Miles de personas huyen de las inundaciones de Manila
50 muertos y centenares de miles de desplazados es el balance tras 10 días de lluvias torrenciales y aludes de tierra en el norte del país
Manila, El País
Gran parte de Manila, la capital de Filipinas, se encuentra sumergida a consecuencia de las lluvias torrenciales caídas en los últimos diez días por el paso de la tormenta tropical 'Haikui'. Los aludes de tierra y las inundaciones provocadas dejan ya un balance de más de, al menos, medio centenar de personas, y más de 270.000 desplazados.
Según el último boletín meteorológico, las lluvias continuarán cayendo de manera intensa en las próximas 24 horas en 14 provincias del norte del país, incluida Manila, y las condiciones climatológicas no comenzarán a mejorar hasta el jueves. La tormenta se dirige ahora a la provincia oriental de Zhejiang, en China, donde se ha evacuado ya a más de 250.000 personas a la espera de la llegada de Haiku mañana miércoles.
El agua alcanza los tres metros de altura en Manila, una situación agravada por la marea alta y la liberación de agua de algunas presas situadas en las provincias circundantes. Las escuelas, los mercados financieros y las oficinas públicas y privadas permanecen cerradas en Filipinas, incluidas las empresas de externalización cuyos clientes son compañías extranjeras, estadounidenses o europeas principalmente. También el Palacio presidencial, el Tribunal Supremo, el Parlamento, la Embajada de Estados Unidos y la sede de la Bolsa de Manila, inundada, han cerrado sus puertas. El desbordamiento de la presa de La Mesa, principal suministradora de Manila, también ha inundado varios barrios de la capital y ha obligado a evacuar a más de 5.000 residentes a orillas del río Marikina.
El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, ha ordenado el despliegue de las tropas del Ejército, la policía y los servicios de emergencia y les ha pedido el máximo esfuerzo para ayudar a los residentes de las zonas más afectada. Mientras, el ministerio de Sanidad ha puesto en alerta a todos los centros sanitarios gubernamentales para atender a las posibles víctimas de las inundaciones. Eduardo Janairo, director del ministerio en la región, afirmó al periódico Philippine Star que se están enviando equipos médicos a las zonas más afectadas para prevenir posibles infecciones como la leptospirosis.
La mayoría de las víctimas mortales se han registrado en el distrito de Quezon, a las afueras de Manila, donde los equipos de rescate retiraron de entre el lodo los cadáveres de nueve miembros de una misma familia, entre ellos un niño de dos meses, que quedaron sepultados por un desprendimiento de tierra. Las inundaciones afectan a nueve provincias próximas a la capital.
Ocho residentes en las viviendas del mismo vecindario lograron escapar con vida del alud, según el periódico Philippine Star. Además, la Policía informó de que cuatro personas murieron ahogadas en la provincia de Bulacan, al norte de la capital.
Las autoridades confirmaron otras dos víctimas mortales en los distritos de Malabon y Caloocan, zonas costeras donde las labores de rescate están siendo difíciles debido a las inundaciones y al corte del suministro eléctrico. También ha sido confirmada la desaparición de una persona en Caloocan y otra en Bataan, al oeste de la capital.
Según el centro de meteorología, las precipitaciones en Manila entre la tarde del lunes y la del martes alcanzaron los 472 milímetros, una cantidad superior a la que dejó en 2009 el tifón "Ketsana", que causó cerca de 500 muertos en Filipinas. Richard Gordon, jefe de Cruz Roja en Filipinas, informó al diario norteamericano The New York Times de que no se espera que la situación alcance la gravedad de la provocada por las tormentas de 2009.
La situación en la vecina provincia de Laguna, cercana al lago Laguna de Bay, es aún más crítica que en Manila. Se calcula que las inundaciones pueden durar allí más de dos meses, según advirtió el ministro de Obras Públicas, Rogelio Singson.
Entre 15 y 20 tifones alcanzan Filipinas cada año durante la estación lluviosa que, por lo general, comienza en mayo y concluye en noviembre. Expertos de las agencias internacionales han identificado con el chabolismo y la acumulación de basura en el alcantarillado del elevado número de víctimas que causan las lluvias monzónicas en Filipinas.
Según el último boletín meteorológico, las lluvias continuarán cayendo de manera intensa en las próximas 24 horas en 14 provincias del norte del país, incluida Manila, y las condiciones climatológicas no comenzarán a mejorar hasta el jueves. La tormenta se dirige ahora a la provincia oriental de Zhejiang, en China, donde se ha evacuado ya a más de 250.000 personas a la espera de la llegada de Haiku mañana miércoles.
El agua alcanza los tres metros de altura en Manila, una situación agravada por la marea alta y la liberación de agua de algunas presas situadas en las provincias circundantes. Las escuelas, los mercados financieros y las oficinas públicas y privadas permanecen cerradas en Filipinas, incluidas las empresas de externalización cuyos clientes son compañías extranjeras, estadounidenses o europeas principalmente. También el Palacio presidencial, el Tribunal Supremo, el Parlamento, la Embajada de Estados Unidos y la sede de la Bolsa de Manila, inundada, han cerrado sus puertas. El desbordamiento de la presa de La Mesa, principal suministradora de Manila, también ha inundado varios barrios de la capital y ha obligado a evacuar a más de 5.000 residentes a orillas del río Marikina.
El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, ha ordenado el despliegue de las tropas del Ejército, la policía y los servicios de emergencia y les ha pedido el máximo esfuerzo para ayudar a los residentes de las zonas más afectada. Mientras, el ministerio de Sanidad ha puesto en alerta a todos los centros sanitarios gubernamentales para atender a las posibles víctimas de las inundaciones. Eduardo Janairo, director del ministerio en la región, afirmó al periódico Philippine Star que se están enviando equipos médicos a las zonas más afectadas para prevenir posibles infecciones como la leptospirosis.
La mayoría de las víctimas mortales se han registrado en el distrito de Quezon, a las afueras de Manila, donde los equipos de rescate retiraron de entre el lodo los cadáveres de nueve miembros de una misma familia, entre ellos un niño de dos meses, que quedaron sepultados por un desprendimiento de tierra. Las inundaciones afectan a nueve provincias próximas a la capital.
Ocho residentes en las viviendas del mismo vecindario lograron escapar con vida del alud, según el periódico Philippine Star. Además, la Policía informó de que cuatro personas murieron ahogadas en la provincia de Bulacan, al norte de la capital.
Las autoridades confirmaron otras dos víctimas mortales en los distritos de Malabon y Caloocan, zonas costeras donde las labores de rescate están siendo difíciles debido a las inundaciones y al corte del suministro eléctrico. También ha sido confirmada la desaparición de una persona en Caloocan y otra en Bataan, al oeste de la capital.
Según el centro de meteorología, las precipitaciones en Manila entre la tarde del lunes y la del martes alcanzaron los 472 milímetros, una cantidad superior a la que dejó en 2009 el tifón "Ketsana", que causó cerca de 500 muertos en Filipinas. Richard Gordon, jefe de Cruz Roja en Filipinas, informó al diario norteamericano The New York Times de que no se espera que la situación alcance la gravedad de la provocada por las tormentas de 2009.
La situación en la vecina provincia de Laguna, cercana al lago Laguna de Bay, es aún más crítica que en Manila. Se calcula que las inundaciones pueden durar allí más de dos meses, según advirtió el ministro de Obras Públicas, Rogelio Singson.
Entre 15 y 20 tifones alcanzan Filipinas cada año durante la estación lluviosa que, por lo general, comienza en mayo y concluye en noviembre. Expertos de las agencias internacionales han identificado con el chabolismo y la acumulación de basura en el alcantarillado del elevado número de víctimas que causan las lluvias monzónicas en Filipinas.