Grecia pide “un poco de aire” para cumplir las condiciones del crédito
-El primer ministro griego pide a los socios del euro margen para cumplir los acuerdos del rescate
-El jefe del Eurogrupo le exige señales de credibilidad
Luis Doncel
Bruselas, El País
El primer ministro griego, Antonis Samarás, inició este miércoles su gira de contactos internacionales con el objetivo de conseguir “un poco más de aire” en el cumplimiento de las exigencias con las que se selló su rescate financiero. La primera parada era en casa, con el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. Samarás no viaja ligero: carga con un nuevo recorte que debe aligerar las cuentas griegas. Aunque hasta ahora se había cifrado ese nuevo ajuste en 11.600 millones de euros, una fuente relacionada con el Ministerio de Finanzas reveló que podría ser superior, según aseguró el diario Financial Times. “El recorte total del gasto puede ser superior, en torno a 13.500 millones (o el 6,8% del producto interior bruto)”, señalaron esas fuentes.
La visita de Juncker a Atenas solo sirvió para que cada uno de los dos bandos negociadores insista en las ideas que ya habían quedado claras. Mientras Samarás pide flexibilidad para cumplir con sus compromisos, el representante de los Gobiernos de la zona euro fía la suerte de Grecia al dictamen de los inspectores que llegarán a Atenas a principios de septiembre. A la espera de conocer el informe final de la troika —FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo—, Juncker desplegó un discurso duro en la rueda de prensa conjunta con el primer ministro heleno. “La pelota está en el tejado de Grecia. Esta es su última oportunidad”, dijo tras recordar que el país que se enfrenta a “una crisis de credibilidad” pese a los “enormes” esfuerzos que ha hecho hasta ahora.
Juncker insistió en el discurso oficial que se oye en Bruselas sobre la posible ruptura de la unión monetaria. “Nadie contempla Europa sin la contribución de Grecia”, dijo, olvidando en ese “nadie” a los numerosos líderes de la coalición de Gobierno de Alemania y de otros países del norte que en las últimas semanas han jugado con la posibilidad de dejar caer al socio más débil del euro. Quizás en ellos pensaba el presidente del Eurogrupo cuando dijo que los rumores que surgen “día tras día” sobre la salida del euro dificulta el proceso privatizador al que se ha comprometido Grecia. “Si estas personas se callaran, sería más fácil”, lanzó.
Samarás se agarra a un clavo ardiendo para reclamar confianza. En una entrevista que aparecerá este jueves en el periódico alemán Süddeutsche Zeitung, se presenta como el último garante de que Grecia pagará todas sus deudas. “Los alemanes y todos los demás recuperarán su dinero. Lo garantizo personalmente”, asegura.
Dos reuniones en Berlín y París
La reunión con Juncker fue, sin embargo, solo el primer asalto. También le esperan en Berlín y París el viernes y el sábado. Pero antes de partir, Samarás ya había dejado claras sus intenciones desde las páginas de otro diario alemán, el sensacionalista Bild, que leen todos los días unos 12 millones de alemanes. En una larga entrevista, el político advirtió a los lectores del rotativo y también a la canciller Angela Merkel, quien será su anfitriona el viernes, de que su país no desea solicitar más dinero y que está dispuesto a cumplir con todas las exigencias de la troika. “Debemos poner en marcha el crecimiento porque eso reduce las brechas financieras”, señaló Samarás. “Todo lo que queremos es un poco más de aire para permitir que la economía funcione y aumentar los ingresos estatales. Más tiempo no significa automáticamente más dinero”, subrayó.
Ese “aire” que busca Grecia pasaría por lograr el visto bueno a un aplazamiento de hasta dos años para reducir su déficit a menos de un 3% del PIB, una meta que debe alcanzar a fines de 2014, y que parece ciertamente ambiciosa, ya que el déficit fue el pasado año de 9,3%. Si dos años son un exceso, Grecia aspira, al menos, a obtener intereses menores para los créditos. En el lado de la reactivación económica, el Gobierno griego espera que la Comisión Europea le permita impulsar un área económica especial, que con impuestos más bajos atraiga a las empresas extranjeras.
-El jefe del Eurogrupo le exige señales de credibilidad
Luis Doncel
Bruselas, El País
El primer ministro griego, Antonis Samarás, inició este miércoles su gira de contactos internacionales con el objetivo de conseguir “un poco más de aire” en el cumplimiento de las exigencias con las que se selló su rescate financiero. La primera parada era en casa, con el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. Samarás no viaja ligero: carga con un nuevo recorte que debe aligerar las cuentas griegas. Aunque hasta ahora se había cifrado ese nuevo ajuste en 11.600 millones de euros, una fuente relacionada con el Ministerio de Finanzas reveló que podría ser superior, según aseguró el diario Financial Times. “El recorte total del gasto puede ser superior, en torno a 13.500 millones (o el 6,8% del producto interior bruto)”, señalaron esas fuentes.
La visita de Juncker a Atenas solo sirvió para que cada uno de los dos bandos negociadores insista en las ideas que ya habían quedado claras. Mientras Samarás pide flexibilidad para cumplir con sus compromisos, el representante de los Gobiernos de la zona euro fía la suerte de Grecia al dictamen de los inspectores que llegarán a Atenas a principios de septiembre. A la espera de conocer el informe final de la troika —FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo—, Juncker desplegó un discurso duro en la rueda de prensa conjunta con el primer ministro heleno. “La pelota está en el tejado de Grecia. Esta es su última oportunidad”, dijo tras recordar que el país que se enfrenta a “una crisis de credibilidad” pese a los “enormes” esfuerzos que ha hecho hasta ahora.
Juncker insistió en el discurso oficial que se oye en Bruselas sobre la posible ruptura de la unión monetaria. “Nadie contempla Europa sin la contribución de Grecia”, dijo, olvidando en ese “nadie” a los numerosos líderes de la coalición de Gobierno de Alemania y de otros países del norte que en las últimas semanas han jugado con la posibilidad de dejar caer al socio más débil del euro. Quizás en ellos pensaba el presidente del Eurogrupo cuando dijo que los rumores que surgen “día tras día” sobre la salida del euro dificulta el proceso privatizador al que se ha comprometido Grecia. “Si estas personas se callaran, sería más fácil”, lanzó.
Samarás se agarra a un clavo ardiendo para reclamar confianza. En una entrevista que aparecerá este jueves en el periódico alemán Süddeutsche Zeitung, se presenta como el último garante de que Grecia pagará todas sus deudas. “Los alemanes y todos los demás recuperarán su dinero. Lo garantizo personalmente”, asegura.
Dos reuniones en Berlín y París
La reunión con Juncker fue, sin embargo, solo el primer asalto. También le esperan en Berlín y París el viernes y el sábado. Pero antes de partir, Samarás ya había dejado claras sus intenciones desde las páginas de otro diario alemán, el sensacionalista Bild, que leen todos los días unos 12 millones de alemanes. En una larga entrevista, el político advirtió a los lectores del rotativo y también a la canciller Angela Merkel, quien será su anfitriona el viernes, de que su país no desea solicitar más dinero y que está dispuesto a cumplir con todas las exigencias de la troika. “Debemos poner en marcha el crecimiento porque eso reduce las brechas financieras”, señaló Samarás. “Todo lo que queremos es un poco más de aire para permitir que la economía funcione y aumentar los ingresos estatales. Más tiempo no significa automáticamente más dinero”, subrayó.
Ese “aire” que busca Grecia pasaría por lograr el visto bueno a un aplazamiento de hasta dos años para reducir su déficit a menos de un 3% del PIB, una meta que debe alcanzar a fines de 2014, y que parece ciertamente ambiciosa, ya que el déficit fue el pasado año de 9,3%. Si dos años son un exceso, Grecia aspira, al menos, a obtener intereses menores para los créditos. En el lado de la reactivación económica, el Gobierno griego espera que la Comisión Europea le permita impulsar un área económica especial, que con impuestos más bajos atraiga a las empresas extranjeras.