Rebeldes sirios unidos contra Asad pero divididos sobre poder y dinero
Aleppo, AFP
Tienen un mismo objetivo: derribar al régimen de Bashar al Asad, pero en relación a otros temas, como el financiamiento, las armas y hasta la manera de combatir, los grupos rebeldes están profundamente divididos.
A pesar de que estos grupos están unidos bajo un mismo nombre, Ejército Sirio Libre (ESL), la estructura de esta instancia, creada hace casi un año, es confusa y no está dotada de un centro de decisión fuerte.
El viernes, los sirios en contra del régimen de Asad, manifestaron bajo el eslogan "Con un Ejército Sirio Libre unido, la victoria está garantizada", un mensaje claro que expresa los temores de que la falta de coordinación tenga consecuencias en la resistencia.
El comando del ESL en Siria supervisa 10 consejos militares que reúnen a miles de combatientes y que son dirigidos por generales desertores.
Además, hay una gran cantidad de grupos formados en su mayoría por civiles armados, entre ellos islamistas, que son parte del ESL pero que reivindican una cierta autonomía.
"Nuestro comando es independiente", asegura Abdel Kader al Saleh, jefe de operaciones del poderoso grupo rebelde Liwa al Tawhid, financiado por los influyentes Hermanos Musulmanes y actor importante en la batalla de Alepo.
"Cuando decidimos luchar en la batalla de Alepo, lo hicimos sin consultar al consejo militar (del ESL en Alepo)", afirma Abdel Kader.
"¿Por qué consultarlos? Contamos con el mayor número de combatientes en Alepo y sus alrededores", dice, antes de agregar que se coordinan con los que combaten y no con "los que están sentados en oficinas".
Una multitud de brigadas y batallones rebeldes, en su mayoría con nombres islámicos, reivindican regularmente operaciones en contra del régimen en videos subidos a internet.
Según el jefe de un batallón que se presenta bajo el seudónimo de Abú Mosab, "el financiamiento de las brigadas islamistas en el seno de la rebelión proviene principalmente de Catar y de Turquía", mientras que los consejos militares obtienen apoyo de Arabia Saudita, Estados Unidos y de la Unión Europea.
"Al Qaida financia a los yihadistas, los Hermanos Musulmanes financian a los moderados y los ricos sauditas financian a ambos, sin distinción", añade.
Según expertos, los combatientes yihadistas representan una minoría en el seno de la rebelión.
Para la mayoría de militantes y opositores, los Hermanos Musulmanes son los que más armas, fondos y apoyo aportan. La hermandad intenta, según ellos, monopolizar la ayuda con el fin de estar en buena posición después de la caída del régimen de Asad.
El portavoz del comando del ESL en Siria, el coronel Qasem Saadedin, explica que la reticencia de los países occidentales a dar armas a los rebeldes los alienta a radicalizarse.
Estados Unidos y Europa consideran que las armas podrían caer en manos de grupos extremistas.
Si esta tendencia se confirma, "la situación podría empeorarse y dirigirse hacia una islamización y hasta podría escapar del control" del ESL, advierte el coronel.
Las divisiones en el terreno presagian una lucha feroz por el poder en el período post Asad.
Tienen un mismo objetivo: derribar al régimen de Bashar al Asad, pero en relación a otros temas, como el financiamiento, las armas y hasta la manera de combatir, los grupos rebeldes están profundamente divididos.
Hay una gran cantidad de grupos formados en su mayoría por civiles armados, entre ellos islamistas, que son parte del ESL pero que reivindican una cierta autonomía.
Tienen un mismo objetivo: derribar al régimen de Bashar al Asad, pero en relación a otros temas, como el financiamiento, las armas y hasta la manera de combatir, los grupos rebeldes están profundamente divididos.
A pesar de que estos grupos están unidos bajo un mismo nombre, Ejército Sirio Libre (ESL), la estructura de esta instancia, creada hace casi un año, es confusa y no está dotada de un centro de decisión fuerte.
El viernes, los sirios en contra del régimen de Asad, manifestaron bajo el eslogan "Con un Ejército Sirio Libre unido, la victoria está garantizada", un mensaje claro que expresa los temores de que la falta de coordinación tenga consecuencias en la resistencia.
El comando del ESL en Siria supervisa 10 consejos militares que reúnen a miles de combatientes y que son dirigidos por generales desertores.
Además, hay una gran cantidad de grupos formados en su mayoría por civiles armados, entre ellos islamistas, que son parte del ESL pero que reivindican una cierta autonomía.
"Nuestro comando es independiente", asegura Abdel Kader al Saleh, jefe de operaciones del poderoso grupo rebelde Liwa al Tawhid, financiado por los influyentes Hermanos Musulmanes y actor importante en la batalla de Alepo.
"Cuando decidimos luchar en la batalla de Alepo, lo hicimos sin consultar al consejo militar (del ESL en Alepo)", afirma Abdel Kader.
"¿Por qué consultarlos? Contamos con el mayor número de combatientes en Alepo y sus alrededores", dice, antes de agregar que se coordinan con los que combaten y no con "los que están sentados en oficinas".
Una multitud de brigadas y batallones rebeldes, en su mayoría con nombres islámicos, reivindican regularmente operaciones en contra del régimen en videos subidos a internet.
Según el jefe de un batallón que se presenta bajo el seudónimo de Abú Mosab, "el financiamiento de las brigadas islamistas en el seno de la rebelión proviene principalmente de Catar y de Turquía", mientras que los consejos militares obtienen apoyo de Arabia Saudita, Estados Unidos y de la Unión Europea.
"Al Qaida financia a los yihadistas, los Hermanos Musulmanes financian a los moderados y los ricos sauditas financian a ambos, sin distinción", añade.
Según expertos, los combatientes yihadistas representan una minoría en el seno de la rebelión.
Para la mayoría de militantes y opositores, los Hermanos Musulmanes son los que más armas, fondos y apoyo aportan. La hermandad intenta, según ellos, monopolizar la ayuda con el fin de estar en buena posición después de la caída del régimen de Asad.
El portavoz del comando del ESL en Siria, el coronel Qasem Saadedin, explica que la reticencia de los países occidentales a dar armas a los rebeldes los alienta a radicalizarse.
Estados Unidos y Europa consideran que las armas podrían caer en manos de grupos extremistas.
Si esta tendencia se confirma, "la situación podría empeorarse y dirigirse hacia una islamización y hasta podría escapar del control" del ESL, advierte el coronel.
Las divisiones en el terreno presagian una lucha feroz por el poder en el período post Asad.
Tienen un mismo objetivo: derribar al régimen de Bashar al Asad, pero en relación a otros temas, como el financiamiento, las armas y hasta la manera de combatir, los grupos rebeldes están profundamente divididos.
Hay una gran cantidad de grupos formados en su mayoría por civiles armados, entre ellos islamistas, que son parte del ESL pero que reivindican una cierta autonomía.