El ‘número dos’ republicano mantiene lazos con ricos donantes conservadores

-Paul Ryan acudió este martes a un acto de recaudación de fondos en Las Vegas en el que participó el magnate de los casinos Sheldon Adelson
-Mantiene contacto con millonarios que financian al Tea Party

David Alandete
Washington, El País

La elección del congresista Paul Ryan como número dos del candidato republicano Mitt Romney no sólo ha reavivado a las bases conservadores en su intento de expulsar a Barack Obama de la Casa Blanca en las elecciones de noviembre. También ha supuesto una nueva vía de recaudar fondos en la que oficialmente ya es la campaña más cara de la historia. En sus 13 años en la Cámara de Representantes, Ryan ha trabado estrechas relaciones con acaudalados donantes, que ahora pone a trabajar, al servicio de la candidatura republicana a la presidencia.

El aspirante a la vicepresidencia visitó este martes en solitario Las Vegas, donde participó en un acto de recaudación de fondos, a puerta cerrada, en el casino Venetian, propiedad del empresario Sheldon Adelson, impulsor del proyecto de Eurovegas, que está considerando para su construcción terrenos en Barcelona y Madrid. Ryan y Adelson se reunieron en el evento, según la cadena de televisión CBS, precisamente el único de la campaña vetado a la prensa. Adelson tiene una fortuna estimada de 24.900 millones de dólares, según Forbes.

La elección de Ryan provocó un aumento de las donaciones a la campaña de Romney. En las 24 horas posteriores a su presentación como número dos recaudó 3,5 millones de dólares en Internet.

"Sólo 72 horas después de entrar en la candidatura republicana, Paul Ryan acude en peregrinación al casino Venetian, de Sands, para besarle el anillo a Sheldon Adelson, el magnate multimillonario de los casinos", dijo en un correo Juliana Smoot, subdirectora de la campaña de Obama. "Ahora comenzamos a ver cómo Romney quiere sacarle rédito a su elección de vicepresidente".

Hasta la fecha, en este ciclo de elecciones, el magnate ha entregado a diversos candidatos republicanos más de 26 millones de dólares. Sus negocios en Macao (China) donde tiene dos casinos, están siendo sometidos a investigación por el Gobierno federal de EE UU y el Estado de Nevada, por acusaciones de posibles pagos ilícitos. La fiscalía de Los Ángeles le investiga por posible blanqueo de dinero procedente de un hombre de negocios mexicano que frecuentaba sus casinos.

Romney no era el candidato republicano elegido por Adelson en un primero momento. Convencido sionista, el empresario comenzó efectuando cuantiosas donaciones al expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich. Cuando este se retiró de las primarias, Adelson canalizó su dinero hacia Romney. Al grupo de acción política Restore Our Future, que apoya al exgobernador de Massachusetts, le ha donado ya 10 millones de dólares.

En 2010 Ryan propuso un nuevo sistema impositivo, que hubiera eliminado los gravámenes sobre sociedades, patrimonio, dividendos, intereses y ganancias de capital.

Ryan ha incrementado notablemente las donaciones a la candidatura republicana desde que se le añadiera a ella, el sábado. En las 24 horas posteriores a su elección, la campaña recaudó 3,5 millones de dólares a través de Internet. El nuevo número dos se presenta a sí mismo como un sencillo hombre de familia. En sus biografías oficiales cuenta que trabajó en un restaurante McDonald’s en la secundaria y que duerme en su oficina del Capitolio cuando se halla en Washington, evitando pagar un alquiler.

El nuevo número dos de Romney es un defensor de los recortes en programas de gasto social del Gobierno. En 2010 propuso un nuevo sistema impositivo, que hubiera eliminado los gravámenes sobre sociedades, patrimonio, dividendos, intereses y ganancias de capital. Los impuestos sobre la renta pasarían a ser o bien del 10% o del 25%, divididos en dos tramos.

Esas propuestas favorecerían notablemente a las rentas más altas. Numerosos analistas han destacado en los días pasados que, de acuerdo con el plan de Ryan, alguien como Romney, que ingresa unos 20 millones de dólares al año, no pagaría apenas impuestos. La inmensa mayoría de la renta de Romney procede de ganancias del capital, que quedaría exenta del pago de tributos.

Como a Romney, esas propuestas de Ryan beneficiarían a otros millonarios, con los que este mantiene buenas relaciones. El congresista ha sido un habitual de las exclusivas conferencias bianuales de los millonarios hermanos Koch, Charles y David, cuya fortuna combinada asciende a 50.000 millones de dólares. En esas cumbres, celebradas a puerta cerrada, políticos, empresarios y millonarios debaten sobre cómo avanzar causas conservadoras como la reducción del estado del bienestar o la negación del cambio climático. 


Los hermanos Koch son dueños de la segunda mayor compañía privada de EE UU, Koch Industries, que se dedica al negocio de la producción y distribución de químicos, petróleo y otros materiales. Según medios como el diario The New York Times, en estas elecciones donarán cientos de millones de dólares a grupos conservadores con la única intención de forzar a Obama a abandonar la Casa Blanca. En 2004 ayudaron a fundar Americans for Prosperity, un grupo centrado en avanzar causas fiscalmente conservadoras, estrechamente relacionado con el movimiento del Tea Party.

Los lazos del nuevo aspirante a la vicepresidencia con esa organización son, también, muy estrechos. “Paul Ryan ha participado de forma regular en los mítines y eventos de Americans For Prosperity a lo largo de los años”, asegura Tim Phillips, presidente de ese grupo, en un comunicado. “Nuestra organización apoyó su plan de presupuestos de 2010 y estamos orgullosos de haber trabajado con él para restaurar la libertad económica de nuestra nación”.

Los Koch son especialmente activos en el frente del negacionismo climático. En un informe de 2010, Greenpeace calificó a Koch Industries de ser el “cabecilla financiero de la negación de la ciencia climática”. En línea con ese ideario, Ryan votó en 2011 a favor de abrir la costa Este de EE UU a perforaciones petroleras y de prohibirle a la Agencia Medioambiental norteamericana que regule las emisiones de gases de efecto invernadero. En 2009 votó en contra de que se aplicaran en EE UU las limitaciones internacionales sobre la emisión de CO2.

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