Un tribunal de Brasil ordena suspender las obras de la presa Belo Monte
Las obras de la hidroeléctrica empezaron en marzo de 2011
Juan Arias
Río de Janeiro, El País
Las obras de la presa hidroeléctrica Belo Monte en la Amazonia brasileña han sido paralizadas este martes por orden un tribunal regional federal brasileño.
El juez Souza Prudente ha alegado que las comunidades indígenas de la zona no habían sido consultadas antes del inicio de las obras. Al mismo tiempo, denuncia que habían existido vicios de forma en el Supremo Tribunal Federal cuando declaró la constitucionalidad de las obras. En caso de desobediencia, la multa a la empresa estatal Electrolux por no parar las obras sería de 500.000 reales diarios (200.000 euros).
Además, en la aprobación del proyecto por parte del Congreso habría habido una supuesta falla ya que habría tomado la decisión antes de haber consultado los estudios técnicos sobre la obra. Dichos estudios llevados a cabo por una comisión multidisciplinar alertaban sobre el impacto ambiental de la construcción de la hidroeléctrica.
La presa Belo Monte es la obra más importante desde que llegar al poder el expresidente Lula da Silva. Forma parte del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), que ha heredado el actual Ejecutivo de Dilma Rousseff.
Sin embargo, es un proyecto que carga sobre sus espaldas con un rosario de polémicas desde que se empezó a hablar de él hace exactamente 20 años, hasta el punto que a Belo Monte se la conoce como “manzana de la discordia”, ya que su construcción fue siempre sistemáticamente obstaculizada por asociaciones de defensa del medio ambiente tanto nacionales como internacionales. No es la primera vez que las obras se paralizan por la Justicia brasileña aunque en las anteriores ocasiones el Gobierno ha recurrido y siempre ha conseguido que se retomaran los trabajos.
El Gobierno había corregido docenas de veces el proyecto y había destinado 1.200 millones de dólares a reducir el impacto negativo de una obra faraónica incrustada en el corazón de la Amazonia, con gran impacto social sobre las poblaciones indígenas de los alrededores.
Situada en el rio Xingá, la obra deberá levantarse a 40 kilómetros de la ciudad de Altamira en el Estado de Pará. Se trata de la tercera mayor hidroeléctrica del mundo después de la china Tres Gargantas y de la brasileña-paraguaya de Itaipú. Belo Monte podría producir en el futuro el 10% de la energía del país, con una potencia de 11.233 MW.
Juan Arias
Río de Janeiro, El País
Las obras de la presa hidroeléctrica Belo Monte en la Amazonia brasileña han sido paralizadas este martes por orden un tribunal regional federal brasileño.
El juez Souza Prudente ha alegado que las comunidades indígenas de la zona no habían sido consultadas antes del inicio de las obras. Al mismo tiempo, denuncia que habían existido vicios de forma en el Supremo Tribunal Federal cuando declaró la constitucionalidad de las obras. En caso de desobediencia, la multa a la empresa estatal Electrolux por no parar las obras sería de 500.000 reales diarios (200.000 euros).
Además, en la aprobación del proyecto por parte del Congreso habría habido una supuesta falla ya que habría tomado la decisión antes de haber consultado los estudios técnicos sobre la obra. Dichos estudios llevados a cabo por una comisión multidisciplinar alertaban sobre el impacto ambiental de la construcción de la hidroeléctrica.
La presa Belo Monte es la obra más importante desde que llegar al poder el expresidente Lula da Silva. Forma parte del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), que ha heredado el actual Ejecutivo de Dilma Rousseff.
Sin embargo, es un proyecto que carga sobre sus espaldas con un rosario de polémicas desde que se empezó a hablar de él hace exactamente 20 años, hasta el punto que a Belo Monte se la conoce como “manzana de la discordia”, ya que su construcción fue siempre sistemáticamente obstaculizada por asociaciones de defensa del medio ambiente tanto nacionales como internacionales. No es la primera vez que las obras se paralizan por la Justicia brasileña aunque en las anteriores ocasiones el Gobierno ha recurrido y siempre ha conseguido que se retomaran los trabajos.
El Gobierno había corregido docenas de veces el proyecto y había destinado 1.200 millones de dólares a reducir el impacto negativo de una obra faraónica incrustada en el corazón de la Amazonia, con gran impacto social sobre las poblaciones indígenas de los alrededores.
Situada en el rio Xingá, la obra deberá levantarse a 40 kilómetros de la ciudad de Altamira en el Estado de Pará. Se trata de la tercera mayor hidroeléctrica del mundo después de la china Tres Gargantas y de la brasileña-paraguaya de Itaipú. Belo Monte podría producir en el futuro el 10% de la energía del país, con una potencia de 11.233 MW.