La tensión se aplaca en la mina sudafricana de Marikana tras la matanza policial
Marikana, AFP
La tensión parecía remitir este martes en la mina sudafricana de Marikana, cuya dirección anunció que ya no despedirá a los huelguistas, cinco días después de que la policía acabara a tiros con la vida de 34 mineros.
Este martes por la mañana, un tercio de los mineros habían reanudado el trabajo, según la dirección de Lonmin, empresa encargada de la explotación de la mina, que invitó a los 25.000 empleados que no siguieron la huelga -de un total de 28.000- a volver a la mina, indicando que su seguridad estaba garantizada. Como cada día, en el exterior de la mina, centenares de hombres se congregaron mostrando su rechazo a reiniciar el trabajo.
"Nuestra posición no ha cambiado, no nos movemos, rehusamos ser intimidados por Lonmin", aseguró Litha Mpula, que se describe como un "superviviente" de la matanza del 16 de agosto.
El lunes, la dirección de la mina de platino fijó a las 7h (5h GMT) de este martes la expiración de un ultimátum lanzado a los 3.000 trabajadores en huelga salvaje desde el 10 de agosto: o se reintegraban, o podían ser despedidos. Sin embargo, a esa hora, el secretario general de la presidencia de Sudáfrica, Collins Chabane, urgió a Lonmin a suspender su ultimátum hasta que todas las víctimas del tiroteo de la policía fueran identificadas y sepultadas.
Un poco mas tarde, el vicepresidente de Lonmin -tercer productor mundial de platino- confirmó haber recibido el mensaje del Gobierno. Incluso, horas después, anunció que respetaría el período de duelo de los mineros y que ninguna sanción se adoptaría contra los que no reanuden esta semana el trabajo.
De momento, no obstante, Lonmin no ha anunciado negociaciones sobre las reivindicaciones de los trabajadores huelguistas, que piden que su salario mensual sea triplicado (de 400 euros actuales a 1.250 euros).
El lunes, Lonmin negoció con el sindicato mayoritario NUM, pero no con el pequeño sindicato AMCU, que apoyó y alentó la huelga salvaje de los mineros.
Diez personas murieron en enfrentamientos entre sindicatos después de que la huelga comenzara el 10 de agosto, llevando a una violenta intervención de la policía el jueves pasado que costó la vida a otros 34 mineros.
Un debate extraordinario se celebra este martes en la Asamblea Nacional en El Cabo sobre esta matanza policial, la peor desde el fin del 'apartheid', en 1994.
El principal partido de oposición, Alianza Democrática, exigió en ese debate responsabilidades, y pidió la dimisión de la ministra de la Policía, así como de los sindicatos de mineros NUM y AMCU.
Su colega Susan Shabangu, ministra de Minas, apeló por su parte a las sociedades mineras a "redoblar esfuerzos" para mejorar la condición de sus empleados y compartir sus riquezas.
Por su parte, el joven tribuno sudafricano Julius Malema, excluido en abril del Congreso Nacional Africano (ANC, en el poder) anunció este martes que se querellará contra la policía por el tiroteo que provocó la muerte a los 34 mineros. "(...) Cuando se produce un asesinato, debe ser interpuesta una querella", explicó Malema a la prensa.
Julius Malema, de 31 años, fue cuestionado en su partido por indisciplina por alejarse de las posiciones del ANC, adoptando posturas calificadas de populistas pero que tienen eco entre los marginados de la Sudáfrica post-'apartheid'.
Trabajadores en huelga de la mina de platino de Marikana, gestionada por la empresa Lonmin, reunidos este martes ante la mina, situada en la ciudad sudrafricana de Marikana.
Vista general de la mina de platino de Marikana, en esta localidad sudafricana, este martes, cuando la situación parecía estar más tranquila tras la muerte de 34 mineros por disparos de la policía.
La tensión parecía remitir este martes en la mina sudafricana de Marikana, cuya dirección anunció que ya no despedirá a los huelguistas, cinco días después de que la policía acabara a tiros con la vida de 34 mineros.
Este martes por la mañana, un tercio de los mineros habían reanudado el trabajo, según la dirección de Lonmin, empresa encargada de la explotación de la mina, que invitó a los 25.000 empleados que no siguieron la huelga -de un total de 28.000- a volver a la mina, indicando que su seguridad estaba garantizada. Como cada día, en el exterior de la mina, centenares de hombres se congregaron mostrando su rechazo a reiniciar el trabajo.
"Nuestra posición no ha cambiado, no nos movemos, rehusamos ser intimidados por Lonmin", aseguró Litha Mpula, que se describe como un "superviviente" de la matanza del 16 de agosto.
El lunes, la dirección de la mina de platino fijó a las 7h (5h GMT) de este martes la expiración de un ultimátum lanzado a los 3.000 trabajadores en huelga salvaje desde el 10 de agosto: o se reintegraban, o podían ser despedidos. Sin embargo, a esa hora, el secretario general de la presidencia de Sudáfrica, Collins Chabane, urgió a Lonmin a suspender su ultimátum hasta que todas las víctimas del tiroteo de la policía fueran identificadas y sepultadas.
Un poco mas tarde, el vicepresidente de Lonmin -tercer productor mundial de platino- confirmó haber recibido el mensaje del Gobierno. Incluso, horas después, anunció que respetaría el período de duelo de los mineros y que ninguna sanción se adoptaría contra los que no reanuden esta semana el trabajo.
De momento, no obstante, Lonmin no ha anunciado negociaciones sobre las reivindicaciones de los trabajadores huelguistas, que piden que su salario mensual sea triplicado (de 400 euros actuales a 1.250 euros).
El lunes, Lonmin negoció con el sindicato mayoritario NUM, pero no con el pequeño sindicato AMCU, que apoyó y alentó la huelga salvaje de los mineros.
Diez personas murieron en enfrentamientos entre sindicatos después de que la huelga comenzara el 10 de agosto, llevando a una violenta intervención de la policía el jueves pasado que costó la vida a otros 34 mineros.
Un debate extraordinario se celebra este martes en la Asamblea Nacional en El Cabo sobre esta matanza policial, la peor desde el fin del 'apartheid', en 1994.
El principal partido de oposición, Alianza Democrática, exigió en ese debate responsabilidades, y pidió la dimisión de la ministra de la Policía, así como de los sindicatos de mineros NUM y AMCU.
Su colega Susan Shabangu, ministra de Minas, apeló por su parte a las sociedades mineras a "redoblar esfuerzos" para mejorar la condición de sus empleados y compartir sus riquezas.
Por su parte, el joven tribuno sudafricano Julius Malema, excluido en abril del Congreso Nacional Africano (ANC, en el poder) anunció este martes que se querellará contra la policía por el tiroteo que provocó la muerte a los 34 mineros. "(...) Cuando se produce un asesinato, debe ser interpuesta una querella", explicó Malema a la prensa.
Julius Malema, de 31 años, fue cuestionado en su partido por indisciplina por alejarse de las posiciones del ANC, adoptando posturas calificadas de populistas pero que tienen eco entre los marginados de la Sudáfrica post-'apartheid'.
Trabajadores en huelga de la mina de platino de Marikana, gestionada por la empresa Lonmin, reunidos este martes ante la mina, situada en la ciudad sudrafricana de Marikana.
Vista general de la mina de platino de Marikana, en esta localidad sudafricana, este martes, cuando la situación parecía estar más tranquila tras la muerte de 34 mineros por disparos de la policía.