Rousseff envía 9.000 soldados a las fronteras para combatir el crimen
La medida está anunciada como una operación para “reprimir la criminalidad en las fronteras"
Los expertos aseguran que se trata de una demostración de fuerza
Juan Arias
Río de Janeiro, El País
La presidenta Dilma Rousseff ha querido emitir un mensaje disuasorio enviando a 9.000 militares —una cifra que aumentará— a las fronteras de Brasil con Paraguay, Argentina y Uruguay, en la llamada Operación Ágata5. Oficialmente, se trata de una operación para “reprimir la criminalidad en las fronteras, como el tráfico de drogas y contrabando”, como ha afirmado el ministro del Ejército, Celso Amorim.
Samuel Alves, catedrático de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) y presidente de la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa, considera que en realidada la Operación Ágata5 es una “demostración de fuerza”, con un simbolismo y un peso que no pueden ser entendidos de otro modo, sobre todo en relación a Paraguay. Brasil, Argentina y Uruguay castigaron al país dejándolo fuera de Mercosur hasta 2013 tras la destitución del presidente, Fernando Lugo, considerada un golpe a la democracia por los otros tres países del club.
El contingente enviado por Rousseff a las fronteras afecta a los tres cuerpos de forma conjunta: Ejército de Tierra, Marina y Fuerzas Aéreas. Los 9.000 militares han llegado equipados con helicópteros de combate, naves patrulla, cazas y blindados.
La Marina ha enviado 30 embarcaciones a los ríos de la cuenca de la Plata, entre ellas tres navíos de guerra y un navío hospital. La Fuerza Aérea participa con escuadrones de cazas F5 y Super Tucano, además de aviones radar y vehículos aéreos no tripulados.
El Ejército de tierra ha movilizado la infantería y los blindados Urutu y Cascavelk de las tres divisiones. Las tres fuerzas usan además helicópteros Black Hawk y Pantera, para transporte de tropas y misiones de ataque.
La operación cuenta también con el apoyo de 30 agencias del Gobierno, entre ellas la Policía Federal. El área crítica de vigilancia estará entre las ciudades de Foz de Iguazú, en Paraná, y Corumbá, en el Mato Grosso del Sur, el punto con mayor tráfico de drogas, según informó el general Carlos Bolivar Goellner en declaraciones a BBC-Brasil.
La diplomacia brasileña ha aclarado que los tres países afectados, Paraguay, Argentina y Uruguay, habían sido previamente alertados de la operación y que el ambiente que reina en los países de América del Sur es de “cooperación en el área de defensa”.
Según el ministro Amorin, la verdadera amenaza militar a Brasil podría venirle de un escenario futuro en el que potencias internacionales en conflicto puedan querer apropiarse de los recursos naturales brasileños, como agua, energía y capacidad de producir alimentos.
“Brasil debe construir una capacidad disuasoria creíble que haga que la perspectiva de un ataque a nuestro país sea algo muy costoso”, afirmó días atrás el ministro de Defensa durante una conferencia.
Los expertos aseguran que se trata de una demostración de fuerza
Juan Arias
Río de Janeiro, El País
La presidenta Dilma Rousseff ha querido emitir un mensaje disuasorio enviando a 9.000 militares —una cifra que aumentará— a las fronteras de Brasil con Paraguay, Argentina y Uruguay, en la llamada Operación Ágata5. Oficialmente, se trata de una operación para “reprimir la criminalidad en las fronteras, como el tráfico de drogas y contrabando”, como ha afirmado el ministro del Ejército, Celso Amorim.
Samuel Alves, catedrático de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) y presidente de la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa, considera que en realidada la Operación Ágata5 es una “demostración de fuerza”, con un simbolismo y un peso que no pueden ser entendidos de otro modo, sobre todo en relación a Paraguay. Brasil, Argentina y Uruguay castigaron al país dejándolo fuera de Mercosur hasta 2013 tras la destitución del presidente, Fernando Lugo, considerada un golpe a la democracia por los otros tres países del club.
El contingente enviado por Rousseff a las fronteras afecta a los tres cuerpos de forma conjunta: Ejército de Tierra, Marina y Fuerzas Aéreas. Los 9.000 militares han llegado equipados con helicópteros de combate, naves patrulla, cazas y blindados.
La Marina ha enviado 30 embarcaciones a los ríos de la cuenca de la Plata, entre ellas tres navíos de guerra y un navío hospital. La Fuerza Aérea participa con escuadrones de cazas F5 y Super Tucano, además de aviones radar y vehículos aéreos no tripulados.
El Ejército de tierra ha movilizado la infantería y los blindados Urutu y Cascavelk de las tres divisiones. Las tres fuerzas usan además helicópteros Black Hawk y Pantera, para transporte de tropas y misiones de ataque.
La operación cuenta también con el apoyo de 30 agencias del Gobierno, entre ellas la Policía Federal. El área crítica de vigilancia estará entre las ciudades de Foz de Iguazú, en Paraná, y Corumbá, en el Mato Grosso del Sur, el punto con mayor tráfico de drogas, según informó el general Carlos Bolivar Goellner en declaraciones a BBC-Brasil.
La diplomacia brasileña ha aclarado que los tres países afectados, Paraguay, Argentina y Uruguay, habían sido previamente alertados de la operación y que el ambiente que reina en los países de América del Sur es de “cooperación en el área de defensa”.
Según el ministro Amorin, la verdadera amenaza militar a Brasil podría venirle de un escenario futuro en el que potencias internacionales en conflicto puedan querer apropiarse de los recursos naturales brasileños, como agua, energía y capacidad de producir alimentos.
“Brasil debe construir una capacidad disuasoria creíble que haga que la perspectiva de un ataque a nuestro país sea algo muy costoso”, afirmó días atrás el ministro de Defensa durante una conferencia.