Los mercados apuestan por el rescate total
-La prima de riesgo se dispara a niveles insostenibles y la Bolsa se hunde
-El diferencial con Alemania casi se ha duplicado desde que llegó Rajoy
-La petición de rescate de Valencia y las previsiones del Gobierno desaniman a los inversores
Miguel Jiménez
Madrid, El País
Rescate. La palabra que el Gobierno no quiere oír ni pronunciar retumba cada vez más. El Eurogrupo concedió ayer el rescate para recapitalizar la banca, pero los mercados apuestan cada vez más claramente que España necesitará un rescate total. A la vez, la Comunidad Valenciana se convirtió ayer en la primera en pedir el rescate al Gobierno central. “No hay dinero”. Esas tres palabras, en boca de un ministro de Hacienda, son un chorro de gasolina al fuego. Es la frase que más ha repetido Cristóbal Montoro la última semana. Y los inversores han tomado buena nota. No hay dinero para España, tampoco en los mercados, donde ayer la deuda vivió su jornada más dramática y arrastró a la Bolsa en su desplome.
La desconfianza en España ha alcanzado niveles récord, con un deterioro sin precedentes en los últimos meses ante el que el Gobierno da una sensación de impotencia cada vez mayor. Ayer, la prima de riesgo (rentabilidad extra exigida a la deuda española a 10 años frente a la alemana, considerada segura) superó por primera vez en la era euro los 600 puntos básicos (6 puntos porcentuales), algo que no ocurrió ni siquiera en los últimos seis años de la peseta. Por ejemplo, cuando José María Aznar llegó al poder, en 1996, la prima de riesgo estaba por debajo de los 300 puntos básicos.
En realidad, la prima de riesgo se ha duplicado en menos de cinco meses. Rajoy la heredó algo por encima de los 300 puntos básicos y aún estaba en ese nivel a comienzos de marzo, pese a que ya se conocía la desviación del déficit de 2011 (salvo la parte que luego afloraron las comunidades de Madrid y Valencia). Desde entonces, sin embargo, todos los indicadores de confianza en España se han hundido: prima de riesgo, intereses exigidos a la deuda, Bolsa, calificaciones de solvencia, fuga de capitales, seguros contra el impago de deuda...
El retraso en la aprobación de los presupuestos (que han durado dos semanas en vigor), los errores en las relaciones con Europa, la crisis de Bankia (primera que no se ha gestionado desde el Banco de España, sino desde el Gobierno, con el resultado conocido), el estigma por la petición de rescate a Europa para recapitalizar la banca, la incapacidad para reducir significativamente el déficit a pesar de los recortes y las perspectivas de que la recesión se alarga (en parte por esos mismos recortes) han provocado que los inversores huyan de España como nunca antes lo habían hecho.
Hay un factor europeo indudable, la crisis del euro y la debilidad de la respuesta europea, que ha provocado una brecha en Europa entre los países que se financian casi gratis y los que lo hacen cada vez más caro. Pero la prima de riesgo española era 200 puntos inferior a la italiana a principios de año y ahora es 110 puntos superior. Hay también, por tanto, una explicación española que ayer se hizo quizá más evidente que nunca con un cóctel explosivo de noticias de las que asustan a los inversores.
El mismo ministro que proclama que “no hay dinero” anunció ayer que planea gastarse el año que viene un 9% más, a pesar de todos los recortes anunciados. La carga extra de intereses a pagar en 2013 (por el aumento de la deuda y de la desconfianza en España) se come casi todo lo que el Gobierno espera ingresar con la subida del IVA. Esa subida del IVA y los recortes en inversiones contribuirán a que la economía retroceda otro 0,5% en 2013, en lugar de crecer, como esperaba el Gobierno inicialmente.
El rescatado tiene que rescatar
Y a ese Gobierno que no tiene dinero es al que decidió pedir el rescate la Comunidad Valenciana. Lo anunció con los mercados abiertos (sin advertir previamente a Montoro, al que el anuncio pilló fuera de juego) y provocando la alarma internacional. Lo previsible es que otras comunidades sigan a la valenciana, incrementando las necesidades de financiación del Tesoro en un momento en que afronta importantes vencimientos de deuda y ha consumido ya buena parte del colchón de liquidez con que contaba.
Todos los indicadores de confianza se han deteriorado
Esos problemas de financiación golpean cada vez más al conjunto de la economía. Las empresas y los bancos (incluso los más grandes, que hasta las reformas financieras de este año habían resistido con una calificación alta) tienen cerrado el acceso a los mercados. El crédito se contrae, las inversiones se resienten, la riqueza de las familias se evapora en un espiral que se retroalimenta.
La Bolsa cotiza a la vez ese deterioro financiero, macroeconómico y empresarial. Y ayer fue contundente. El Ibex cayó un 5,82% en su mayor retroceso desde mayo de 2010. La Bolsa española es este año la segunda peor del mundo, solo por detrás de la de Chipre. Ayer los desplomes fueron generalizados, pero se cebaron sobre todo con el sector financiero. La mayor caída fue la de Bankia (un 10,4%), que ayer cumplía un año en el mercado.
Esta semana, el Fondo Monetario Internacional ha subrayado en un informe cómo la crisis de Bankia, la gran entidad financiera próxima al PP que ha tenido que ser nacionalizada, ha aumentado la prima de riesgo española. La gestión y desenlace de esa crisis hicieron inevitable que España pidiera el rescate de Europa para sanear la banca.
Ese rescate financiero no solo no ha aliviado el panorama, sino que por ahora lo ha agravado. La prima de riesgo se ha disparado desde que se anunció la petición. España no ha logrado librarse del estigma de los rescatados. Los inversores exigían ayer una rentabilidad del 7,27% a los títulos del Tesoro a 10 años; del 6,87% a cinco años, y al 5,76% a dos años. Por contraste, los tipos a dos años son negativos para la deuda de Alemania, Finlandia, Holanda y Austria y del 0,1% o el 0,2% para la de Francia y Bélgica.
España ha entrado en una situación límite y no encuentra salida, pues tampoco el ajuste ha servido de nada. El Gobierno clama a la desesperada por que intervenga el BCE, al que el ministro José Manuel García-Margallo descalificó ayer poco diplomáticamente al llamarle “banco clandestino” por no actuar. Mientras el Gobierno se desespera, los inversores apuestan por el rescate total, o quién sabe si por algo peor.
-El diferencial con Alemania casi se ha duplicado desde que llegó Rajoy
-La petición de rescate de Valencia y las previsiones del Gobierno desaniman a los inversores
Miguel Jiménez
Madrid, El País
Rescate. La palabra que el Gobierno no quiere oír ni pronunciar retumba cada vez más. El Eurogrupo concedió ayer el rescate para recapitalizar la banca, pero los mercados apuestan cada vez más claramente que España necesitará un rescate total. A la vez, la Comunidad Valenciana se convirtió ayer en la primera en pedir el rescate al Gobierno central. “No hay dinero”. Esas tres palabras, en boca de un ministro de Hacienda, son un chorro de gasolina al fuego. Es la frase que más ha repetido Cristóbal Montoro la última semana. Y los inversores han tomado buena nota. No hay dinero para España, tampoco en los mercados, donde ayer la deuda vivió su jornada más dramática y arrastró a la Bolsa en su desplome.
La desconfianza en España ha alcanzado niveles récord, con un deterioro sin precedentes en los últimos meses ante el que el Gobierno da una sensación de impotencia cada vez mayor. Ayer, la prima de riesgo (rentabilidad extra exigida a la deuda española a 10 años frente a la alemana, considerada segura) superó por primera vez en la era euro los 600 puntos básicos (6 puntos porcentuales), algo que no ocurrió ni siquiera en los últimos seis años de la peseta. Por ejemplo, cuando José María Aznar llegó al poder, en 1996, la prima de riesgo estaba por debajo de los 300 puntos básicos.
En realidad, la prima de riesgo se ha duplicado en menos de cinco meses. Rajoy la heredó algo por encima de los 300 puntos básicos y aún estaba en ese nivel a comienzos de marzo, pese a que ya se conocía la desviación del déficit de 2011 (salvo la parte que luego afloraron las comunidades de Madrid y Valencia). Desde entonces, sin embargo, todos los indicadores de confianza en España se han hundido: prima de riesgo, intereses exigidos a la deuda, Bolsa, calificaciones de solvencia, fuga de capitales, seguros contra el impago de deuda...
El retraso en la aprobación de los presupuestos (que han durado dos semanas en vigor), los errores en las relaciones con Europa, la crisis de Bankia (primera que no se ha gestionado desde el Banco de España, sino desde el Gobierno, con el resultado conocido), el estigma por la petición de rescate a Europa para recapitalizar la banca, la incapacidad para reducir significativamente el déficit a pesar de los recortes y las perspectivas de que la recesión se alarga (en parte por esos mismos recortes) han provocado que los inversores huyan de España como nunca antes lo habían hecho.
Hay un factor europeo indudable, la crisis del euro y la debilidad de la respuesta europea, que ha provocado una brecha en Europa entre los países que se financian casi gratis y los que lo hacen cada vez más caro. Pero la prima de riesgo española era 200 puntos inferior a la italiana a principios de año y ahora es 110 puntos superior. Hay también, por tanto, una explicación española que ayer se hizo quizá más evidente que nunca con un cóctel explosivo de noticias de las que asustan a los inversores.
El mismo ministro que proclama que “no hay dinero” anunció ayer que planea gastarse el año que viene un 9% más, a pesar de todos los recortes anunciados. La carga extra de intereses a pagar en 2013 (por el aumento de la deuda y de la desconfianza en España) se come casi todo lo que el Gobierno espera ingresar con la subida del IVA. Esa subida del IVA y los recortes en inversiones contribuirán a que la economía retroceda otro 0,5% en 2013, en lugar de crecer, como esperaba el Gobierno inicialmente.
El rescatado tiene que rescatar
Y a ese Gobierno que no tiene dinero es al que decidió pedir el rescate la Comunidad Valenciana. Lo anunció con los mercados abiertos (sin advertir previamente a Montoro, al que el anuncio pilló fuera de juego) y provocando la alarma internacional. Lo previsible es que otras comunidades sigan a la valenciana, incrementando las necesidades de financiación del Tesoro en un momento en que afronta importantes vencimientos de deuda y ha consumido ya buena parte del colchón de liquidez con que contaba.
Todos los indicadores de confianza se han deteriorado
Esos problemas de financiación golpean cada vez más al conjunto de la economía. Las empresas y los bancos (incluso los más grandes, que hasta las reformas financieras de este año habían resistido con una calificación alta) tienen cerrado el acceso a los mercados. El crédito se contrae, las inversiones se resienten, la riqueza de las familias se evapora en un espiral que se retroalimenta.
La Bolsa cotiza a la vez ese deterioro financiero, macroeconómico y empresarial. Y ayer fue contundente. El Ibex cayó un 5,82% en su mayor retroceso desde mayo de 2010. La Bolsa española es este año la segunda peor del mundo, solo por detrás de la de Chipre. Ayer los desplomes fueron generalizados, pero se cebaron sobre todo con el sector financiero. La mayor caída fue la de Bankia (un 10,4%), que ayer cumplía un año en el mercado.
Esta semana, el Fondo Monetario Internacional ha subrayado en un informe cómo la crisis de Bankia, la gran entidad financiera próxima al PP que ha tenido que ser nacionalizada, ha aumentado la prima de riesgo española. La gestión y desenlace de esa crisis hicieron inevitable que España pidiera el rescate de Europa para sanear la banca.
Ese rescate financiero no solo no ha aliviado el panorama, sino que por ahora lo ha agravado. La prima de riesgo se ha disparado desde que se anunció la petición. España no ha logrado librarse del estigma de los rescatados. Los inversores exigían ayer una rentabilidad del 7,27% a los títulos del Tesoro a 10 años; del 6,87% a cinco años, y al 5,76% a dos años. Por contraste, los tipos a dos años son negativos para la deuda de Alemania, Finlandia, Holanda y Austria y del 0,1% o el 0,2% para la de Francia y Bélgica.
España ha entrado en una situación límite y no encuentra salida, pues tampoco el ajuste ha servido de nada. El Gobierno clama a la desesperada por que intervenga el BCE, al que el ministro José Manuel García-Margallo descalificó ayer poco diplomáticamente al llamarle “banco clandestino” por no actuar. Mientras el Gobierno se desespera, los inversores apuestan por el rescate total, o quién sabe si por algo peor.