EE UU limpia las selvas de Vietnam que infestó con ‘agente naranja’ en los sesenta
El herbicida tóxico ha causado cáncer, diabetes, linfomas y malformaciones a millones de asiáticos
David Alandete
Washington, El País
Hace 51 años, el Ejército norteamericano comenzó a rociar los frondosos valles y las planicies del centro y el sur de Vientam con 75 millones de litros de un herbicida poco conocido hasta entonces, con la intención de arrasar los campos que podían ofrecer refugio al Vietcong. El Agente Naranja, fabricado por químicas como Monsanto y Dow Chemical, resultó contener una dioxina extremadamente dañina, que ha provocado en los humanos cánceres, diabetes, linfomas y malformaciones. Sólo ahora, millones de enfermedades y muertes después, Estados Unidos ha comenzado la limpieza de unos eriales que aun son tóxicos.
Las operaciones de limpieza comenzaron el jueves en la ciudad de Danang. Durarán cuatro años y costarán 43 millones de dólares, según el Departamento de Estado de EE UU. En los diez años en que se empleó, el Agente Naranja del Pentágono arrasó dos millones de hectáreas, y afectó también a Camboya y Laos. Los norteamericanos emplearon concentraciones de dioxinas hasta 55 veces superiores a las normales, de ahí sus devastadores efectos sobre la salud. Hasta los años 90, sin embargo, el Gobierno de EE UU no reconoció formalmente los efectos nocivos del químico.
Por aquel entonces, los estragos entre los vietnamitas eran ya obvios: cánceres, dolencias respiratorias, quemaduras, abortos, fetos deformes y malformaciones. Pero tuvieron que ser los soldados norteamericanos que prestaron servicio en Vietnam los que obligaran a Washington a reaccionar. Primero, 15.000 soldados demandaron a los fabricantes del producto, y lograron, en 1984, un acuerdo extrajudicial de 180 millones de dólares. Posteriormente, el Congreso autorizó al Departamento de Veteranos del Gobierno a que indemnizara a los 4,2 millones de soldados que sirvieron en zonas donde se empleó el químico, si presentaban secuelas.
Según dijo en una investigación judicial de 1983 Henry Kissinger, asesor de seguridad nacional de Richard Nixon, fue este presidente quien dio la orden final de dejar de emplear el herbicida en 1971, desautorizando a la cúpula militar del país, que quería seguir con su uso. El general William Westmoreland, comandante de las tropas de EE UU en Vietnam hasta 1968 dijo también en esa investigación que el Agente Naranja se empleó con profusión “porque el enemigo creía el mito de que podía ser nocivo para su salud, y se mantenía alejado de él”. Aquella fue postura oficial de los oficiales del Gobierno norteamericano durante muchos años: el Agente Naranja era para ellos un herbicida, inocuo hasta que se demostrara lo contrario.
Cruz Roja estima que hay un millón de vietnamitas que viven con las secuelas de esa dioxina, y que 100.000 de ellos son niños con malformaciones. En la pasada década, esa organización de ayuda ha tratado a más de 660.000 personas con secuelas causadas por el Agente Naranja. Muchas zonas han sido limpiadas, progresivamente, por Hanoi, pero aun queda una veintena de bases y puestos norteamericanos, hoy abandonados, que siguen altamente contaminados. Entre ellos, parte del aeropuerto de Danang.
En los próximos cuatro años, los grupos de limpieza retirarán sedimentos de las zonas contaminadas, para luego someterlos a un tratamiento de desorción térmica, exponiéndolos a temperaturas extremas para provocar la evaporación los químicos, según ha explicado la embajada norteamericana en Hanoi. Danang, con más de 800.000 habitantes, es una de las mayores ciudades de la costa central de Vietnam. Se calcula que hay en ella 11.000 personas con discapacidades, muchas relacionadas con el Agente Naranja.
“La dioxina en este suelo es un legado del pasado tan doloroso que compartimos”, dijo el jueves en un discurso en Danang el embajador norteamericano en Vietnam, David B. Shear. “Pero el proyecto que iniciamos aquí y ahora, mano a mano con los vietnamitas, es un símbolo del futuro esperanzador que estamos construyendo de forma conjunta. Ambos estamos avanzando y dando los primeros pasos para enterrar el legado de nuestro pasado”.
En 2004, un grupo de ciudadanos vietnamitas presentó una demanda civil en los juzgados de Nueva York contra químicas como Dow, Monsanto o Hercules, que le vendieron el Agente Naranja al Pentágono, por considerarlas cómplices en crímenes de guerra. El juez, Jack Weinstein, la desestimó al año siguiente, al considerar que vender químicos no suponía un crimen de guerra, y que además el herbicida se había diseñado específicamente para defoliar, no para afectar a la población. En aquel caso, los efectos colaterales, aun en su gravedad, no se consideraron suficientes para encontrar culpables.
David Alandete
Washington, El País
Hace 51 años, el Ejército norteamericano comenzó a rociar los frondosos valles y las planicies del centro y el sur de Vientam con 75 millones de litros de un herbicida poco conocido hasta entonces, con la intención de arrasar los campos que podían ofrecer refugio al Vietcong. El Agente Naranja, fabricado por químicas como Monsanto y Dow Chemical, resultó contener una dioxina extremadamente dañina, que ha provocado en los humanos cánceres, diabetes, linfomas y malformaciones. Sólo ahora, millones de enfermedades y muertes después, Estados Unidos ha comenzado la limpieza de unos eriales que aun son tóxicos.
Las operaciones de limpieza comenzaron el jueves en la ciudad de Danang. Durarán cuatro años y costarán 43 millones de dólares, según el Departamento de Estado de EE UU. En los diez años en que se empleó, el Agente Naranja del Pentágono arrasó dos millones de hectáreas, y afectó también a Camboya y Laos. Los norteamericanos emplearon concentraciones de dioxinas hasta 55 veces superiores a las normales, de ahí sus devastadores efectos sobre la salud. Hasta los años 90, sin embargo, el Gobierno de EE UU no reconoció formalmente los efectos nocivos del químico.
Por aquel entonces, los estragos entre los vietnamitas eran ya obvios: cánceres, dolencias respiratorias, quemaduras, abortos, fetos deformes y malformaciones. Pero tuvieron que ser los soldados norteamericanos que prestaron servicio en Vietnam los que obligaran a Washington a reaccionar. Primero, 15.000 soldados demandaron a los fabricantes del producto, y lograron, en 1984, un acuerdo extrajudicial de 180 millones de dólares. Posteriormente, el Congreso autorizó al Departamento de Veteranos del Gobierno a que indemnizara a los 4,2 millones de soldados que sirvieron en zonas donde se empleó el químico, si presentaban secuelas.
Según dijo en una investigación judicial de 1983 Henry Kissinger, asesor de seguridad nacional de Richard Nixon, fue este presidente quien dio la orden final de dejar de emplear el herbicida en 1971, desautorizando a la cúpula militar del país, que quería seguir con su uso. El general William Westmoreland, comandante de las tropas de EE UU en Vietnam hasta 1968 dijo también en esa investigación que el Agente Naranja se empleó con profusión “porque el enemigo creía el mito de que podía ser nocivo para su salud, y se mantenía alejado de él”. Aquella fue postura oficial de los oficiales del Gobierno norteamericano durante muchos años: el Agente Naranja era para ellos un herbicida, inocuo hasta que se demostrara lo contrario.
Cruz Roja estima que hay un millón de vietnamitas que viven con las secuelas de esa dioxina, y que 100.000 de ellos son niños con malformaciones. En la pasada década, esa organización de ayuda ha tratado a más de 660.000 personas con secuelas causadas por el Agente Naranja. Muchas zonas han sido limpiadas, progresivamente, por Hanoi, pero aun queda una veintena de bases y puestos norteamericanos, hoy abandonados, que siguen altamente contaminados. Entre ellos, parte del aeropuerto de Danang.
En los próximos cuatro años, los grupos de limpieza retirarán sedimentos de las zonas contaminadas, para luego someterlos a un tratamiento de desorción térmica, exponiéndolos a temperaturas extremas para provocar la evaporación los químicos, según ha explicado la embajada norteamericana en Hanoi. Danang, con más de 800.000 habitantes, es una de las mayores ciudades de la costa central de Vietnam. Se calcula que hay en ella 11.000 personas con discapacidades, muchas relacionadas con el Agente Naranja.
“La dioxina en este suelo es un legado del pasado tan doloroso que compartimos”, dijo el jueves en un discurso en Danang el embajador norteamericano en Vietnam, David B. Shear. “Pero el proyecto que iniciamos aquí y ahora, mano a mano con los vietnamitas, es un símbolo del futuro esperanzador que estamos construyendo de forma conjunta. Ambos estamos avanzando y dando los primeros pasos para enterrar el legado de nuestro pasado”.
En 2004, un grupo de ciudadanos vietnamitas presentó una demanda civil en los juzgados de Nueva York contra químicas como Dow, Monsanto o Hercules, que le vendieron el Agente Naranja al Pentágono, por considerarlas cómplices en crímenes de guerra. El juez, Jack Weinstein, la desestimó al año siguiente, al considerar que vender químicos no suponía un crimen de guerra, y que además el herbicida se había diseñado específicamente para defoliar, no para afectar a la población. En aquel caso, los efectos colaterales, aun en su gravedad, no se consideraron suficientes para encontrar culpables.