Manifestación de hinchas de Boca en apoyo a Riquelme

Buenos Aires, DyN
Más de cinco mil hinchas de Boca Juniors realizaron este lunes un banderazo en apoyo a Juan Román Riquelme en las puertas de la sede del club, e insultaron al presidente Daniel Angelici y al entrenador Julio César Falcioni, a quien además se le pidió que renuncie a su cargo.

A las 16, hora pautada para el comienzo del banderazo, una multitud de hinchas, entre los cuales estaban el ex presidente Jorge Amor Ameal y José Beraldi, ocupaban la cuadra que iba de Brandsen 805 con el cruce con Del Valle Iberlucea, munidos de banderas, paraguas, camisetas y bufandas con los colores azul y amarillo.

Algo que caracterizó el banderazo fue la presencia de hinchas de todas las edades, desde personas que rondaban los sesenta años hasta bebés, pasando por adolescentes y chicos de pocos años, subidos a los hombros de sus padres.

"Sólo le pido a Díos que Juan Román Riquelme se quede en la Boca, para toda la alegría de la gente..." fue una de las primeras canciones que se pudo escuchar.

"...Que Riquelme es bostero y bostero morirá", cantaron después.

Mientras lanzaban fuegos de artificio y humo con los colores del club, los hinchas comenzaron a dedicarles sus canciones a Angelici y Falcioni.

"Angelici botón, Angelici botón, sos un hijo de p..., la p... madre que te parió", y después entonaron un frase que repetirían en más de una oportunidad: "Abrí la cancha la p... que te parió", ya que las autoridades del club habían cerrado las puertas.

Sin embargo, pasadas las 18, cuando la mayor parte de los hinchas ya se había retirado, se habilitó la popular que da al Riachuelo.

Después le llegó el turno a Falcioni: "Falcioni hijo de p..., la p... que te parió".

Lo más suave que se pudo escuchar contra el actual entrenador fue un "andate Falcioni".

En algunas de las paredes de la Bombonera, los hinchas también realizaron algunas pintadas que no sólo involucraban a Angelici, sino también al actual jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, el impulsor de la llegada de Angelici a la presidencia del club.

"Fuera Macri y Angelici", era la más visible.

"Riquelme es todo, se tiene que quedar en Boca", comentaba un hincha frente a una cámara de televisión. La única canción que no contuvo malas palabras, pero lanzó un mensaje clarísimo para los dirigentes, decía: "Ay, que risa que me da, si no juega Riquelme que quilombo se va a armar".

Lejos de disminuir, el fervor de algunos hinchas fue en aumento y un grupo de ellos se subió, no sin esfuerzo y con un par de bombos en la mano, a un techo que está a un costado de la puerta de acceso a la sede, y desde allí continuó cantando e insultando. Sin estar involcrados afectivamente, pero conociendo a Boca, Riquelme y la Bombonera, varios turistas se paseaban asombrados entre la multitud de hinchas, que inclusive se dio tiempo para burlarse de River Plate.

ANGELICI Y FALCIONI, MAL PARADOS

Si Daniel Angelici y Julio César Falcioni pensaron que les iba a salir gratis deshacerse de Juan Román Riquelme, se equivocaron muy feo.

Hoy más de cinco mil hinchas, entre lo que curiosamente se encontraba el ex presidente Jorge Amor Ameal, dejaron en claro que Riquelme es "intocable", y que en caso de tener que irse alguien, pretenden que se vayan Angelici, algo ilógico, y Falcioni.

Resulta entendible la postura de Falcioni. Nunca se quisieron con Riquelme, sólo se soportaron, porque éste, como hizo en otras ocasiones con otros técnicos, le disputó espacios de poder. Pero ojo, pensó que el apoyo dirigencial era suficiente, olvidándose que en caso de malos resultados, los dirigentes, como sucede siempre, le van a soltar la mano.

Menos compresible es la jugada de Angelici. Lo que hizo el presidente de Boca, ¿fue producto de una decisión propia o fue asesorado por alguien? En cualquiera de los dos casos, el movimiento fue erróneo.

Acaso Angelici no recordó que en las disputas que Riquelme mantuvo con Martín Palermo y Diego Maradona, personajes que forman parte de la historia de Boca, el hincha común siempre se inclinó por el 10. Riquelme, en definitiva, logró lo que quería: poner en jaque a Angelici y Falcioni, sus enemigos.

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