Voleibol femenino: Brasil resurge de sus cenizas para conservar el oro olímpico
Londres, EFE
Brasil ganó hoy en los Juegos Olímpicos de Londres su segunda medalla de oro seguida en voleibol femenino al derrotar a Estados Unidos por 3-1 en una remontada inaudita cuando el equipo estaba en la lona.
El resurgimiento de Brasil en la final fue una metáfora de la odisea que atravesó la selección en la competición olímpica, en la que vivió un comienzo desastroso, rozó la eliminación en varias instancias y se repuso con una fuerza abrasadora. El equipo brasileño se crece en las adversidades y se convierte en un gigante del voleibol cuando su rival cree que está a punto de noquearlo, ya le pasó contra China y contra Rusia, hoy con Estados Unidos.
Estados Unidos barrió a Brasil en el primer set, pero después las campeonas olímpicas tiraron de casta, hicieron un juego perfecto en defensa y encontraron el camino para evitar el bloqueo estadounidense. Jaqueline y Sheilla tiraron de la selección en una noche inspirada en el remate, salvo en el primer set, en la que Estados Unidos pasó de cazador a presa.
El comienzo de Brasil fue errático, las chicas de Zé Roberto Guimarães acusaron los nervios de la final, estaban claramente desconcentradas y cayeron en una interminable retahíla de errores inocentes. Estados Unidos, en cambio, tuvo temple y ahogó a sus adversarias con una impresionante capacidad de bloqueo que anuló por completo el ataque de las suramericanas. Sheilla, la mayor anotadora de Brasil en la competición, solo marcó dos puntos en 13 ataques en el primer set y Fernanda Garay, una de las más peligrosas rematadoras del equipo, se quedó a cero.
Los errores de Brasil se sucedían, varios saques y remates se desviaron fuera, el equipo también regaló un punto en un despiste clamoroso, en el que todas las jugadoras dejaron pasar un saque flojo de Destinee Hooker. El técnico Guimarães gritó a todo pecho "¡calma!" a sus jugadoras en un tiempo muerto cuando el marcador reflejaba 13-5, pero de nada sirvió el exabrupto, puesto que el equipo ya había bajado los brazos y dejó de luchar en el primer set, que terminó con un resultado escandaloso, una diferencia de catorce puntos.
Pero el voleibol es un deporte de juegos psicológicos, de saber sacar provecho del momento, y Brasil lo ha demostrado a lo largo de los Juegos, es especialista en crecerse cuando está de rodillas. De la paliza del primer parcial surgió el mejor Brasil, que viró las tornas y doblegó a su rival en los siguientes. EE.UU.estaba totalmente desconcertado y no estaba preparado mentalmente para una reacción de tal calibre.
Comenzaron entonces a entrar los remates de las brasileñas, que buscaban alternativas para superar el bloqueo siempre efectivo de las norteamericanas, como toques bombeados o remates desde la segunda línea. Estados Unidos, en oleadas de buen juego, solo pudo igualar el marcador en un instante del segundo set, a los doce puntos, pero el resto del tiempo se mantuvo a una distancia de cerca de cinco tantos.
El valle de juego de EE.UU. se prorrogó en el tercer set, mientras que Brasil se sentía con autoridad moral e iba en volandas con el apoyo de su afición, hoy mayoritaria en el pabellón Earls Court. Guiado por una Jaqueline sobresaliente en el remate, que acertó prácticamente todo a partir de la segunda manga, Brasil mantuvo una ventaja nunca inferior a tres puntos durante todo el tercer set. Entonces eran las norteamericanas las que acusaron los nervios, fallando saques y cayendo en despistes, como una jugada en la que Tom falló al intentar devolver una pelota que claramente se iba afuera.
El empuje de Brasil era ya imparable y las norteamericanas, que habían ganado en el partido que enfrentó a ambas en la primera fase, nada pudieron hacer en el momento decisivo y cedieron el último parcial por ocho puntos.
Brasil ganó hoy en los Juegos Olímpicos de Londres su segunda medalla de oro seguida en voleibol femenino al derrotar a Estados Unidos por 3-1 en una remontada inaudita cuando el equipo estaba en la lona.
El resurgimiento de Brasil en la final fue una metáfora de la odisea que atravesó la selección en la competición olímpica, en la que vivió un comienzo desastroso, rozó la eliminación en varias instancias y se repuso con una fuerza abrasadora. El equipo brasileño se crece en las adversidades y se convierte en un gigante del voleibol cuando su rival cree que está a punto de noquearlo, ya le pasó contra China y contra Rusia, hoy con Estados Unidos.
Estados Unidos barrió a Brasil en el primer set, pero después las campeonas olímpicas tiraron de casta, hicieron un juego perfecto en defensa y encontraron el camino para evitar el bloqueo estadounidense. Jaqueline y Sheilla tiraron de la selección en una noche inspirada en el remate, salvo en el primer set, en la que Estados Unidos pasó de cazador a presa.
El comienzo de Brasil fue errático, las chicas de Zé Roberto Guimarães acusaron los nervios de la final, estaban claramente desconcentradas y cayeron en una interminable retahíla de errores inocentes. Estados Unidos, en cambio, tuvo temple y ahogó a sus adversarias con una impresionante capacidad de bloqueo que anuló por completo el ataque de las suramericanas. Sheilla, la mayor anotadora de Brasil en la competición, solo marcó dos puntos en 13 ataques en el primer set y Fernanda Garay, una de las más peligrosas rematadoras del equipo, se quedó a cero.
Los errores de Brasil se sucedían, varios saques y remates se desviaron fuera, el equipo también regaló un punto en un despiste clamoroso, en el que todas las jugadoras dejaron pasar un saque flojo de Destinee Hooker. El técnico Guimarães gritó a todo pecho "¡calma!" a sus jugadoras en un tiempo muerto cuando el marcador reflejaba 13-5, pero de nada sirvió el exabrupto, puesto que el equipo ya había bajado los brazos y dejó de luchar en el primer set, que terminó con un resultado escandaloso, una diferencia de catorce puntos.
Pero el voleibol es un deporte de juegos psicológicos, de saber sacar provecho del momento, y Brasil lo ha demostrado a lo largo de los Juegos, es especialista en crecerse cuando está de rodillas. De la paliza del primer parcial surgió el mejor Brasil, que viró las tornas y doblegó a su rival en los siguientes. EE.UU.estaba totalmente desconcertado y no estaba preparado mentalmente para una reacción de tal calibre.
Comenzaron entonces a entrar los remates de las brasileñas, que buscaban alternativas para superar el bloqueo siempre efectivo de las norteamericanas, como toques bombeados o remates desde la segunda línea. Estados Unidos, en oleadas de buen juego, solo pudo igualar el marcador en un instante del segundo set, a los doce puntos, pero el resto del tiempo se mantuvo a una distancia de cerca de cinco tantos.
El valle de juego de EE.UU. se prorrogó en el tercer set, mientras que Brasil se sentía con autoridad moral e iba en volandas con el apoyo de su afición, hoy mayoritaria en el pabellón Earls Court. Guiado por una Jaqueline sobresaliente en el remate, que acertó prácticamente todo a partir de la segunda manga, Brasil mantuvo una ventaja nunca inferior a tres puntos durante todo el tercer set. Entonces eran las norteamericanas las que acusaron los nervios, fallando saques y cayendo en despistes, como una jugada en la que Tom falló al intentar devolver una pelota que claramente se iba afuera.
El empuje de Brasil era ya imparable y las norteamericanas, que habían ganado en el partido que enfrentó a ambas en la primera fase, nada pudieron hacer en el momento decisivo y cedieron el último parcial por ocho puntos.
Brasil: Fabiana (14), Dani Lins (2), Thaísa (7), Jaqueline (18), Sheilla (15), Fernanda Garay (12) y Fabi (líbero) -equipo inicial- Adenízia, Paula Pequeno, Fernandinha (1), Tandara (1), Natalia.
EE.UU.: Berg (2), Larson, Harmotto (4), Tom (14), Akinradewo (11), Hooker (14) y Davis (líbero) - equipo inicial- Hodge (6), Scott-Arruda (1), Haneef-Park (1).
Marcador: 11-25 (21 min.), 25-17 (26 m.), 25-20 (27 m.) y 25-17 (m.26)
Árbitros: Andrey Zenovich (RUS) y Zorica Bjelic (SRB)
Incidencias: Final del torneo olímpico femenino de voleibol diputado en el Earls Court de Londres ante unos 14.000 espectadores.