La vida secreta de las brujas británicas modernas
BBC
Han pasado 400 años desde los juicios de las brujas en Pendle, un pueblo británico en el que 10 personas fueron condenadas a la horca por practicar brujería.
Pero, ¿existe todavía prejuicio contra las brujas y brujos modernos?
Lo que pasa es que Myrdinn es el jefe de un aquelarre, una reunión de brujos y brujas en el condado inglés de Lancashire.Él se ha forjado una exitosa carrera como abogado laboral. Sin embargo, este hombre de 38 años -también conocido como Myrddin- participa en actividades que prefiere mantener en secreto.
Myrdinn asegura: "No hacemos nada siniestro como adorar al diablo y no llevamos a cabo sacrificios animales o humanos".
Honramos, y damos gracias a la naturaleza. Celebramos las estaciones. No se trata de sangre. En primavera, celebramos la vida y el renacimiento y después en el invierno, la decadencia y la muerte para darle paso a nueva vida".
Su aquelarre en la población de Chorley está a mas de 30 millas de Pendle, en donde en 1612 diez personas fueron apresadas bajo cargos de estar involucradas en brujería.
Cuatro siglos después, Myrdinn cree que sigue el prejuicio contra los brujos.
Asegura que "viene de la ignorancia y de temor a lo desconocido y esa es la razón por la que los rituales y celebraciones se llevan a cabo en secreto".
Escuela de brujería
En su tiempo libre, se pone una túnica o "algo abrigado para estar afuera" y encabeza un grupo de trabajo mágico que practica la brujería tradicional.
Dice que no hay conflicto entre su trabajo cotidiano y su espiritualismo.
"Mi filosofía es vivir con honor y honrar cada cosa viviente, nuestro paisaje y el mundo en que vivimos".
Desde joven, tiene afinidad por el campo. "Yo podía sentir la magia de la naturaleza. Me criaron como un cristiano estricto pero no era suficiente y me di cuenta que había un rótulo para lo que sentía: el paganismo".
El aquelarre celebra ocho festivales celtas a lo largo del año y de los ciclos lunares en la campiña del condado de Lancashire.
Todo gira en torno a una hoguera y su lema es: "comer, beber y ser feliz".
Hazel Woods, de la Federación Pagana, dice que hay brujas de todas las clases sociales y oficios pero, nuevamente, el prejuicio hace que muchos se cuiden de revelar sus creencias.
Kathy Rowan-Drewitt, de 51 años y oriunda de la ciudad de Blackpool, tiene su propia escuela donde ha entrenado a más de sesenta brujos.
"Muchos le ocultan el hecho de ser brujo a su familia, sus amigos y a sus colegas, por miedo a ser tratados injustamente o a que se les considere raros", afirma.
Insulto
Los tiempos han cambiado pero decirle a alguien que es una bruja sigue siendo un insulto.
"Muchas veces nos representan mal y nos tratan como un chiste en los medios, pero el paganismo es la sexta religión más grande de este país", sostiene.
Ahora habla abiertamente de su condición de bruja, pero ocultó su interés hasta los 30 años de edad, cuando se divorció de su primer marido.
La antigua secretaria de un consultorio médico dijo que fue entonces que su "vida comenzó".
Se involucró en el tema cuando una amiga la presentó con un grupo de brujas.
"En retrospectiva, yo era como ellas pero mi exmarido era muy antirreligioso y yo sabía que a él no le habría gustado", señala Rowan-Drewitt.
"Cuando me separé quedé libre para seguir mis sueños así que aprendí astrología y me uní a la Federación Pagana.
"Torta de cumpleaños"
La madre de dos niños, que se describe a sí misma como una maga y sacerdotisa, ahora transfiere su conocimiento mediante talleres, meditación y rituales.
Asegura que "usamos embrujos para hacer el bien. Nunca usamos embrujos malignos. Siempre son para que mejore la vida".
"Obtener ascensos, ayudar a que los vecinos se entiendan bien. Tengo hechizos para cualquier problema en la vida", asegura.
"Los embrujos son como los cuchillos. Pueden ser empleados para hacer buenas cosas en manos de un cirujano, o para cosas malas como acuchillar a alguien", puntualiza.
Rowan-Drewitt dice que muchas personas han empleado embrujos sin darse cuenta.
"Cuando nos reunimos en torno a una torta de cumpleaños, soplamos las velas y pedimos un deseo. Elevamos la energía, nos concentramos, pedimos un deseo y no le contamos a nadie de que se trata. En esencia, es magia", insiste.
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