La indignación contra los recortes desborda las calles de toda España
-Los centros de Madrid y Barcelona se colapsan de manifestantes en contra del plan de ajuste
-Alicante, Bilbao, Sevilla, Valencia y más de 80 ciudades en toda España secundan las marchas
Manuel V. Gómez
Madrid, El País
Después de más de una semana de protestas, la indignación volvió a inundar este jueves las calles españolas. Las protestas espontáneas que han proliferado tras el anuncio del Gobierno de un ajuste de 65.000 millones en dos años llegaron al clímax en un ambiente pacífico y acabaron, conforme se acercaba la noche y se dispersaba la marcha, con algunos disturbios e incidentes violentos. Varias cargas policiales en Madrid dejaron 26 heridos, seis de los cuales fueron trasladados a distintos centros hospitalarios, y los enfrentamientos entre manifestantes y agentes se saldaron con al menos 15 detenidos, uno de ellos bombero.
La multitudinaria protesta de la capital empezó sin incidentes violentos. Pero pasada la medianoche empezaron los enfrentamientos entre grupos de manifestantes y policías, con disparos de salvas, contenedores quemados y una pugna infructuosa de la marcha por acercarse al Congreso. La Cámara baja estaba protegida por unos 120 policías, que les bloquearon el paso. Los antidisturbios cargaron en la Carrera de San Jerónimo, cuando los manifestantes intentaron traspasar las vallas que rodean estos días la Cámara baja. Al menos dos personas fueron detenidas en ese momento, una de ellas un bombero.
"¡Que se jodan!"
Hubo muchos gritos de guerra y lemas variados, pero triunfó el exabrupto “¡Que se jodan!”, que pronunció la diputada del PP de Castellón Andrea Fabra. En Madrid, unos trabajadores lograron colgar durante unos minutos, después de muchos forcejeos, una pancarta en el Palacio de Telecomunicaciones, sede del Ayuntamiento madrileño, en la que se leía el exabrupto que lanzó Fabra cuando Rajoy anunciaba el paquete de recortes.
Fue también el cántico más coreado en las principales ciudades valencianas, donde además los protagonistas de muchas de esas marchas fueron los trabajadores de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), amenazados estos días por un brutal expediente de regulación de empleo que tiene por objetivo despedir a 1.295 empleados (76% de la plantilla). En Valencia (50.000 manifestantes) también se sumaron a las protestas muchos agentes de policía, y el éxito de la convocatoria les animó a todos a anunciar que en septiembre se dirigirán hacia Madrid para exigir un referéndum para “tirar” al Gobierno.
En Barcelona,la enésima manifestación contra los recortes reunió a decenas de miles de personas, 400.000 según los organizadores y 40.000 según la policía. Con los bomberos a petardo limpio y los #iaioflautes, el ala senior del Movimiento 15-M, en la primera línea de frente aunque sea con bastón, Barcelona se volvió a echar a la calle.
Los Mossos d´Esquadra han informado de que un joven fue detenido ayer cuando concluía la jornada de protesta en Barcelona. El manifestante fue arrestado en el momento en el que abandonaba el Parque de la Ciutadella después de haber protestado delante del Parlament de Catalunya.
Cerca de 400 manifestantes se dirigieron ayer hasta la puerta de la cámara una vez concluida la marcha. A partir de las ocho de la noche se vivieron los momentos más tensos de la concentración, cuando una veintena de bomberos saltó la valla de protección que habían colocado los Mossos y se encararon con los antidisturbios.
Poco después de las 11, la policía advirtió por megafonía a los cerca cien manifestantes que allí quedaban que debían abandonar el parque. Un cuarto de hora después dieron el último aviso; en ese momento todos los presentes abandonaron pacíficamente el recinto.
En Euskadi las masivas protestas no contaron este jueves con el apoyo de los sindicatos nacionalistas ELA y LAB, a los que los demás convocantes pidieron unidad. En Bilbao, con unos 20.000 manifestantes, el lema de partida fue: Quieren arruinar el país, hay que impedirlo. Rebélate. Los movilizados llevaban en sus manos ikurriñas, banderas republicanas y de los sindicatos. En Pamplona, los 15.000 asistentes a la protesta recorrieron las calles tras el lema No te calles.
En la capital de Andalucía, en Sevilla, los manifestantes, más de 50.000, optaron por corear “esto nos pasa con un Gobierno facha”, “este Gobierno nos lleva a la ruina” o “Rajoy, ratero, nos roba a los obreros”. En la multitudinaria manifestación de Málaga se portaban pancartas con mensajes como no te calles, defiende tus derechos o venden la sanidad para salvar la banca.
En Murcia se gritó: “¡Gobierno y banqueros, los mismos embusteros!” y “manos arriba, esto es un atraco”. Algunos iban disfrazados de Andrea Fabra y otros llevaban consignas como “Señora Fabra: ya estamos bien jodidos”, “dice el refrán: no te rías del mal de tu vecino, que el tuyo viene de camino”.
En Palma, más de 20.000 personas (50.000 según los organizadores) protagonizaron una de las protestas más amplias y socialmente diversa de los últimos años. Hasta 20 sindicatos llamaron a salir a la calle contra los recortes. Entre la multitud predominaban las camisetas negras de los funcionarios y las verdes de los defensores del sector público en la enseñanza y la sanidad. Se dio una fuerte presencia de jóvenes y activistas culturales junto a bomberos y policías en reivindicación. Los jubilados se hicieron notar. En Ibiza y Mahón marcharon centenares de manifestantes. En Canarias algunos asistentes lucían camisetas negras con la estampa: “Que se jodan”.
Las manifestaciones reunieron a centenares de miles de personas en unas 80 ciudades de España apenas unas horas después de que el Congreso de los Diputados aprobara el tijeretazo solo con los votos del PP. Los secretarios generales de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez anunciaron que no serán las últimas movilizaciones que habrá este verano. “Hoy no es una manifestación más ni un acto final de nada. Habrá más en agosto”, anunció Toxo antes de la convocatoria madrileña. “Convocaremos acciones concretas y sectoriales e implicaremos a todos los colectivos que sufren los recortes, haremos confluir la movilización laboral y ciudadana, preparemos una gran marcha sobre Madrid”, concluía el manifiesto que leyeron en la capital los escritores Benjamín Prado y Marta Sanz.
La magnitud del mayor recorte de la democracia ha unido a sindicatos, organizaciones y movimientos sociales —han secundado las protestas más de mil organizaciones— que hasta la semana pasada era impensable que salieran juntos a la calle. La manifestación de este jueves estaba convocada por seis sindicatos dispares (UGT, CC OO, CSI-F, CGT, la Intersindical y USO), que hasta ahora no habían confluido nunca, y la Plataforma en Defensa del Estado del Bienestar. El Gobierno sabía que el descontento había crecido mucho últimamente —más con el ya famoso grito de la popular Andrea Fabra en el Congreso: “¡Que se jodan!”—, pero no esperaba movilizaciones masivas. Las protestas contra la reforma laboral llegaron a ser contundentes por momentos, sobre todo en las primeras manifestaciones convocadas contra ella, pero ninguna ha tenido esta dimensión. Ni siquiera la de la huelga general.
Los recortes ya no afectan solo a colectivos concretos, por amplios que sean (como la reforma laboral a los 14 millones de asalariados), ni son medidas que maniatan solo a ciertas Administraciones o entes públicos. El ajuste que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy llega directamente al bolsillo de todos los ciudadanos, de una o de otra forma: la subida del IVA, el aumento de las retenciones por IRPF a los autónomos, la suspensión de la paga extra de Navidad a los funcionarios, el recorte de las prestaciones por desempleo, los despidos en las empresas públicas. Además, llega también a puntos neurálgicos del Estado de bienestar que afectan a la vida cotidiana: el tajo en dependencia, las recetas sanitarias… “Es el momento de salir a la calle, soy enfermo crónico y ahora tengo que pagar más por los medicamentos”, protestaba este jueves un bombero jubilado.
Pero la medida que más ha contribuido a llenar las calles ha sido la suspensión de la paga extra de Navidad a los empleados públicos, como se ha puesto de manifiesto en las protestas que, organizadas o espontáneas, ha habido durante la última semana. Y, sobre todo, se pudo ver este jueves pese al calor asfixiante: la gente vestida con las camisetas verdes que simbolizan la oposición a los recortes en la enseñanza pública se fundía con los uniformes y cascos de bombero, los policías vestidos de paisano —en Valencia, agentes de la policía local se atrevieron a marchar de uniforme— y las camisetas negras de los funcionarios, protestando por los recortes salariales. “Lo que ha hecho el Ayuntamiento de Madrid es un despilfarro, y ahora cada vez tenemos menos trabajo porque hay menos subvenciones”, criticó una trabajadora social.
-Alicante, Bilbao, Sevilla, Valencia y más de 80 ciudades en toda España secundan las marchas
Manuel V. Gómez
Madrid, El País
Después de más de una semana de protestas, la indignación volvió a inundar este jueves las calles españolas. Las protestas espontáneas que han proliferado tras el anuncio del Gobierno de un ajuste de 65.000 millones en dos años llegaron al clímax en un ambiente pacífico y acabaron, conforme se acercaba la noche y se dispersaba la marcha, con algunos disturbios e incidentes violentos. Varias cargas policiales en Madrid dejaron 26 heridos, seis de los cuales fueron trasladados a distintos centros hospitalarios, y los enfrentamientos entre manifestantes y agentes se saldaron con al menos 15 detenidos, uno de ellos bombero.
La multitudinaria protesta de la capital empezó sin incidentes violentos. Pero pasada la medianoche empezaron los enfrentamientos entre grupos de manifestantes y policías, con disparos de salvas, contenedores quemados y una pugna infructuosa de la marcha por acercarse al Congreso. La Cámara baja estaba protegida por unos 120 policías, que les bloquearon el paso. Los antidisturbios cargaron en la Carrera de San Jerónimo, cuando los manifestantes intentaron traspasar las vallas que rodean estos días la Cámara baja. Al menos dos personas fueron detenidas en ese momento, una de ellas un bombero.
Aunque las protestas corrieron por toda España, fue la de Madrid la más multitudinaria. Bajo el lema Quieren arruinar el país, hay que impedirlo, somos más, miles de personas procedentes de todos los sectores públicos se concentraron —marchar era casi imposible— en la callé Alcalá, entre la Puerta del Sol y Cibeles, y las vías aledañas, y en el paseo del Prado, hasta Neptuno. Según los cálculos de EL PAÍS, más de 100.000 personas secundaron la convocatoria. Los organizadores dan una cifra de 800.000 asistentes, mientras que fuentes policiales la reducen a 25.000.
La Coordinadora de Trabajadores del Espectáculo, plataforma que engloba a los sindicatos de la cultura y el espectáculo, fue el primer colectivo en protestar en Madrid con una concentración a las 19.30 en la plaza del Rey. "Se están cargando el futuro de toda una generación", criticó el actor Javier Bardem.
La Coordinadora de Trabajadores del Espectáculo, plataforma que engloba a los sindicatos de la cultura y el espectáculo, fue el primer colectivo en protestar en Madrid con una concentración a las 19.30 en la plaza del Rey. "Se están cargando el futuro de toda una generación", criticó el actor Javier Bardem.
"¡Que se jodan!"
Hubo muchos gritos de guerra y lemas variados, pero triunfó el exabrupto “¡Que se jodan!”, que pronunció la diputada del PP de Castellón Andrea Fabra. En Madrid, unos trabajadores lograron colgar durante unos minutos, después de muchos forcejeos, una pancarta en el Palacio de Telecomunicaciones, sede del Ayuntamiento madrileño, en la que se leía el exabrupto que lanzó Fabra cuando Rajoy anunciaba el paquete de recortes.
Fue también el cántico más coreado en las principales ciudades valencianas, donde además los protagonistas de muchas de esas marchas fueron los trabajadores de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), amenazados estos días por un brutal expediente de regulación de empleo que tiene por objetivo despedir a 1.295 empleados (76% de la plantilla). En Valencia (50.000 manifestantes) también se sumaron a las protestas muchos agentes de policía, y el éxito de la convocatoria les animó a todos a anunciar que en septiembre se dirigirán hacia Madrid para exigir un referéndum para “tirar” al Gobierno.
En Barcelona,la enésima manifestación contra los recortes reunió a decenas de miles de personas, 400.000 según los organizadores y 40.000 según la policía. Con los bomberos a petardo limpio y los #iaioflautes, el ala senior del Movimiento 15-M, en la primera línea de frente aunque sea con bastón, Barcelona se volvió a echar a la calle.
Los Mossos d´Esquadra han informado de que un joven fue detenido ayer cuando concluía la jornada de protesta en Barcelona. El manifestante fue arrestado en el momento en el que abandonaba el Parque de la Ciutadella después de haber protestado delante del Parlament de Catalunya.
Cerca de 400 manifestantes se dirigieron ayer hasta la puerta de la cámara una vez concluida la marcha. A partir de las ocho de la noche se vivieron los momentos más tensos de la concentración, cuando una veintena de bomberos saltó la valla de protección que habían colocado los Mossos y se encararon con los antidisturbios.
Poco después de las 11, la policía advirtió por megafonía a los cerca cien manifestantes que allí quedaban que debían abandonar el parque. Un cuarto de hora después dieron el último aviso; en ese momento todos los presentes abandonaron pacíficamente el recinto.
En Euskadi las masivas protestas no contaron este jueves con el apoyo de los sindicatos nacionalistas ELA y LAB, a los que los demás convocantes pidieron unidad. En Bilbao, con unos 20.000 manifestantes, el lema de partida fue: Quieren arruinar el país, hay que impedirlo. Rebélate. Los movilizados llevaban en sus manos ikurriñas, banderas republicanas y de los sindicatos. En Pamplona, los 15.000 asistentes a la protesta recorrieron las calles tras el lema No te calles.
En la capital de Andalucía, en Sevilla, los manifestantes, más de 50.000, optaron por corear “esto nos pasa con un Gobierno facha”, “este Gobierno nos lleva a la ruina” o “Rajoy, ratero, nos roba a los obreros”. En la multitudinaria manifestación de Málaga se portaban pancartas con mensajes como no te calles, defiende tus derechos o venden la sanidad para salvar la banca.
En Murcia se gritó: “¡Gobierno y banqueros, los mismos embusteros!” y “manos arriba, esto es un atraco”. Algunos iban disfrazados de Andrea Fabra y otros llevaban consignas como “Señora Fabra: ya estamos bien jodidos”, “dice el refrán: no te rías del mal de tu vecino, que el tuyo viene de camino”.
En Palma, más de 20.000 personas (50.000 según los organizadores) protagonizaron una de las protestas más amplias y socialmente diversa de los últimos años. Hasta 20 sindicatos llamaron a salir a la calle contra los recortes. Entre la multitud predominaban las camisetas negras de los funcionarios y las verdes de los defensores del sector público en la enseñanza y la sanidad. Se dio una fuerte presencia de jóvenes y activistas culturales junto a bomberos y policías en reivindicación. Los jubilados se hicieron notar. En Ibiza y Mahón marcharon centenares de manifestantes. En Canarias algunos asistentes lucían camisetas negras con la estampa: “Que se jodan”.
Las manifestaciones reunieron a centenares de miles de personas en unas 80 ciudades de España apenas unas horas después de que el Congreso de los Diputados aprobara el tijeretazo solo con los votos del PP. Los secretarios generales de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez anunciaron que no serán las últimas movilizaciones que habrá este verano. “Hoy no es una manifestación más ni un acto final de nada. Habrá más en agosto”, anunció Toxo antes de la convocatoria madrileña. “Convocaremos acciones concretas y sectoriales e implicaremos a todos los colectivos que sufren los recortes, haremos confluir la movilización laboral y ciudadana, preparemos una gran marcha sobre Madrid”, concluía el manifiesto que leyeron en la capital los escritores Benjamín Prado y Marta Sanz.
La magnitud del mayor recorte de la democracia ha unido a sindicatos, organizaciones y movimientos sociales —han secundado las protestas más de mil organizaciones— que hasta la semana pasada era impensable que salieran juntos a la calle. La manifestación de este jueves estaba convocada por seis sindicatos dispares (UGT, CC OO, CSI-F, CGT, la Intersindical y USO), que hasta ahora no habían confluido nunca, y la Plataforma en Defensa del Estado del Bienestar. El Gobierno sabía que el descontento había crecido mucho últimamente —más con el ya famoso grito de la popular Andrea Fabra en el Congreso: “¡Que se jodan!”—, pero no esperaba movilizaciones masivas. Las protestas contra la reforma laboral llegaron a ser contundentes por momentos, sobre todo en las primeras manifestaciones convocadas contra ella, pero ninguna ha tenido esta dimensión. Ni siquiera la de la huelga general.
Los recortes ya no afectan solo a colectivos concretos, por amplios que sean (como la reforma laboral a los 14 millones de asalariados), ni son medidas que maniatan solo a ciertas Administraciones o entes públicos. El ajuste que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy llega directamente al bolsillo de todos los ciudadanos, de una o de otra forma: la subida del IVA, el aumento de las retenciones por IRPF a los autónomos, la suspensión de la paga extra de Navidad a los funcionarios, el recorte de las prestaciones por desempleo, los despidos en las empresas públicas. Además, llega también a puntos neurálgicos del Estado de bienestar que afectan a la vida cotidiana: el tajo en dependencia, las recetas sanitarias… “Es el momento de salir a la calle, soy enfermo crónico y ahora tengo que pagar más por los medicamentos”, protestaba este jueves un bombero jubilado.
Pero la medida que más ha contribuido a llenar las calles ha sido la suspensión de la paga extra de Navidad a los empleados públicos, como se ha puesto de manifiesto en las protestas que, organizadas o espontáneas, ha habido durante la última semana. Y, sobre todo, se pudo ver este jueves pese al calor asfixiante: la gente vestida con las camisetas verdes que simbolizan la oposición a los recortes en la enseñanza pública se fundía con los uniformes y cascos de bombero, los policías vestidos de paisano —en Valencia, agentes de la policía local se atrevieron a marchar de uniforme— y las camisetas negras de los funcionarios, protestando por los recortes salariales. “Lo que ha hecho el Ayuntamiento de Madrid es un despilfarro, y ahora cada vez tenemos menos trabajo porque hay menos subvenciones”, criticó una trabajadora social.