Críticas a primer ministro noruego tras informe en caso Breivik
Oslo, Reuters
El primer ministro noruego se vio fuertemente presionado el martes después de que un informe oficial indicara que la policía podría haber impedido el año pasado la masacre del miliciano de ultraderecha Anders Behring Breivik, en la que murieron 77 personas.
El ataque, que implicó un atentado con bomba en el centro de Oslo y un tiroteo en un campamento de verano juvenil, sacudió al país de cinco millones de personas, planteando interrogantes sobre las opiniones de extrema derecha y la eficiencia de la policía.
El lunes, una comisión gubernamental concluyó que los servicios de inteligencia y de la policía del país cometieron una serie de errores cruciales que permitieron a Breivik cometer sin impedimentos sus crímenes el 22 de julio del 2011.
"No podría haberse emitido un veredicto más devastador sobre nuestro Gobierno", dijo el martes el diario VG, el más vendido del país, pidiendo en un editorial en primera página la dimisión del primer ministro, Jens Stoltenberg.
"El Gobierno no protegió al pueblo por incompetencia", añadió.
Por su parte, el diario DN también atribuyó la responsabilidad en el primer ministro, diciendo que había aplazado la aprobación de medidas de seguridad que podrían haber impedido el ataque.
El lunes, Stoltenberg aceptó la responsabilidad tras conocerse el informe, pero el martes no quiso hacer comentarios sobre el editorial de VG.
Las peticiones de dimisión y las críticas son un golpe para el Partido Laborista de Stoltenberg, ya que su Gobierno de coalición está por detrás de la oposición conservadora en las encuestas, a poco más de un año para las elecciones.
Sin embargo, es improbable que el informe provoque la caída del Gobierno, que hasta ahora ha dirigido con éxito la economía noruega en medio de la crisis en Europa.
Los abogados de las víctimas de la masacre han dirigido su descontento hacia la policía, pidiendo que rueden cabezas, mientras que los líderes de la oposición han pedido una sesión extraordinaria en el Parlamento para abordar el informe.
El periódico Dagsavisen describió el informe de la comisión como "inmisericorde" y dijo que debe tener consecuencias políticas.
"Fue muy doloroso oír que muchas personas podrían haberse salvado", señaló el diario.
Mette Yvonne Larsen, una de los abogados que defendieron a las víctimas en el juicio de 10 semanas celebrado este año, dijo que se perdieron vidas por la incompetencia de la policía. Sjak Haaheim, otro abogado de las víctimas, dijo que la estructura de mando de la policía debería reducirse y reorganizarse.
Los noruegos vivieron en calma el juicio sobre Breivik, que terminó en junio, y salieron a las calles en gran número para condenar sus crímenes y celebrar la sociedad abierta que el confeso asesino intentaba destruir. Se espera un fallo para el 24 de agosto.
Si bien Breivik admitió cometer los asesinatos, los jueces aún tienen que determinar si lo consideran cuerdo o desequilibrado.
La fiscalía ha pedido que se lo declare desequilibrado, pero la opinión pública se inclina de forma abrumadora por que se le declare sano.
El primer ministro noruego se vio fuertemente presionado el martes después de que un informe oficial indicara que la policía podría haber impedido el año pasado la masacre del miliciano de ultraderecha Anders Behring Breivik, en la que murieron 77 personas.
El ataque, que implicó un atentado con bomba en el centro de Oslo y un tiroteo en un campamento de verano juvenil, sacudió al país de cinco millones de personas, planteando interrogantes sobre las opiniones de extrema derecha y la eficiencia de la policía.
El lunes, una comisión gubernamental concluyó que los servicios de inteligencia y de la policía del país cometieron una serie de errores cruciales que permitieron a Breivik cometer sin impedimentos sus crímenes el 22 de julio del 2011.
"No podría haberse emitido un veredicto más devastador sobre nuestro Gobierno", dijo el martes el diario VG, el más vendido del país, pidiendo en un editorial en primera página la dimisión del primer ministro, Jens Stoltenberg.
"El Gobierno no protegió al pueblo por incompetencia", añadió.
Por su parte, el diario DN también atribuyó la responsabilidad en el primer ministro, diciendo que había aplazado la aprobación de medidas de seguridad que podrían haber impedido el ataque.
El lunes, Stoltenberg aceptó la responsabilidad tras conocerse el informe, pero el martes no quiso hacer comentarios sobre el editorial de VG.
Las peticiones de dimisión y las críticas son un golpe para el Partido Laborista de Stoltenberg, ya que su Gobierno de coalición está por detrás de la oposición conservadora en las encuestas, a poco más de un año para las elecciones.
Sin embargo, es improbable que el informe provoque la caída del Gobierno, que hasta ahora ha dirigido con éxito la economía noruega en medio de la crisis en Europa.
Los abogados de las víctimas de la masacre han dirigido su descontento hacia la policía, pidiendo que rueden cabezas, mientras que los líderes de la oposición han pedido una sesión extraordinaria en el Parlamento para abordar el informe.
El periódico Dagsavisen describió el informe de la comisión como "inmisericorde" y dijo que debe tener consecuencias políticas.
"Fue muy doloroso oír que muchas personas podrían haberse salvado", señaló el diario.
Mette Yvonne Larsen, una de los abogados que defendieron a las víctimas en el juicio de 10 semanas celebrado este año, dijo que se perdieron vidas por la incompetencia de la policía. Sjak Haaheim, otro abogado de las víctimas, dijo que la estructura de mando de la policía debería reducirse y reorganizarse.
Los noruegos vivieron en calma el juicio sobre Breivik, que terminó en junio, y salieron a las calles en gran número para condenar sus crímenes y celebrar la sociedad abierta que el confeso asesino intentaba destruir. Se espera un fallo para el 24 de agosto.
Si bien Breivik admitió cometer los asesinatos, los jueces aún tienen que determinar si lo consideran cuerdo o desequilibrado.
La fiscalía ha pedido que se lo declare desequilibrado, pero la opinión pública se inclina de forma abrumadora por que se le declare sano.