Cristiano pone en jaque al Madrid
Ronaldo, que dijo no estar feliz, utiliza la misma táctica que Mourinho para provocar una reacción del club a su favor, conseguir un mayor reconocimiento de su liderazgo y valía en el vestuario
LADISLAO J. MOÑINO
Madrid, El País
Cristiano Ronaldo ha puesto en jaque al Real Madrid tras desvelar el pasado domingo que está “triste” y que Florentino Pérez, el presidente, ya tiene conocimiento del porqué de su hundimiento anímico. El jugador pretende el reconocimiento del plantel como el líder indiscutible que ha hecho méritos suficientes para que el equipo conquistara el último campeonato de Liga y a su vez ser coronado con el Balón de Oro.
La estrategia empleada por Ronaldo, utilizar los altavoces mediáticos para provocar y magnificar un incendio inesperado, no es nueva en los últimos tiempos en la institución blanca. A través de la prensa ha lanzado un pulso al club, al que ha dejado a los pies de los caballos y con la pelota en su tejado tras insinuarle al presidente una posible salida. Es la misma táctica que utilizó José Mourinho cuando reclamaba una nueva estructura del club que le entronizara como manager general y un mayor respaldo de la entidad en sus denuncias contra los arbitrajes.
El objetivo de Ronaldo es el mismo que pretendía el entrenador portugués cuando hacía públicas sus reivindicaciones: provocar una reacción de la dirigencia a su favor. Percibe la estrella lusa que muchos de sus compañeros no reman en la dirección que le conviene cuando son preguntados por el futuro ganador del Balón de Oro, que le ignoran en su autoproclamación de líder indiscutible y de mejor jugador del mundo. Esto ha disparado su reacción. Su comunicación con el grupo de los españoles, encabezados por Casillas y Ramos, ha sido mínima desde que se incorporó al trabajo a principios de agosto. También ha perdido empatía con el brasileño Marcelo, con el que mantenía una buena relación hasta que este manifestó primero que Messi era el mejor jugador del mundo y después que Casillas sería un merecido ganador del Balón de Oro. No quieren contribuir a que el equipo se convierta en el Cristiano Club de Fútbol.
Cristiano presiente que trabaja en un ambiente inadecuado para poder ofrecer lo mejor de sí mismo y para alcanzar su gran obsesión: ser reconocido con el galardón de mejor jugador del mundo. Comprender un carácter así solo se puede hacer desde su autoestima infinita, a la que el club, a veces, ha contribuido. “Sin ese carácter ambicioso no sería el jugador que es”, acostumbraban a decir en los despachos cuando por ejemplo escenificaba descontentos por no marcar o no recibir un pase.
Mourinho aún no se ha pronunciado públicamente al respecto, aunque ha dejado caer en su entorno que no tenía conocimiento previo de la sorprendente comparecencia ante los medios que provocó el propio futbolista.
Con la marcha de Jorge Valdano como director general, el técnico luso se hizo con las competencias de todo aquello que tiene que ver con el manejo del vestuario y del plantel. Si Cristiano decidió ignorar y saltarse a Mou para reunirse el sábado con el presidente, la autoridad de este ha quedado menoscabada por el jugador al que más protección ha brindado. Se entiende que corresponde a su doble posición en el organigrama de la institución la gestión de asuntos como la convivencia del vestuario y su visto bueno, en concordancia con José Ángel Sánchez, actual director general, en las condiciones contractuales de sus futbolistas. El mismo Mourinho anunció la temporada pasada la renovación automática de Carvalho, ahora defenestrado, o reclamó públicamente la de Pepe. Con la de Cristiano no se ha pronunciado. Su contrato expira en 2015 y percibe unos 10 millones de euros netos por curso. Durante su estancia de seis temporadas en el Manchester United su contrato fue revisado con una periodicidad casi anual. Su contexto ha cambiado. Cuando llegó al United era un jugador de 18 años con todo por hacer y ahora tiene 27. La consecución de la Liga de Campeones y del Balón de Oro así como su explosión goleadora justificaron la abundancia de sus mejoras salariales. En el Real Madrid, que ya mejoró sus condiciones económicas respecto a las del United cuando le fichó, aún no ha conquistado ninguno de esos dos galardones.
El club, de momento, no se manifiesta públicamente. Ayer algunos dirigentes seguían estupefactos por el ruidoso camino emprendido por su jugador bandera para que se acepten sus demandas. “Habrá que preguntarle a Cristiano por qué ha hecho esas declaraciones”, se limitaba a responder un directivo. Otra fuente de la zona noble del Bernabéu consultada por este periódico apuntaba de soslayo a cuestiones de convivencia y a la no necesidad de que el club diera explicaciones por las manifestaciones del delantero: “¿Por qué tenemos que decir algo? Ha hecho esas declaraciones y ya está”.
La explosión reivindicativa de Cristiano se ha producido una semana después de que el núcleo duro de los españoles, encabezados por Iker Casillas y Sergio Ramos, recriminara a Mourinho sus críticas públicas tras la derrota en Getafe y su distinta manera de tratar los errores dependiendo del culpable. La discusión puso de manifiesto la fractura existente entre el vestuario y el entrenador. El frente sigue abierto a tenor de las recriminaciones que Mourinho repitió tras el encuentro contra el Granada, pronunciadas poco antes de que Cristiano moviera ficha con la revelación de su descontento.
Las declaraciones del jugador también se han producido solo tres días después de que la UEFA concediera a Iniesta el trofeo al mejor jugador de Europa, un premio al que Cristiano optaba. Su rostro contrariado en la gala de la UEFA fue muy significativo.
El jugador se encuentra en Obidos concentrado con su selección. Tenía previsto acudir ayer a un homenaje a Aurelio Pereira, el director de la cantera del Sporting de Lisboa y uno de sus primeros padres deportivos. Finalmente decidió no presentarse. Llegó por la tarde al hotel de concentración con cara de pocos amigos y manifestó que no iba a hacer más declaraciones al respecto.
LADISLAO J. MOÑINO
Madrid, El País
Cristiano Ronaldo ha puesto en jaque al Real Madrid tras desvelar el pasado domingo que está “triste” y que Florentino Pérez, el presidente, ya tiene conocimiento del porqué de su hundimiento anímico. El jugador pretende el reconocimiento del plantel como el líder indiscutible que ha hecho méritos suficientes para que el equipo conquistara el último campeonato de Liga y a su vez ser coronado con el Balón de Oro.
La estrategia empleada por Ronaldo, utilizar los altavoces mediáticos para provocar y magnificar un incendio inesperado, no es nueva en los últimos tiempos en la institución blanca. A través de la prensa ha lanzado un pulso al club, al que ha dejado a los pies de los caballos y con la pelota en su tejado tras insinuarle al presidente una posible salida. Es la misma táctica que utilizó José Mourinho cuando reclamaba una nueva estructura del club que le entronizara como manager general y un mayor respaldo de la entidad en sus denuncias contra los arbitrajes.
El objetivo de Ronaldo es el mismo que pretendía el entrenador portugués cuando hacía públicas sus reivindicaciones: provocar una reacción de la dirigencia a su favor. Percibe la estrella lusa que muchos de sus compañeros no reman en la dirección que le conviene cuando son preguntados por el futuro ganador del Balón de Oro, que le ignoran en su autoproclamación de líder indiscutible y de mejor jugador del mundo. Esto ha disparado su reacción. Su comunicación con el grupo de los españoles, encabezados por Casillas y Ramos, ha sido mínima desde que se incorporó al trabajo a principios de agosto. También ha perdido empatía con el brasileño Marcelo, con el que mantenía una buena relación hasta que este manifestó primero que Messi era el mejor jugador del mundo y después que Casillas sería un merecido ganador del Balón de Oro. No quieren contribuir a que el equipo se convierta en el Cristiano Club de Fútbol.
Cristiano presiente que trabaja en un ambiente inadecuado para poder ofrecer lo mejor de sí mismo y para alcanzar su gran obsesión: ser reconocido con el galardón de mejor jugador del mundo. Comprender un carácter así solo se puede hacer desde su autoestima infinita, a la que el club, a veces, ha contribuido. “Sin ese carácter ambicioso no sería el jugador que es”, acostumbraban a decir en los despachos cuando por ejemplo escenificaba descontentos por no marcar o no recibir un pase.
Mourinho aún no se ha pronunciado públicamente al respecto, aunque ha dejado caer en su entorno que no tenía conocimiento previo de la sorprendente comparecencia ante los medios que provocó el propio futbolista.
Con la marcha de Jorge Valdano como director general, el técnico luso se hizo con las competencias de todo aquello que tiene que ver con el manejo del vestuario y del plantel. Si Cristiano decidió ignorar y saltarse a Mou para reunirse el sábado con el presidente, la autoridad de este ha quedado menoscabada por el jugador al que más protección ha brindado. Se entiende que corresponde a su doble posición en el organigrama de la institución la gestión de asuntos como la convivencia del vestuario y su visto bueno, en concordancia con José Ángel Sánchez, actual director general, en las condiciones contractuales de sus futbolistas. El mismo Mourinho anunció la temporada pasada la renovación automática de Carvalho, ahora defenestrado, o reclamó públicamente la de Pepe. Con la de Cristiano no se ha pronunciado. Su contrato expira en 2015 y percibe unos 10 millones de euros netos por curso. Durante su estancia de seis temporadas en el Manchester United su contrato fue revisado con una periodicidad casi anual. Su contexto ha cambiado. Cuando llegó al United era un jugador de 18 años con todo por hacer y ahora tiene 27. La consecución de la Liga de Campeones y del Balón de Oro así como su explosión goleadora justificaron la abundancia de sus mejoras salariales. En el Real Madrid, que ya mejoró sus condiciones económicas respecto a las del United cuando le fichó, aún no ha conquistado ninguno de esos dos galardones.
El club, de momento, no se manifiesta públicamente. Ayer algunos dirigentes seguían estupefactos por el ruidoso camino emprendido por su jugador bandera para que se acepten sus demandas. “Habrá que preguntarle a Cristiano por qué ha hecho esas declaraciones”, se limitaba a responder un directivo. Otra fuente de la zona noble del Bernabéu consultada por este periódico apuntaba de soslayo a cuestiones de convivencia y a la no necesidad de que el club diera explicaciones por las manifestaciones del delantero: “¿Por qué tenemos que decir algo? Ha hecho esas declaraciones y ya está”.
La explosión reivindicativa de Cristiano se ha producido una semana después de que el núcleo duro de los españoles, encabezados por Iker Casillas y Sergio Ramos, recriminara a Mourinho sus críticas públicas tras la derrota en Getafe y su distinta manera de tratar los errores dependiendo del culpable. La discusión puso de manifiesto la fractura existente entre el vestuario y el entrenador. El frente sigue abierto a tenor de las recriminaciones que Mourinho repitió tras el encuentro contra el Granada, pronunciadas poco antes de que Cristiano moviera ficha con la revelación de su descontento.
Las declaraciones del jugador también se han producido solo tres días después de que la UEFA concediera a Iniesta el trofeo al mejor jugador de Europa, un premio al que Cristiano optaba. Su rostro contrariado en la gala de la UEFA fue muy significativo.
El jugador se encuentra en Obidos concentrado con su selección. Tenía previsto acudir ayer a un homenaje a Aurelio Pereira, el director de la cantera del Sporting de Lisboa y uno de sus primeros padres deportivos. Finalmente decidió no presentarse. Llegó por la tarde al hotel de concentración con cara de pocos amigos y manifestó que no iba a hacer más declaraciones al respecto.