La ONU conmina a ambos bandos a proteger a los civiles del fuego cruzado
La alta comisionada de derechos humanos acusa a las tropas de ejecutar a opositores
Naiara Galarraga
Madrid, El País
Uno de cada 20 sirios —entre un millón y 1,5 millones de personas— ha huido de su casa por la guerra, indicio claro de que el acelerado agravamiento del conflicto ha disparado los riesgos para los civiles. En un intento de mitigarlos, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navy Pillay, recordó este viernes al régimen de Bachar el Asad y a los insurgentes dos principios básicos del derecho internacional y del humanitario: distinguir entre civiles y objetivos militares, y dar a los civiles la oportunidad de abandonar el lugar antes de un ataque.
La comisionada y EE UU coincidieron en expresar su preocupación ante la inminente y feroz batalla que se avecina en Alepo, la capital económica siria. El Departamento de Estado teme que “el régimen se esté preparando para [perpetrar] una matanza”.
El informe de Pillay, difundido desde Ginebra (Suiza), describe el patrón que siguen las tropas de El Asad en lo que consideran feudos de la oposición: “Rodean el pueblo o ciudad, cortan la luz y el agua, bombardean con intensidad, atacan desde helicópteros e incluso hay noticias de que también desde aviones de combate, entran los tanques seguidos por tropas a pie que van puerta a puerta y, supuestamente, ejecutan sumariamente a gente de la que sospechan que pueden ser milicianos de la oposición, aunque a veces los detienen”.
La ONU advierte, no obstante, de que los gravísimos desmanes no son patrimonio de los leales al régimen. La comisionada de derechos humanos alertó del aumento “de noticias sobre milicianos de la oposición que torturan o ejecutan a prisioneros”. “No podemos precisar el incremento pero la escala [de los crímenes] en uno y otro bando no se puede comparar”, precisó una portavoz desde Ginebra.
El asunto preocupa a la ONU, que recordó a los fieles al régimen y a los alzados que esas conductas —de las que saben por “fuentes dentro y fuera de Siria, fuentes internacionales y locales”, según la portavoz citada— pueden constituir crímenes contra la humanidad o de guerra. “El mundo no olvida ni perdona estos crímenes”, aseguró Pillay.
Quién sabe si El Asad irá algún día a La Haya, pero el general Robert Mood, que hasta el pasado día 20 dirigía la misión de los cascos azules sobre el terreno, está convencido de que los días del presidente sirio en el poder están contados porque el uso desproporcionado de la fuerza contra los civiles que despliega alimenta las filas de los rebeldes. “Cada vez que matan a 15 en un pueblo, se movilizan 500 simpatizantes, de los que más o menos 100 son milicianos”, explicó el militar noruego a Reuters.
En opinión de Mood, a corto plazo El Asad aguantará por la inmensa ventaja militar de sus fuerzas armadas, pero caerá aunque puede tardar “meses o años”.
Naiara Galarraga
Madrid, El País
Uno de cada 20 sirios —entre un millón y 1,5 millones de personas— ha huido de su casa por la guerra, indicio claro de que el acelerado agravamiento del conflicto ha disparado los riesgos para los civiles. En un intento de mitigarlos, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navy Pillay, recordó este viernes al régimen de Bachar el Asad y a los insurgentes dos principios básicos del derecho internacional y del humanitario: distinguir entre civiles y objetivos militares, y dar a los civiles la oportunidad de abandonar el lugar antes de un ataque.
La comisionada y EE UU coincidieron en expresar su preocupación ante la inminente y feroz batalla que se avecina en Alepo, la capital económica siria. El Departamento de Estado teme que “el régimen se esté preparando para [perpetrar] una matanza”.
El informe de Pillay, difundido desde Ginebra (Suiza), describe el patrón que siguen las tropas de El Asad en lo que consideran feudos de la oposición: “Rodean el pueblo o ciudad, cortan la luz y el agua, bombardean con intensidad, atacan desde helicópteros e incluso hay noticias de que también desde aviones de combate, entran los tanques seguidos por tropas a pie que van puerta a puerta y, supuestamente, ejecutan sumariamente a gente de la que sospechan que pueden ser milicianos de la oposición, aunque a veces los detienen”.
La ONU advierte, no obstante, de que los gravísimos desmanes no son patrimonio de los leales al régimen. La comisionada de derechos humanos alertó del aumento “de noticias sobre milicianos de la oposición que torturan o ejecutan a prisioneros”. “No podemos precisar el incremento pero la escala [de los crímenes] en uno y otro bando no se puede comparar”, precisó una portavoz desde Ginebra.
El asunto preocupa a la ONU, que recordó a los fieles al régimen y a los alzados que esas conductas —de las que saben por “fuentes dentro y fuera de Siria, fuentes internacionales y locales”, según la portavoz citada— pueden constituir crímenes contra la humanidad o de guerra. “El mundo no olvida ni perdona estos crímenes”, aseguró Pillay.
Quién sabe si El Asad irá algún día a La Haya, pero el general Robert Mood, que hasta el pasado día 20 dirigía la misión de los cascos azules sobre el terreno, está convencido de que los días del presidente sirio en el poder están contados porque el uso desproporcionado de la fuerza contra los civiles que despliega alimenta las filas de los rebeldes. “Cada vez que matan a 15 en un pueblo, se movilizan 500 simpatizantes, de los que más o menos 100 son milicianos”, explicó el militar noruego a Reuters.
En opinión de Mood, a corto plazo El Asad aguantará por la inmensa ventaja militar de sus fuerzas armadas, pero caerá aunque puede tardar “meses o años”.