del interior de Marte no se comprende plenamente. Fobos genera pequeños cambios en la forma de Marte igual que la Luna provoca las mareas en la Tierra, explican los expertos de la NASA, y esos cambios de la forma dependen del interior del planeta, lo que, a su vez, influye en la caída de la órbita de Fobos. Por esto la información precisa sobre esas lunas marcianas es útil para conocer la estructura interna planetaria.
De Glenelg, la zona a la que se dirige el Curiosity, los científicos tienen información obtenida por los satélites en órbita de Marte, además de las propias imágenes que va tomando y enviando el robot en el suelo. Los geólogos identifican allí tres tipos de terreno y les llama la atención especialmente un área de color claro que mantiene el calor diurno bien entrada la noche, por lo que su composición debe ser peculiar. Seguramente son capas de materiales sedimentarios, conjeturan los expertos, y las banas oscuras deben ser más capas de no más de un metro de grosor. El vehículo las analizará a fondo. “A medida que nos acercamos a las zonas claras estamos viendo unas finas bandas oscuras cuyo origen desconocemos”, explica el científico jefe de la misión John Grotzinger (Caltech). “La diversidad a pequeña escala resulta más evidente al aproximarnos, lo que supone más objetivos potenciales de investigación”.