Baloncesto: España venció a Francia en un parejo partido
Londres, As
Francia tiene una de sus mejores generaciones de jugadores, una base con marchamo NBA y capaz de competir casi con cualquiera. Pero a Francia se le ha atravesado España, un ogro con el que sale a bofetada por partido en las últimas grandes citas. Pasó en Polonia y pasó en Lituania. Y ha pasado en Londres aunque hay que pararse a coger aire porque la Francia que acudió mansa al descabello en las dos últimas ediciones del Eurobasket estuvo esta vez a punto de provocar un terremoto de máxima magnitud en el baloncesto español. Pero España, esta vez con la lengua fuera, salvó el pellejo y sigue agarrada al Olimpo. Está en la lucha por las medallas, donde y cuando cuenta. Mejor que hoy importe eso: el resultado.
Francia mandó por inercia y sensaciones durante más de 30 minutos pero murió presa del pánico en el último cuarto, al que por fin consiguió llegar con vida ante España. Una canasta de Batum con 6:51 por jugar (57-54) fue su última luz ofensiva hasta la bocina: 59-66 tras la canasta final de Gelabale que siguió al 0-12 con el que España amasó un triunfo dramático, por importancia y por el sufrimiento que exigió. Sin un buen día de Batum (3/12 en tiros, 9 puntos), Francia llevó a España con el gancho en el primer tiempo (22-15, 29-21, 35-28…) pero falló cada vez que tuvo opción de dar un mordisco real. El aro se le hizo microscópico cuando pudo abrir brecha en el segundo cuarto y literalmente desapareció en el último parcial, con todo fiado a un Tony Parker exhausto.
Francia queda en el camino, con su temblor de piernas final y los malos modos con los que empobreció su derrota en las faltas de karate con las que Turiaf y Batum se fueron del partido. Pero conviene analizar cómo consiguió que España sintiera verdadero miedo: defensas por delante que negaban la recepción a los hermanos Gasol y ayudas constantes sobre un Pau asfixiado (10 puntos, 11 rebotes). Y en ataque circulación, paciencia en la selección de tiro y aprovechamiento de las posiciones francas que otra vez concedió España tanto por fuera como debajo de su aro. Impecable hasta que los tiros dejaron de entrar, las personales se acumularon (12 tiros libres Francia, 29 de España) y los espíritus se encogieron. Ni Batum, ni De Colo ni un Diaw que se desvaneció tras un primer tiempo imperial (15 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias). A Francia le sobra más músculo que talento y sin un día muy fino (7/22 en triples) sus opciones eran mínimas.
Y sin embargo las tuvo y esa es una mala noticia porque España demostró que no le sobra nada, que no tiene la marcha extra con la que arrasó a la hora de la verdad en Polonia y Lituania y que anda con los hados confundidos y con el depósito casi en reserva. Pero ganó porque tenía que ganar y porque se empeñó en ganar, porque quiso con todas sus fuerzas. Ganó porque rompió a defender en el último cuarto, justo a tiempo, y porque atacó sin demasiado criterio pero con insistencia, finalmente con Llull de base tras otro mal día de Calderón y un Sergio demasiado acelerado. Ganó porque encontró formas de sumar -con angustia, con tiros libres- porque Navarro se dejó el alma y la planta del pie en el intento y Marc firmó un partido muy serio (14 puntos, 8 rebotes). Ganó porque recordó a tiempo quién es e incluso a oscuras encontró el camino. Y eso, venga ahora lo que venga, es digno del mayor de los elogios.
Pero es obvio que al épico final con los dientes apretados le precedió un partido muy pobre de la Selección, que no se termina de encontrar. La rotación quedó en su mínima expresión en la hora de la verdad (nada de Claver o Sada, casi nada de Felipe y San Emeterio, poco de Sergio e Ibaka). Navarro fue más percusión que talento y Rudy volvió a ser más gregario que líder. Y se le necesita como líder. Con los hermanos Gasol cegados por el cepo francés, el tiro exterior volvió a ser un drama (4/20 en triples) y la línea de personal una molestia (20/29). Trece pérdidas por doce asistencias para un ataque muy cuestionable en estático, fiado a resoluciones individuales y tiros de máxima dificultad. Y en defensa agujeros y errores de concepto hasta ese buen ejercicio final, con zonas de máximo esfuerzo y las líneas juntas para conducir a Francia al suicidio.
Llega Rusia, un equipo mejor que Francia. Con más armas para contrarrestar a España, con el talento más repartido y más carácter que el equipo de Collet. Y un equipo que ya ha ganado a esta España que sigue teniendo mucho que mejorar pero que está en la lucha por las medallas: así de bueno es este equipo aunque marche, es imposible negarlo, en su versión más mundana en mucho tiempo. Pero una versión que esta a un paso de volver a la final olímpica. Y con un gran partido, hay que creer en ello contra la acumulación de malos síntomas, todavía por jugar en estos Juegos. Que sea ante el lobo ruso.
Francia (22+15+16+6): Batum (9), Parker (15), Diaw (15), Turiaf y Gelabale (4) -equipo inicial-, Seraphin (2), Traore (2), Bokolo, Pietrus (10) y De Colo (2).
España (17+17+17+15): Pau Gasol (10), Rudy Fernández (9), Navarro (12), Calderón (5) y Marc Gasol (14) -equipo inicial-, Sergio Rodríguez, Reyes (2), San Emeterio (2), Llull (8) e Ibaka (4).
Árbitros: Cristiano Maranho (BRA), William Kennedy (USA) y Christos Christodoulou (GRE). Sin eliminados.
Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final del torneo olímpico de baloncesto disputado en el North Greenwich Arena ante 14.826 espectadores.
Francia tiene una de sus mejores generaciones de jugadores, una base con marchamo NBA y capaz de competir casi con cualquiera. Pero a Francia se le ha atravesado España, un ogro con el que sale a bofetada por partido en las últimas grandes citas. Pasó en Polonia y pasó en Lituania. Y ha pasado en Londres aunque hay que pararse a coger aire porque la Francia que acudió mansa al descabello en las dos últimas ediciones del Eurobasket estuvo esta vez a punto de provocar un terremoto de máxima magnitud en el baloncesto español. Pero España, esta vez con la lengua fuera, salvó el pellejo y sigue agarrada al Olimpo. Está en la lucha por las medallas, donde y cuando cuenta. Mejor que hoy importe eso: el resultado.
Francia mandó por inercia y sensaciones durante más de 30 minutos pero murió presa del pánico en el último cuarto, al que por fin consiguió llegar con vida ante España. Una canasta de Batum con 6:51 por jugar (57-54) fue su última luz ofensiva hasta la bocina: 59-66 tras la canasta final de Gelabale que siguió al 0-12 con el que España amasó un triunfo dramático, por importancia y por el sufrimiento que exigió. Sin un buen día de Batum (3/12 en tiros, 9 puntos), Francia llevó a España con el gancho en el primer tiempo (22-15, 29-21, 35-28…) pero falló cada vez que tuvo opción de dar un mordisco real. El aro se le hizo microscópico cuando pudo abrir brecha en el segundo cuarto y literalmente desapareció en el último parcial, con todo fiado a un Tony Parker exhausto.
Francia queda en el camino, con su temblor de piernas final y los malos modos con los que empobreció su derrota en las faltas de karate con las que Turiaf y Batum se fueron del partido. Pero conviene analizar cómo consiguió que España sintiera verdadero miedo: defensas por delante que negaban la recepción a los hermanos Gasol y ayudas constantes sobre un Pau asfixiado (10 puntos, 11 rebotes). Y en ataque circulación, paciencia en la selección de tiro y aprovechamiento de las posiciones francas que otra vez concedió España tanto por fuera como debajo de su aro. Impecable hasta que los tiros dejaron de entrar, las personales se acumularon (12 tiros libres Francia, 29 de España) y los espíritus se encogieron. Ni Batum, ni De Colo ni un Diaw que se desvaneció tras un primer tiempo imperial (15 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias). A Francia le sobra más músculo que talento y sin un día muy fino (7/22 en triples) sus opciones eran mínimas.
Y sin embargo las tuvo y esa es una mala noticia porque España demostró que no le sobra nada, que no tiene la marcha extra con la que arrasó a la hora de la verdad en Polonia y Lituania y que anda con los hados confundidos y con el depósito casi en reserva. Pero ganó porque tenía que ganar y porque se empeñó en ganar, porque quiso con todas sus fuerzas. Ganó porque rompió a defender en el último cuarto, justo a tiempo, y porque atacó sin demasiado criterio pero con insistencia, finalmente con Llull de base tras otro mal día de Calderón y un Sergio demasiado acelerado. Ganó porque encontró formas de sumar -con angustia, con tiros libres- porque Navarro se dejó el alma y la planta del pie en el intento y Marc firmó un partido muy serio (14 puntos, 8 rebotes). Ganó porque recordó a tiempo quién es e incluso a oscuras encontró el camino. Y eso, venga ahora lo que venga, es digno del mayor de los elogios.
Pero es obvio que al épico final con los dientes apretados le precedió un partido muy pobre de la Selección, que no se termina de encontrar. La rotación quedó en su mínima expresión en la hora de la verdad (nada de Claver o Sada, casi nada de Felipe y San Emeterio, poco de Sergio e Ibaka). Navarro fue más percusión que talento y Rudy volvió a ser más gregario que líder. Y se le necesita como líder. Con los hermanos Gasol cegados por el cepo francés, el tiro exterior volvió a ser un drama (4/20 en triples) y la línea de personal una molestia (20/29). Trece pérdidas por doce asistencias para un ataque muy cuestionable en estático, fiado a resoluciones individuales y tiros de máxima dificultad. Y en defensa agujeros y errores de concepto hasta ese buen ejercicio final, con zonas de máximo esfuerzo y las líneas juntas para conducir a Francia al suicidio.
Llega Rusia, un equipo mejor que Francia. Con más armas para contrarrestar a España, con el talento más repartido y más carácter que el equipo de Collet. Y un equipo que ya ha ganado a esta España que sigue teniendo mucho que mejorar pero que está en la lucha por las medallas: así de bueno es este equipo aunque marche, es imposible negarlo, en su versión más mundana en mucho tiempo. Pero una versión que esta a un paso de volver a la final olímpica. Y con un gran partido, hay que creer en ello contra la acumulación de malos síntomas, todavía por jugar en estos Juegos. Que sea ante el lobo ruso.
Francia (22+15+16+6): Batum (9), Parker (15), Diaw (15), Turiaf y Gelabale (4) -equipo inicial-, Seraphin (2), Traore (2), Bokolo, Pietrus (10) y De Colo (2).
España (17+17+17+15): Pau Gasol (10), Rudy Fernández (9), Navarro (12), Calderón (5) y Marc Gasol (14) -equipo inicial-, Sergio Rodríguez, Reyes (2), San Emeterio (2), Llull (8) e Ibaka (4).
Árbitros: Cristiano Maranho (BRA), William Kennedy (USA) y Christos Christodoulou (GRE). Sin eliminados.
Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final del torneo olímpico de baloncesto disputado en el North Greenwich Arena ante 14.826 espectadores.