La aviación de El Asad machaca las posiciones de los rebeldes en Alepo
El Ejército sirio ha bombardeado esta mañana el barrio de Saladino con morteros y tanques
Álvaro de Cózar
Antioquía, El País
La supervivencia del régimen de Bachar el Asad depende de la batalla que se está librando estos días en la ciudad de Alepo, la capital económica de Siria. Consciente de ello, y cuando los rebeldes estaban a punto de iniciar el ataque a la ciudad antigua, el centro de Alepo donde se encuentran los edificios oficiales, el Gobierno de El Asad ha desplegado en las últimas horas a unos 20.000 soldados que tratan de rodear Alepo. La mayoría de ellos intentan entrar por el oeste, en el barrio de Saladino. Ese es el punto más caliente de la batalla. Hace una semana, los rebeldes avanzaban metro a metro en las calles del barrio. La guerra se libraba en unas cuantas esquinas, con francotiradores apostados en los edificios y un intenso fuego de artillería que destruía poco a poco las casas de esta zona popular de Alepo, totalmente deshabitada desde que empezaron los enfrentamientos, a mediados de julio. El Ejército Sirio Libre señaló, en varias ocasiones, que había logrado controlar Saladino, aunque la sensación sobre el terreno era que eso nunca se había llegado a producir.
Las tropas del régimen habrían conseguido entrar con sus tanques en el barrio, según un cable de la agencia Reuters. Los rebeldes han tenido que retroceder y algunas de las esquinas que habían tomado han pasado a manos del Ejército sirio. Los francotiradores de El Asad han aprovechado los bombardeos de morteros y aviones para avanzar más metros. “El Ejército sirio está tratando de rodearnos por los dos extremos del barrio”, ha declarado Sheikh Tawfiq, uno de los comandantes rebeldes. Aun así, los rebeldes aseguran que están siendo capaces de resistir la nueva embestida por tierra. Alepo, con unos 2,5 millones de habitantes —imposible determinar cuántos han abandonado la ciudad estos días—, es una ciudad con muchos distritos. El ELS había llegado a tomar un 60% de la ciudad, de este a oeste, para ir cercando la ciudadela, situada en una colina. Prácticamente la tenían rodeada y esperaban que allí se produjera un largo combate con los francotiradores de las fuerzas gubernamentales.
Pero los continuos bombardeos de los Mig rusos del Ejército sirio han obligado a los rebeldes a retirarse de muchas de sus posiciones. El ELS ha asegurado que se trata solo de una retirada táctica. Los frecuentes ataques en el extremo oriental de la ciudad, en Sahur, han obligado a los rebeldes a abandonar la escuela que habían utilizado como cuartel general. El último cohete destruyó una casa situada a la espalda del edificio. Resultaba evidente desde hace días que la escuela significaba un objetivo clave del régimen. Sin embargo, los aviones Mig no la han destruido y se han limitado a disparar alrededor del edificio. La segunda fase de la ofensiva del Ejército sirio ha comenzado. Los rebeldes aguantan en las calles mientras esperan que los Mig no destruyan toda la ciudad. Por ahora, estos han sido bastante selectivos en sus ataques, pero en el ELS todo el mundo cree a Bachar el Asad capaz de llevar a cabo una matanza que arrase sus aspiraciones de convertir Alepo en la nueva Bengasi, la ciudad que se convirtió en el bastión de los opositores libios y que fue clave para derrocar al dictador Muamar el Gadafi.
Un médico de Alepo, que se hace llamar Abu Ahmed, se ha comunicado con este periódico por Skype para evitar dejar huella de sus contactos con el exterior. Desde el hospital en el que trabaja ha explicado que cada vez llegan más heridos, informa Ana Carbajosa. “Hay cuerpos de heridos que no podemos ir a buscar en las calles de los barrios donde hay más combates, como en Al Hamdaniya [zona colindante con el barrio de Saladino]”. “La situación médica es muy crítica. Faltan medicinas y, como no funcionan los servicios municipales, los montones de basura se extienden por todas partes, lo que supone un riesgo para la salud pública”, ha señalado el médico. Mientras hablaba se oía el ruido de los helicópteros sobrevolando el hospital. En ese mismo sentido se pronunció ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aseguró que Siria carece de los antibióticos para prevenir las infecciones de los pacientes que son operados. La OMS señaló que muchos centros de salud han tenido que cerrar por los combates.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas ha indicado, por su parte, que unos tres millones de sirios van a necesitar ayuda alimentaria en los próximos12 meses por la gravedad de la crisis humanitaria que está provocando la guerra civil. El sector agrícola sirio ha sufrido daños importantes desde el inicio del conflicto hace 17 meses. “Las cosechas estratégicas, como las de trigo y de cebada, se han visto muy afectadas, así como los olivos y la producción hortense”, precisa el PMA, que se ha basado en un estudio de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El organismo añade que si la ayuda no llega con rapidez, el ganado puede desaparecer en unos meses. Muchos agricultores han perdido su ganado y sus cosechas, a causa de los combates y de la sequía que sufre el país.
Álvaro de Cózar
Antioquía, El País
La supervivencia del régimen de Bachar el Asad depende de la batalla que se está librando estos días en la ciudad de Alepo, la capital económica de Siria. Consciente de ello, y cuando los rebeldes estaban a punto de iniciar el ataque a la ciudad antigua, el centro de Alepo donde se encuentran los edificios oficiales, el Gobierno de El Asad ha desplegado en las últimas horas a unos 20.000 soldados que tratan de rodear Alepo. La mayoría de ellos intentan entrar por el oeste, en el barrio de Saladino. Ese es el punto más caliente de la batalla. Hace una semana, los rebeldes avanzaban metro a metro en las calles del barrio. La guerra se libraba en unas cuantas esquinas, con francotiradores apostados en los edificios y un intenso fuego de artillería que destruía poco a poco las casas de esta zona popular de Alepo, totalmente deshabitada desde que empezaron los enfrentamientos, a mediados de julio. El Ejército Sirio Libre señaló, en varias ocasiones, que había logrado controlar Saladino, aunque la sensación sobre el terreno era que eso nunca se había llegado a producir.
Las tropas del régimen habrían conseguido entrar con sus tanques en el barrio, según un cable de la agencia Reuters. Los rebeldes han tenido que retroceder y algunas de las esquinas que habían tomado han pasado a manos del Ejército sirio. Los francotiradores de El Asad han aprovechado los bombardeos de morteros y aviones para avanzar más metros. “El Ejército sirio está tratando de rodearnos por los dos extremos del barrio”, ha declarado Sheikh Tawfiq, uno de los comandantes rebeldes. Aun así, los rebeldes aseguran que están siendo capaces de resistir la nueva embestida por tierra. Alepo, con unos 2,5 millones de habitantes —imposible determinar cuántos han abandonado la ciudad estos días—, es una ciudad con muchos distritos. El ELS había llegado a tomar un 60% de la ciudad, de este a oeste, para ir cercando la ciudadela, situada en una colina. Prácticamente la tenían rodeada y esperaban que allí se produjera un largo combate con los francotiradores de las fuerzas gubernamentales.
Pero los continuos bombardeos de los Mig rusos del Ejército sirio han obligado a los rebeldes a retirarse de muchas de sus posiciones. El ELS ha asegurado que se trata solo de una retirada táctica. Los frecuentes ataques en el extremo oriental de la ciudad, en Sahur, han obligado a los rebeldes a abandonar la escuela que habían utilizado como cuartel general. El último cohete destruyó una casa situada a la espalda del edificio. Resultaba evidente desde hace días que la escuela significaba un objetivo clave del régimen. Sin embargo, los aviones Mig no la han destruido y se han limitado a disparar alrededor del edificio. La segunda fase de la ofensiva del Ejército sirio ha comenzado. Los rebeldes aguantan en las calles mientras esperan que los Mig no destruyan toda la ciudad. Por ahora, estos han sido bastante selectivos en sus ataques, pero en el ELS todo el mundo cree a Bachar el Asad capaz de llevar a cabo una matanza que arrase sus aspiraciones de convertir Alepo en la nueva Bengasi, la ciudad que se convirtió en el bastión de los opositores libios y que fue clave para derrocar al dictador Muamar el Gadafi.
Un médico de Alepo, que se hace llamar Abu Ahmed, se ha comunicado con este periódico por Skype para evitar dejar huella de sus contactos con el exterior. Desde el hospital en el que trabaja ha explicado que cada vez llegan más heridos, informa Ana Carbajosa. “Hay cuerpos de heridos que no podemos ir a buscar en las calles de los barrios donde hay más combates, como en Al Hamdaniya [zona colindante con el barrio de Saladino]”. “La situación médica es muy crítica. Faltan medicinas y, como no funcionan los servicios municipales, los montones de basura se extienden por todas partes, lo que supone un riesgo para la salud pública”, ha señalado el médico. Mientras hablaba se oía el ruido de los helicópteros sobrevolando el hospital. En ese mismo sentido se pronunció ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aseguró que Siria carece de los antibióticos para prevenir las infecciones de los pacientes que son operados. La OMS señaló que muchos centros de salud han tenido que cerrar por los combates.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas ha indicado, por su parte, que unos tres millones de sirios van a necesitar ayuda alimentaria en los próximos12 meses por la gravedad de la crisis humanitaria que está provocando la guerra civil. El sector agrícola sirio ha sufrido daños importantes desde el inicio del conflicto hace 17 meses. “Las cosechas estratégicas, como las de trigo y de cebada, se han visto muy afectadas, así como los olivos y la producción hortense”, precisa el PMA, que se ha basado en un estudio de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El organismo añade que si la ayuda no llega con rapidez, el ganado puede desaparecer en unos meses. Muchos agricultores han perdido su ganado y sus cosechas, a causa de los combates y de la sequía que sufre el país.