Falcao, otra vez verdugo del Athletic
Madrid, As
Poco, o nada, se puede decir de Radamel Falcao que no se haya dicho ya. El colombiano es un portento, uno de esos jugadores que, literalmente, lleva la camiseta pegada al cuerpo y su brega sólo es comparable a su habilidosa ambición para marcar goles. Todo ello lo sufre una vez sí y otra también el Athletic de Bilbao. La primera el pasado 9 de mayo en la final de la Europa League en Bucarest, la segunda el 21 de marzo, en un partido de Liga en el Calderón, y la tercera anoche (4-0), con el colombiano pletórico en su casa, retando a todo aquel que tenía la valentía siquiera de mirarle. El hat-trick de Falcao contó con la inestimable ayuda de un imponente Atlético que juega para él, sabedor de que el colombiano tiene la llave de los límites de los de Simeone. Techo que se intuye borroso en el Athletic, amedrentado por las ausencias de Javi Martínez y Fernando Llorente, por la final de Bucarest y por la figura de Falcao, que les ha marcado siete goles en los últimos tres duelos.
El '9' atlético lo fue todo. Humanizado por algunos fallos, Falcao perforó la meta bilbaína hasta en tres ocasiones. El tanto que abrió la noche fue espectacular. De un saque de banda, Falcao monta una fiesta. Si no que se lo pregunten a San José, que primero vio como el colombiano le adelantaba por la derecha para ganarle la posición y después sintió como le volvía a sobrepasar por la izquierda para plantarse sólo ante la portería de Gorka Iraizoz. Entonces, Falcao centró su mirada en su víctima favorita y le batió con un sutil toque. El segundo gol no podía ser menos. Precedido de un fuera de juego de Godín, Falcao se inventó un escorzo que terminó en golazo después de un envío del central uruguayo. El tercero llegó tras un penalti por manos de Gurpegui forzado por el propio delantero.
Falcao no anduvo solo por el Calderón. Simeone ha construido un bloque potente detrás del colombiano que juega muy bien al fútbol. Con Mario Suárez, por fin, y Gabi asentados en el centro del campo y Koke y Arda Turan haciendo olvidar a Diego, el Atlético se mueve con velocidad, alegría y soltura. Además, al carro se han subido jugadores interesantes como Filipe Luis, el Cebolla Rodríguez o Diego Costa. Con un equipo comprometido y el Athletic rendido, la goleada, cerrada con un imparable derechazo de Tiago, pudo ser aún más escandalosa si no hubiera sido por las 10 paradas de Iraizoz. Una exhibición en toda regla a sólo cuatro días de la Supercopa de Europa.
Por otro lado queda el Athletic, muy dañado moralmente. Ya sea por el buen hacer del Atlético o por un extraño inicio de temporada, el Athletic no tiene buena pinta. La ilusionante pasada campaña se antoja complicada de revivir. Perdidas buena parte de sus referencias, los de Bielsa no juegan con la misma convicción que el año pasado y su fútbol se resiente por completo. Disfruta del balón, pero no es capaz de generar ocasiones, y su dominio pasa a ser estéril. Las ausencias de Javi Martínez y Fernando Llorente, más que probables bajas a final de semana, lastran más de lo previsto un proyecto que puede sufrir mucho esta temporada. Y lo visto tanto ante el Betis como en el Calderón es un mal presagio.
Poco, o nada, se puede decir de Radamel Falcao que no se haya dicho ya. El colombiano es un portento, uno de esos jugadores que, literalmente, lleva la camiseta pegada al cuerpo y su brega sólo es comparable a su habilidosa ambición para marcar goles. Todo ello lo sufre una vez sí y otra también el Athletic de Bilbao. La primera el pasado 9 de mayo en la final de la Europa League en Bucarest, la segunda el 21 de marzo, en un partido de Liga en el Calderón, y la tercera anoche (4-0), con el colombiano pletórico en su casa, retando a todo aquel que tenía la valentía siquiera de mirarle. El hat-trick de Falcao contó con la inestimable ayuda de un imponente Atlético que juega para él, sabedor de que el colombiano tiene la llave de los límites de los de Simeone. Techo que se intuye borroso en el Athletic, amedrentado por las ausencias de Javi Martínez y Fernando Llorente, por la final de Bucarest y por la figura de Falcao, que les ha marcado siete goles en los últimos tres duelos.
El '9' atlético lo fue todo. Humanizado por algunos fallos, Falcao perforó la meta bilbaína hasta en tres ocasiones. El tanto que abrió la noche fue espectacular. De un saque de banda, Falcao monta una fiesta. Si no que se lo pregunten a San José, que primero vio como el colombiano le adelantaba por la derecha para ganarle la posición y después sintió como le volvía a sobrepasar por la izquierda para plantarse sólo ante la portería de Gorka Iraizoz. Entonces, Falcao centró su mirada en su víctima favorita y le batió con un sutil toque. El segundo gol no podía ser menos. Precedido de un fuera de juego de Godín, Falcao se inventó un escorzo que terminó en golazo después de un envío del central uruguayo. El tercero llegó tras un penalti por manos de Gurpegui forzado por el propio delantero.
Falcao no anduvo solo por el Calderón. Simeone ha construido un bloque potente detrás del colombiano que juega muy bien al fútbol. Con Mario Suárez, por fin, y Gabi asentados en el centro del campo y Koke y Arda Turan haciendo olvidar a Diego, el Atlético se mueve con velocidad, alegría y soltura. Además, al carro se han subido jugadores interesantes como Filipe Luis, el Cebolla Rodríguez o Diego Costa. Con un equipo comprometido y el Athletic rendido, la goleada, cerrada con un imparable derechazo de Tiago, pudo ser aún más escandalosa si no hubiera sido por las 10 paradas de Iraizoz. Una exhibición en toda regla a sólo cuatro días de la Supercopa de Europa.
Por otro lado queda el Athletic, muy dañado moralmente. Ya sea por el buen hacer del Atlético o por un extraño inicio de temporada, el Athletic no tiene buena pinta. La ilusionante pasada campaña se antoja complicada de revivir. Perdidas buena parte de sus referencias, los de Bielsa no juegan con la misma convicción que el año pasado y su fútbol se resiente por completo. Disfruta del balón, pero no es capaz de generar ocasiones, y su dominio pasa a ser estéril. Las ausencias de Javi Martínez y Fernando Llorente, más que probables bajas a final de semana, lastran más de lo previsto un proyecto que puede sufrir mucho esta temporada. Y lo visto tanto ante el Betis como en el Calderón es un mal presagio.