El asalto a la Embajada de Benghazi fue "un ataque terrorista intencionado"
Washington, EP
La Inteligencia estadounidense ha confirmado este viernes que el ataque contra la Legación norteamericana en Benghazi, en el este de Libia, el pasado 11 de septiembre en el que falleció el embajador Chris Stevens y otros cuatro funcionarios estadounidenses fue "un ataque terrorista intencionado y organizado" tras varias semanas de confusión en el seno de la Administración estadounidense.
En un inusual anuncio, la oficina del director de Inteligencia Nacional, James Clapper, ha reconocido esta variación en el análisis de lo ocurrido en Bengazhi radica en cómo y por qué se perpetró dicho ataque, según ha explicado el portavoz, Shawn Turner.
Si bien en un principio la Inteligencia estadounidense coincidió en que el ataque fue provocado de forma espontánea por las protestas contra la película antiislámica 'La inocencia de los musulmanes', la más importante de las agencias ha "revisado su valoración inicial para reflejar nueva información que indica que fue un ataque terrorista intencionado y organizado llevado a cabo por extremistas"
Aún es "incierta" la autoría del ataque a la Embajada estadounidense de Benghazi, pero Inteligencia sí estima que algunos asaltantes estaban "vinculado a grupos afiliados o simpatizaban con Al Qaeda", ha admitido el portavoz.
Una fuente conocedor del proceso de evaluación del asalto a la Embajada en Benghazi lo ha calificado de "impreciso" y "en desarrollo".
Tres días después del ataque, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, salió al paso de las informaciones que señalaban a grupos islamistas como autores del asalto a la Embajada y afirmó que el asalto había sido planeado.
Dos días después, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, sugirió lo contrario y que las protestas en Libia se habían visto insulfadas por las registradas en Egipto. Esta postura fue secundada a posteriori por Carney, lo que supuso un cambio respecto a la mantenida dos días antes.
Estas palabras han llevado a que miembros del Partido Republicano hayan reclamado la dimisión de Rice, máxime después de que el director del Centro Nacional de Antiterrorismo, Matthew Olsen, compareciera ante el Congreso estadounidense para ratificar que lo ocurrido en Benghazi fue un "ataque terrorista contra nuestra Embajada" y que la Inteligencia estaba investigando una posible participación de Al Qaeda o de grupos afiliados. Carney, al día siguiente, apeló a las palabras de Olsen, sin aportar más datos.
La Inteligencia estadounidense ha confirmado este viernes que el ataque contra la Legación norteamericana en Benghazi, en el este de Libia, el pasado 11 de septiembre en el que falleció el embajador Chris Stevens y otros cuatro funcionarios estadounidenses fue "un ataque terrorista intencionado y organizado" tras varias semanas de confusión en el seno de la Administración estadounidense.
En un inusual anuncio, la oficina del director de Inteligencia Nacional, James Clapper, ha reconocido esta variación en el análisis de lo ocurrido en Bengazhi radica en cómo y por qué se perpetró dicho ataque, según ha explicado el portavoz, Shawn Turner.
Si bien en un principio la Inteligencia estadounidense coincidió en que el ataque fue provocado de forma espontánea por las protestas contra la película antiislámica 'La inocencia de los musulmanes', la más importante de las agencias ha "revisado su valoración inicial para reflejar nueva información que indica que fue un ataque terrorista intencionado y organizado llevado a cabo por extremistas"
Aún es "incierta" la autoría del ataque a la Embajada estadounidense de Benghazi, pero Inteligencia sí estima que algunos asaltantes estaban "vinculado a grupos afiliados o simpatizaban con Al Qaeda", ha admitido el portavoz.
Una fuente conocedor del proceso de evaluación del asalto a la Embajada en Benghazi lo ha calificado de "impreciso" y "en desarrollo".
Tres días después del ataque, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, salió al paso de las informaciones que señalaban a grupos islamistas como autores del asalto a la Embajada y afirmó que el asalto había sido planeado.
Dos días después, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, sugirió lo contrario y que las protestas en Libia se habían visto insulfadas por las registradas en Egipto. Esta postura fue secundada a posteriori por Carney, lo que supuso un cambio respecto a la mantenida dos días antes.
Estas palabras han llevado a que miembros del Partido Republicano hayan reclamado la dimisión de Rice, máxime después de que el director del Centro Nacional de Antiterrorismo, Matthew Olsen, compareciera ante el Congreso estadounidense para ratificar que lo ocurrido en Benghazi fue un "ataque terrorista contra nuestra Embajada" y que la Inteligencia estaba investigando una posible participación de Al Qaeda o de grupos afiliados. Carney, al día siguiente, apeló a las palabras de Olsen, sin aportar más datos.