Wilstermann dejó escapar el triunfo en Villamontes al errar un penal
Villamontes, JNN
Wilstermann tuvo la victoria en pies de Sebastián Romero a falta de cinco minutos, pero el volante argentino erró en la ejecución del penal que, en segunda instancia, debió tomar tras la anulación del primero por invasión del área. Finalmente, los rojos se resignaron a una igualdad sin goles.
Como ocurriese en el clásico cochabambino, los rojos fueron víctimas de sus propia ansiedad. En aquél partido, Andrada no pudo anotar la reiteración del penal que iba a suponer la paridad en el accidentado cotejo inicial. Hoy fue Romero el que, en la segunda ejecución, ya consumido por la inseguridad, disparó al cuerpo del golero Viera, quien alcanzó a despejar con las piernas.
Pese a que, sobre el final, Wilstermann dispuso de oportunidades para materializar una victoria (el penal de Romero, un disparo de Salinas espectacularmente conjurado por el golero y un balón en el palo), volvió a exhibir incapacidad para imponer la circunstancial superioridad numérica. Vladimir Compas fue expulsado a poco del inicio de la segunda etapa, situación que los rojos no aprovecharon. Al contrario, Petrolero asustó con ataques veloces por los débiles flancos de los rojos (pelotas a espaldas de los laterales y centros cruzados).
El sistema de Mauricio Soria (empecinado en una fórmula que condiciona al equipo) sigue sin dar réditos. Los puntas reciben el escaso producto que elaboran los medios, allá donde Zárate apenas carbura y donde Nicolás Suárez sucumbe para recuperar cuando lo atacan en masa.
Durante largos pasajes, la brega fue pareja e intensa. Un batalla en la que hubo intercambio de golpes y donde Petrolero fue más incisivo ante un Wilstermann sólido atrás.
Fue en la segunda mitad cuando, tras la expulsión de Compas, que el cotejo se inclinó a favor de los rojos, pero sin que su fútbol gozase de profundidad y potencia para llegar al arco de Viera. De contragolpe, ante una defensa abierta y desacomodada, Petrolero dispuso de algunas oportunidades, básicamente provocando infracciones para buscar mediante jugadas de estrategia. Robledo conjuró algunas acciones, otras tuvieron una deficiente ejecución.
Para el tramo final de la brega, Soria dio entrada a Santos Amador tratando de sacar provecho de la diferencia numérica que disfrutaba. Armó una línea de tres atrás y colocó más gente arriba, aunque la variante le restó profundidad por las bandas y no ganó en claridad.
Wilstermann tuvo la victoria en pies de Sebastián Romero a falta de cinco minutos, pero el volante argentino erró en la ejecución del penal que, en segunda instancia, debió tomar tras la anulación del primero por invasión del área. Finalmente, los rojos se resignaron a una igualdad sin goles.
Como ocurriese en el clásico cochabambino, los rojos fueron víctimas de sus propia ansiedad. En aquél partido, Andrada no pudo anotar la reiteración del penal que iba a suponer la paridad en el accidentado cotejo inicial. Hoy fue Romero el que, en la segunda ejecución, ya consumido por la inseguridad, disparó al cuerpo del golero Viera, quien alcanzó a despejar con las piernas.
Pese a que, sobre el final, Wilstermann dispuso de oportunidades para materializar una victoria (el penal de Romero, un disparo de Salinas espectacularmente conjurado por el golero y un balón en el palo), volvió a exhibir incapacidad para imponer la circunstancial superioridad numérica. Vladimir Compas fue expulsado a poco del inicio de la segunda etapa, situación que los rojos no aprovecharon. Al contrario, Petrolero asustó con ataques veloces por los débiles flancos de los rojos (pelotas a espaldas de los laterales y centros cruzados).
El sistema de Mauricio Soria (empecinado en una fórmula que condiciona al equipo) sigue sin dar réditos. Los puntas reciben el escaso producto que elaboran los medios, allá donde Zárate apenas carbura y donde Nicolás Suárez sucumbe para recuperar cuando lo atacan en masa.
Durante largos pasajes, la brega fue pareja e intensa. Un batalla en la que hubo intercambio de golpes y donde Petrolero fue más incisivo ante un Wilstermann sólido atrás.
Fue en la segunda mitad cuando, tras la expulsión de Compas, que el cotejo se inclinó a favor de los rojos, pero sin que su fútbol gozase de profundidad y potencia para llegar al arco de Viera. De contragolpe, ante una defensa abierta y desacomodada, Petrolero dispuso de algunas oportunidades, básicamente provocando infracciones para buscar mediante jugadas de estrategia. Robledo conjuró algunas acciones, otras tuvieron una deficiente ejecución.
Para el tramo final de la brega, Soria dio entrada a Santos Amador tratando de sacar provecho de la diferencia numérica que disfrutaba. Armó una línea de tres atrás y colocó más gente arriba, aunque la variante le restó profundidad por las bandas y no ganó en claridad.
Los despilfarros del final impidieron que los rojos lograsen una victoria que les habría depositado en la cima del campeonato, pero que no habrían servido para mejorar la deshilachada imagen que ofreció en los últimos partidos.