Robo de niños en Argentina: se espera fallo con dos exdictadores en la mira

Buenos Aires, AFP
Los exdictadores argentinos Jorge Videla y Reynaldo Bignone esperan este jueves el veredicto en el juicio en el que se investigó la existencia de un plan sistemático de robo de bebés de opositoras desaparecidas, uno de los delitos más graves cometidos en la dictadura (1976/83).

"Hemos presentado pruebas que demuestran que apropiarse de los niños nacidos en el cautiverio de sus madres fue una decisión de los represores", dijo a la AFP Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo.

En la causa, iniciada hace casi un año y medio y por la que pasó un centenar de testigos, además de Videla (86 años) y Bignone (84) está acusado Jorge "el Tigre" Acosta, jefe de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), el más emblemático campo de concentración de la dictadura.

También aguardan el fallo el exjefe de la Marina Rubén Franco y el exsubcomandante de esa fuerza militar, Antonio Vañek, como parte de un grupo de 11 acusados en total.

Las mayores penas solicitadas por la querella y la fiscalía son de 50 años, contra Videla, Bignone, Acosta, Franco y Vañek.

Unos 500 niños fueron robados por militares, policías o allegados durante la dictadura, según la entidad humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo, cuya labor ha permitido que 105 de ellos hayan recuperado su identidad.

En tanto para el matrimonio de apropiadores formado por el militar Víctor Gallo y la maestra Susana Colombo, se reclamaron 25 años y 15, respectivamente, según Alan Iud, abogado de la entidad humanitaria.

"Voy a conocer la sentencia contra mis apropiadores Víctor Gallo y Susana Colombo el día de mi cumpleaños número 35", dijo a la AFP Francisco Madariaga Quintela, quien conoció su verdadera identidad hace poco más de dos años y tuvo la fortuna de reencontrarse con su padre, secretario de Abuelas.

Francisco, un muchacho menudo que ama el circo y los animales, confía en que "se hará justicia" y hace una pausa para hablar de su madre, Silvia Quintela, secuestrada embarazada a los 28 años y todavía desaparecida, mientras saca de su billetera una fotografía de ella pequeña y ajada, en blanco y negro.

"Mi papá me contó que era médica y a veces pienso que yo ahora soy mayor que ella", dice mirando la imagen, y revela que un compañero de prisión de su madre en el centro clandestino de detención de 'El Campito', que logró escapar, le contó que "la torturaban estando yo en la panza"

"El robo de bebés fue lo más perverso que hizo la dictadura", dice, agregando con algo parecido a una sonrisa: "En mi corazón tengo una manchita negra, pero hay que seguir llenándolo de amor".

En sus últimas palabras frente al tribunal este jueves, antes de conocer el fallo por la tarde, Susana Colombo aseguró que lamenta "no haber actuado de otra manera" y sostuvo que "en ningún momento" supo que Francisco era hijo de desaparecidos.

En la sede de la organización humanitaria, donde el rostro de Francisco aparece entre los de 105 nietos que han recuperado su identidad, Carlotto (81 años) asegura que a ninguna abuela ni nieto los mueve la venganza.

"Espero que el fallo sea contundente. Pienso celebrar sin odio ni rencor, sino con la satisfacción de haber conseguido revertir lo que la dictadura se propuso", afirmó.

Para la titular de la entidad candidata al Premio Nobel de la Paz 2012, lo "que se consiga será un bálsamo para la sociedad argentina y la de todo el mundo. La justicia tarda pero llega".

La treintena de casos de apropiación de niños que se ventiló en el juicio se produjo en ocho campos de exterminio del régimen militar, pero la mayoría corresponde a la ESMA, un emblemático centro de detención ubicado en plena capital argentina, donde funcionó una maternidad clandestina.

Según el relato de sobrevivientes de la ESMA, las prisioneras daban a luz encapuchadas y engrilladas y a muchas no les permitían siquiera ver el rostro de sus hijos.

La sala de partos estaba en el piso superior del casino de oficiales, atravesado por una 'avenida de la felicidad', que los verdugos bautizaron con cinismo porque conducía a la sala de torturas.

Por la escuela de la Marina pasaron unos 5.000 detenidos, de los cuales solo sobrevivió un centenar.

Del total de casos investigados en el juicio, 26 recuperaron su identidad, entre ellos Aníbal Simón Méndez Gatti, hijo de los uruguayos Sara Méndez y Mauricio Gatti, y Macarena Gelman, hija de Marcelo Gelman y María Claudia Iruretagoyena y nieta del poeta argentino Juan Gelman, apropiada en Uruguay.

Videla, quien luego de ser condenado a cárcel perpetua en el histórico juicio a las juntas de 1985 fue indultado en 1990, volvió a ser detenido en 1998 por esta causa.

En 2010, el exdictador (1976-1981) recibió su segunda condena a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad. El último dictador, Bignone (1982-1983), fue condenado a prisión perpetua en 2011.

Durante la dictadura unas 30.000 personas fueron desaparecidas, según entidades humanitarias.

Un antecedente de robo masivo de bebes se produjo en España, donde durante la dictadura franquista (1939-1975) y hasta finales de los años 80 unos 300.000 recién nacidos podrían haber sido apropiados, según la entidad humanitaria Anadir.

Los exdictadores argentinos Jorge Videla y Reynaldo Bignone ante la justicia en Buenos Aires en 2011. Ambos esperan este jueves el veredicto en el juicio en el que se investigó la existencia de un plan sistemático de robo de bebés de opositoras desaparecidas

Imagen tomada de televisión de la declaración del exdictador argentino Jorge Videla, el pasado 26 de junio en un tribunal de Buenos Aires. Videla y Reynaldo Bignone esperan este jueves el veredicto en el juicio en el que se investigó la existencia de un plan sistemático de robo de bebés de opositoras desaparecidas, uno de los delitos más graves cometidos en la dictadura (1976/83).

Francisco Madariaga Quintela (I), uno de los bebés robados en la dictadura argentina, junto a su padre, Abel Madariaga, el 23 de febrero de 2010. La treintena de casos de apropiación de niños que se ventiló en el juicio se produjo en ocho campos de exterminio del régimen militar, pero la mayoría corresponde a la ESMA, un emblemático centro de detención ubicado en plena capital argentina, donde funcionó una maternidad clandestina.

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