El tirador de Denver había planeado otra matanza simultánea
Los explosivos hallados en la casa de James Eagan Holmes, detenido por la masacre, habrían volado su edificio
David Alandete
Washington, El País
El responsable de la masacre en un cine de Colorado, en la que fallecieron 12 personas en la madrugada del viernes, llevaba meses acumulando todo un arsenal de armas, y, según las primeras investigaciones de la policía, buscaba provocar otra matanza casi simultánea, al plagar su apartamento de explosivos, que podrían haber sido detonados de forma involuntaria por cualquier vecino. El viernes, James Holmes, de 24 años, seguía sin colaborar con la policía, aunque disponía ya de representación legal. Lo único que reveló a los agentes fue lo que les dijo en el momento de su arresto, poco después de la matanza: que era el Joker, un villano de la saga de Batman, y que su casa estaba plagada de explosivos, ya desactivados por la policía.
A medianoche del jueves, cuando Holmes se dirigía al cine Century XVI, en la localidad de Aurora, donde se estrenaba El caballero oscuro: la leyenda renace, la última entrega de Batman, los altavoces de su apartamento comenzaron a emitir una música machacona y de elevado volumen. A diversos vecinos les molestó. Al menos dos de ellos contaron a la policía que llegaron a golpear en la puerta, para que bajara la música. Kaitlyn Fonzi, de 20 años, llegó a intentar abrirla. Vio que el cerrojo no estaba echado, y decidió no entrar. Si es cierto, como sospecha policía, que el apartamento estaba preparado para estallar cuando alguien abriera la puerta, la decisión de Fonzi le salvó la vida a ella y, probablemente, a otros vecinos del edificio.
A la una de la madrugada dejó de sonar la música, programada de forma automática. Holmes estaba ya bajo custodia policial entonces, después de haber matado a 12 personas -entre ellas una niña de seis años- y herido a 58 en el cine, y haber sido arrestado en el aparcamiento del cine. Los agentes del FBI se unieron pronto a los de la policía local de Aurora, y fueron a inspeccionar el apartamento. Allí, desde la ventana, vieron jarras repletas de líquidos no identificados, con munición y con lo que parecían proyectiles de mortero. Los tarros estaban unidos por un complejo tendido de cables, que según los agentes, había sido diseñado para estallar ante cualquier contacto.
A lo largo de toda la mañana del sábado miembros de la policía y de la Unidad de Explosivos lograron penetrar en la vivienda del sospechoso y desactivar los 80 explosivos que había dispuesto para que fueran detonados. Para los agentes es crucial llegar hasta el ordenador y los documentos personales de Holmes, para emplearlos como pruebas en la investigación, dado, sobre todo, el hecho de que el sospechoso ha decidido no colaborar con los agentes. Holmes, natural de San Diego, se había licenciado en Neurociencia, con matrícula de honor, por la Universidad de California en Riverside en 2010. Posteriormente había iniciado los estudios de doctorado en la Universidad de Colorado en Denver, pero abandonó el programa en junio. El edificio donde residía antes de la matanza es una residencia de estudiantes, pacientes y empleados del Centro Médico de la Universidad de Colorado.
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Desde mayo, Holmes se afanó en acumular todo un arsenal armamentístico. Al cine llevó cuatro armas: dos pistolas de calibre 40 con más de 1.000 balas para ellas; una escopeta Remington 870, con 300 cartuchos, y un fusil semiautomático Smith & Wesson AR-15, de calibre 223 con con un cargador especial que podía almacenar más de 100 proyectiles, que podía efectuar 50 ó 60 disparos es un solo minuto, para el que llevaba unas 3.000 balas. En total, según la policía, Holmes compró 6.000 proyectiles a través de Internet y en diversas tiendas. Las armas las adquirió de forma legal en dos tiendas: Gander Mountain Guns y Bass Pro Shops.
En otros comercios compró el atuendo que llevó al cine, y con el que pasó desapercibido porque muchos fanáticos de Batman acudieron a las salas vestidos como los héroes o villanos de la saga de cómic. “Lucía un casco balístico, un chaleco antibalas, mallas balísticas, un protector de cuello y un protector de ingles, además de una máscara de gas y guantes negros de combate”, explicó en rueda de prensa el jefe de policía de Aurora, Dan Oates. Según la policía de Nueva York, que recibió información de la de Aurora, Holmes se había teñido el pelo de rojo, y le había dicho a los agentes que era el Joker, el archienemigo de Batman.
Siete personas siguen este sábado en estado crítico. La policía de Aurora ha contactado con los familiares de las 12 víctimas. Estos se han quejado en las redes sociales de Internet de las demoras en el proceso de notificación. Algunos no supieron que sus seres queridos habían muerto hasta que no visitaron los seis hospitales que habían acogido a heridos, enseñando fotos a los médicos. A los agentes les llevó casi toda la jornada del viernes identificar los cadáveres y trasladarlos a la morgue. En la noche del viernes, centenares de personas, convocadas por diversos pastores de las iglesias del área metropolitana de Denver, se concentraron en el aparcamiento enfrente del cine donde ocurrió la matanza, para tomar parte en una vigilia en la que homenajearon a los 12 fallecidos.
David Alandete
Washington, El País
El responsable de la masacre en un cine de Colorado, en la que fallecieron 12 personas en la madrugada del viernes, llevaba meses acumulando todo un arsenal de armas, y, según las primeras investigaciones de la policía, buscaba provocar otra matanza casi simultánea, al plagar su apartamento de explosivos, que podrían haber sido detonados de forma involuntaria por cualquier vecino. El viernes, James Holmes, de 24 años, seguía sin colaborar con la policía, aunque disponía ya de representación legal. Lo único que reveló a los agentes fue lo que les dijo en el momento de su arresto, poco después de la matanza: que era el Joker, un villano de la saga de Batman, y que su casa estaba plagada de explosivos, ya desactivados por la policía.
A medianoche del jueves, cuando Holmes se dirigía al cine Century XVI, en la localidad de Aurora, donde se estrenaba El caballero oscuro: la leyenda renace, la última entrega de Batman, los altavoces de su apartamento comenzaron a emitir una música machacona y de elevado volumen. A diversos vecinos les molestó. Al menos dos de ellos contaron a la policía que llegaron a golpear en la puerta, para que bajara la música. Kaitlyn Fonzi, de 20 años, llegó a intentar abrirla. Vio que el cerrojo no estaba echado, y decidió no entrar. Si es cierto, como sospecha policía, que el apartamento estaba preparado para estallar cuando alguien abriera la puerta, la decisión de Fonzi le salvó la vida a ella y, probablemente, a otros vecinos del edificio.
A la una de la madrugada dejó de sonar la música, programada de forma automática. Holmes estaba ya bajo custodia policial entonces, después de haber matado a 12 personas -entre ellas una niña de seis años- y herido a 58 en el cine, y haber sido arrestado en el aparcamiento del cine. Los agentes del FBI se unieron pronto a los de la policía local de Aurora, y fueron a inspeccionar el apartamento. Allí, desde la ventana, vieron jarras repletas de líquidos no identificados, con munición y con lo que parecían proyectiles de mortero. Los tarros estaban unidos por un complejo tendido de cables, que según los agentes, había sido diseñado para estallar ante cualquier contacto.
A lo largo de toda la mañana del sábado miembros de la policía y de la Unidad de Explosivos lograron penetrar en la vivienda del sospechoso y desactivar los 80 explosivos que había dispuesto para que fueran detonados. Para los agentes es crucial llegar hasta el ordenador y los documentos personales de Holmes, para emplearlos como pruebas en la investigación, dado, sobre todo, el hecho de que el sospechoso ha decidido no colaborar con los agentes. Holmes, natural de San Diego, se había licenciado en Neurociencia, con matrícula de honor, por la Universidad de California en Riverside en 2010. Posteriormente había iniciado los estudios de doctorado en la Universidad de Colorado en Denver, pero abandonó el programa en junio. El edificio donde residía antes de la matanza es una residencia de estudiantes, pacientes y empleados del Centro Médico de la Universidad de Colorado.
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Desde mayo, Holmes se afanó en acumular todo un arsenal armamentístico. Al cine llevó cuatro armas: dos pistolas de calibre 40 con más de 1.000 balas para ellas; una escopeta Remington 870, con 300 cartuchos, y un fusil semiautomático Smith & Wesson AR-15, de calibre 223 con con un cargador especial que podía almacenar más de 100 proyectiles, que podía efectuar 50 ó 60 disparos es un solo minuto, para el que llevaba unas 3.000 balas. En total, según la policía, Holmes compró 6.000 proyectiles a través de Internet y en diversas tiendas. Las armas las adquirió de forma legal en dos tiendas: Gander Mountain Guns y Bass Pro Shops.
En otros comercios compró el atuendo que llevó al cine, y con el que pasó desapercibido porque muchos fanáticos de Batman acudieron a las salas vestidos como los héroes o villanos de la saga de cómic. “Lucía un casco balístico, un chaleco antibalas, mallas balísticas, un protector de cuello y un protector de ingles, además de una máscara de gas y guantes negros de combate”, explicó en rueda de prensa el jefe de policía de Aurora, Dan Oates. Según la policía de Nueva York, que recibió información de la de Aurora, Holmes se había teñido el pelo de rojo, y le había dicho a los agentes que era el Joker, el archienemigo de Batman.
Siete personas siguen este sábado en estado crítico. La policía de Aurora ha contactado con los familiares de las 12 víctimas. Estos se han quejado en las redes sociales de Internet de las demoras en el proceso de notificación. Algunos no supieron que sus seres queridos habían muerto hasta que no visitaron los seis hospitales que habían acogido a heridos, enseñando fotos a los médicos. A los agentes les llevó casi toda la jornada del viernes identificar los cadáveres y trasladarlos a la morgue. En la noche del viernes, centenares de personas, convocadas por diversos pastores de las iglesias del área metropolitana de Denver, se concentraron en el aparcamiento enfrente del cine donde ocurrió la matanza, para tomar parte en una vigilia en la que homenajearon a los 12 fallecidos.