La oposición critica la falta de liderazgo de Hollande en Siria
El 57% de los franceses considera que el presidente cumple sus promesas tras 100 días en el poder
Ana Teruel
París, El País
El martes se cumplen 100 días desde que los franceses decidieran prejubilar al hiperactivo Nicolas Sarkozy, de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), para dar paso a la “presidencia normal” prometida por el socialista François Hollande. Llegado el momento del primer balance, el nuevo mandatario ha cumplido con el grueso de sus promesas electorales y marcado una clara oposición a la agitación de su predecesor. Sin embargo, su reivindicada simplicidad en tiempos de crisis y de graves tensiones en el ámbito internacional es precisamente el principal ángulo de ataque que ha encontrado la oposición, que centra estos días su crítica en la falta de liderazgo ejemplificada en el conflicto sirio. El último en sumarse a las críticas ha sido el exprimer ministro y candidato a la presidencia de la UMP, François Fillon, quien en una tribuna publicada ayer en Le Figaro sobre política exterior lo resume así: “Que nuestro presidente normal entienda que no hay nada normal en el mundo del que es ahora uno de los principales responsables”. Fillon, al tiempo que desaprueba una intervención bajo mandato de la ONU a la que se ha comprometido Hollande, insta al presidente a salir de su inmovilismo y a embarcarse a bordo de un avión con la canciller Angela Merkel rumbo a Moscú para convencer al presidente ruso, Vladímir Putin, para que deje de apoyar a Bachar el Asad.
Ante los ataques de la derecha, el presidente tranquilo ha tenido que recuperar espacio periodístico con la interrupción puntual de sus vacaciones en el sur de Francia. Así, el pasado sábado presidió el homenaje por la muerte del 88º soldado francés en Afganistán en la base militar de Varces, al este del país, y aprovechó para insistir en que trabaja en la “búsqueda obstinada” de una solución al conflicto sirio. El martes abandonará de nuevo su residencia estival en la Costa Azul para visitar la vecina gendarmería de Pierrefeu-du-Var, donde trabajaban dos mujeres gendarmes que murieron en una intervención en junio, y dará directivas sobre seguridad. Lo cierto es que Hollande ha evitado la asunción de riesgos al renunciar a promesas inalcanzables en la campaña. Sus primeros 100 días desde la elección se han caracterizado por la oposición a su predecesor tanto en el fondo como en la forma. Esa prudencia le ha permitido cumplir de momento sin tener que traicionarse. De hecho, una amplia mayoría de franceses, el 57%, admite que está aplicando lo prometido, según un sondeo del instituto IFOP publicado por Le Figaro este fin de semana.
Pero a Hollande no le basta con cumplir para convencer: el 54% no está satisfecho con su gestión y menos de la mitad confía en su capacidad para resolver temas claves como la crisis de la eurozona (40%), la reducción del déficit público (33%) o la reducción del paro (27%). “La postura del presidente normal era eficaz para conquistar el poder, pero no bastará para gobernar de forma duradera”, advertía Denis Muzet, presidente del instituto Mediascopie, al diario Le Monde. “En el contexto actual, hace falta un poder fuerte”.
Ana Teruel
París, El País
El martes se cumplen 100 días desde que los franceses decidieran prejubilar al hiperactivo Nicolas Sarkozy, de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), para dar paso a la “presidencia normal” prometida por el socialista François Hollande. Llegado el momento del primer balance, el nuevo mandatario ha cumplido con el grueso de sus promesas electorales y marcado una clara oposición a la agitación de su predecesor. Sin embargo, su reivindicada simplicidad en tiempos de crisis y de graves tensiones en el ámbito internacional es precisamente el principal ángulo de ataque que ha encontrado la oposición, que centra estos días su crítica en la falta de liderazgo ejemplificada en el conflicto sirio. El último en sumarse a las críticas ha sido el exprimer ministro y candidato a la presidencia de la UMP, François Fillon, quien en una tribuna publicada ayer en Le Figaro sobre política exterior lo resume así: “Que nuestro presidente normal entienda que no hay nada normal en el mundo del que es ahora uno de los principales responsables”. Fillon, al tiempo que desaprueba una intervención bajo mandato de la ONU a la que se ha comprometido Hollande, insta al presidente a salir de su inmovilismo y a embarcarse a bordo de un avión con la canciller Angela Merkel rumbo a Moscú para convencer al presidente ruso, Vladímir Putin, para que deje de apoyar a Bachar el Asad.
Ante los ataques de la derecha, el presidente tranquilo ha tenido que recuperar espacio periodístico con la interrupción puntual de sus vacaciones en el sur de Francia. Así, el pasado sábado presidió el homenaje por la muerte del 88º soldado francés en Afganistán en la base militar de Varces, al este del país, y aprovechó para insistir en que trabaja en la “búsqueda obstinada” de una solución al conflicto sirio. El martes abandonará de nuevo su residencia estival en la Costa Azul para visitar la vecina gendarmería de Pierrefeu-du-Var, donde trabajaban dos mujeres gendarmes que murieron en una intervención en junio, y dará directivas sobre seguridad. Lo cierto es que Hollande ha evitado la asunción de riesgos al renunciar a promesas inalcanzables en la campaña. Sus primeros 100 días desde la elección se han caracterizado por la oposición a su predecesor tanto en el fondo como en la forma. Esa prudencia le ha permitido cumplir de momento sin tener que traicionarse. De hecho, una amplia mayoría de franceses, el 57%, admite que está aplicando lo prometido, según un sondeo del instituto IFOP publicado por Le Figaro este fin de semana.
Pero a Hollande no le basta con cumplir para convencer: el 54% no está satisfecho con su gestión y menos de la mitad confía en su capacidad para resolver temas claves como la crisis de la eurozona (40%), la reducción del déficit público (33%) o la reducción del paro (27%). “La postura del presidente normal era eficaz para conquistar el poder, pero no bastará para gobernar de forma duradera”, advertía Denis Muzet, presidente del instituto Mediascopie, al diario Le Monde. “En el contexto actual, hace falta un poder fuerte”.