El Senado de EE UU acusa a HSBC de blanqueo de dinero del narcotráfico
Un alto cargo del banco británico presenta su dimisión después de que se conociera que la entidad no controló millones de dólares en efectivo de operaciones sospechosas con México o Arabia Saudí
David Alandete
Washington, El País
El banco internacional HSBC permitió durante años que criminales de todo el mundo emplearan sus servicios para lavar dinero procedente del narcotráfico o destinado a financiar operaciones terroristas, según un informe presentado ayer en el Senado de Estados Unidos. Los legisladores norteamericanos acusan a la dirección de HSBC de no tomar medidas a pesar de que tenía pistas más que razonables de que sus cuentas las estaban empleando narcotraficantes mexicanos para trasladar fondos a EEUU, bancos saudíes relacionados con grupos terroristas y ciudadanos iraníes que buscaban sortear las sanciones impuestas sobre ellos por el propio Gobierno norteamericano.
“HSBC empleó su banco en EE UU como una puerta de entrada al sistema financiero norteamericano, de modo que filiales suyas en todo el mundo ofrecieron servicios en dólares a sus clientes, mientras ignoraban y se saltaban las regulaciones bancarias de EE UU”, dijo el senador por Michigan Carl Levin, presidente del Subcomité Permanente de Investigaciones, que elaboró el informe. “Si un banco internacional no hace cumplir las normas a sus propias filiales, en aras de detener el flujo de dinero ilegal, las agencias reguladoras deberían considerar si le revocan las licencias bancarias para operar en EE UU”.
Durante la audiencia de ayer en el Capitolio, el ejecutivo David Bagley, director de regulaciones del banco desde 2002, presentó su dimisión. “A pesar de nuestros mejores esfuerzos e intenciones, y del trabajo de muchos profesionales entregados, HSBC ha estado por debajo tanto de nuestras propias expectativas como de las de los reguladores”, dijo. La institución bancaria, cuya sede se halla en Londres, es una de las mayores del mundo, con presencia en 80 países y unos activos estimados de dos billones de euros.
El Departamento de Justicia norteamericano está investigando por su cuenta el lavado de dinero a través de HSBC, algo que podría conducir a una demanda criminal y una multa de hasta 1.000 millones de dólares (814 millones de euros). Ya en 2003 la Reserva Federal de Nueva York le ordenó a la filial norteamericana de HSBC que impidiera los flujos sospechosos de dinero. HSBC había comprado el banco Marine Midland Bank, de Nueva York, en los años 80, y desde entonces ha operado a través de él en EE UU. Compró su filial mexicana -Grupo Financiero Bital- en 2002.
México
El informe del Senado de EE UU se centra especialmente en las relaciones entre la filiales mexicana y norteamericana de HSBC, a las que acusa de permitir el lavado de dinero del narcotráfico. Desde México, el banco envió miles de millones de dólares en metálico, por carretera o avión, a EE UU. Por ejemplo, sólo en 2008 realizó envíos por un monto total de 4.000 millones de dólares. La filial mexicana tiene además 50.000 cuentas y unos fondos de 2.100 millones de dólares en las islas Caimán, a pesar de que no tiene ni oficinas ni empleados en ese archipiélago, considerado un paraíso fiscal.
A la filial mexicana del banco, el informe la acusa de “abrir cuentas para clientes de alto riesgo, incluidas las casas de cambio de Mexico, y otros servicios y negocios que ofrecían dinero norteamericano, como la Casa de Cambio de Puebla y Sigue Corporation, de quienes diversas investigaciones judiciales posteriores han demostrado que lavaron fondos de la venta ilegal de droga en EE UU”.
Los legisladores norteamericanos acusan a los directivos de HSBC en México y EE UU de saber que sus operaciones transnacionales no eran limpias. El informe llega a citar un mensaje redactado en 2007 para su difusión interna por John Root, un ejecutivo encargado de velar del cumplimiento de las normas bancarias en América Latina, quien ironizó de este modo sobre la laxitud en el respeto a las normativas gubernamentales: “¿Qué es esto, la Escuela Bancaria de las Bajas Expectativas? ¡No hemos ido a la cárcel! ¡Sólo hemos firmado un acuerdo extrajudicial con la Fed [la Reserva Federal de EE UU] por 10 millones de dólares!”.
Financiación del terrorismo
El informe acusa también a HSBC de hacer negocios con la principal institución financiera de Arabia Saudí, Al Rajhi Bank, a la que EE UU relaciona con diversos grupos terroristas islámicos. “Después de los ataques terroristas del 11-S en 2001, aparecieron numerosas pistas de que Al Rajhi Bank y algunos de sus dueños estaban relacionados con organizaciones financieras asociadas con el terrorismo, entre ellas había pruebas de que el principal fundador del banco fue uno de los primeros patronos de Al Qaeda”, dice el informe.
“En 2005, HSBC ordenó a nivel interno que todas sus filiales cortaran lazos con Al Rajhi Bank, pero cambiaron de opinión cuatro meses después, anunciando que debería ser cada filial la que tomara esa decisión. La filial de HSBC en Oriente Próximo siguió haciendo negocios con ese banco”, añade el documento. A pesar de varias dudas sobre sus negocios con Al Rajhi, los ejecutivos de HSBC le permitieron a esa institución bancaria saudí emplear sus servicios de envío de dinero en efectivo hasta hace dos años.
Irán
Diversas filiales de HSBC sortearon la prohibición gubernamental de EE UU de hacer negocios con determinados clientes de Irán, borrando los registros que reflejaban de dónde procedía el dinero. Una auditoría interna demostró que entre 2001 y 2007 hubo 28.000 transacciones bancarias de esa índole. El subcomité del Senado de EE UU que investigó al banco calificó esas operaciones de “pagos encubiertos”. HSBC “erró a la hora de tomar medidas decisivas para enfrentarse a esas filiales y poner punto y final a ese tipo de conducta”, concluye el informe.
David Alandete
Washington, El País
El banco internacional HSBC permitió durante años que criminales de todo el mundo emplearan sus servicios para lavar dinero procedente del narcotráfico o destinado a financiar operaciones terroristas, según un informe presentado ayer en el Senado de Estados Unidos. Los legisladores norteamericanos acusan a la dirección de HSBC de no tomar medidas a pesar de que tenía pistas más que razonables de que sus cuentas las estaban empleando narcotraficantes mexicanos para trasladar fondos a EEUU, bancos saudíes relacionados con grupos terroristas y ciudadanos iraníes que buscaban sortear las sanciones impuestas sobre ellos por el propio Gobierno norteamericano.
“HSBC empleó su banco en EE UU como una puerta de entrada al sistema financiero norteamericano, de modo que filiales suyas en todo el mundo ofrecieron servicios en dólares a sus clientes, mientras ignoraban y se saltaban las regulaciones bancarias de EE UU”, dijo el senador por Michigan Carl Levin, presidente del Subcomité Permanente de Investigaciones, que elaboró el informe. “Si un banco internacional no hace cumplir las normas a sus propias filiales, en aras de detener el flujo de dinero ilegal, las agencias reguladoras deberían considerar si le revocan las licencias bancarias para operar en EE UU”.
Durante la audiencia de ayer en el Capitolio, el ejecutivo David Bagley, director de regulaciones del banco desde 2002, presentó su dimisión. “A pesar de nuestros mejores esfuerzos e intenciones, y del trabajo de muchos profesionales entregados, HSBC ha estado por debajo tanto de nuestras propias expectativas como de las de los reguladores”, dijo. La institución bancaria, cuya sede se halla en Londres, es una de las mayores del mundo, con presencia en 80 países y unos activos estimados de dos billones de euros.
El Departamento de Justicia norteamericano está investigando por su cuenta el lavado de dinero a través de HSBC, algo que podría conducir a una demanda criminal y una multa de hasta 1.000 millones de dólares (814 millones de euros). Ya en 2003 la Reserva Federal de Nueva York le ordenó a la filial norteamericana de HSBC que impidiera los flujos sospechosos de dinero. HSBC había comprado el banco Marine Midland Bank, de Nueva York, en los años 80, y desde entonces ha operado a través de él en EE UU. Compró su filial mexicana -Grupo Financiero Bital- en 2002.
México
El informe del Senado de EE UU se centra especialmente en las relaciones entre la filiales mexicana y norteamericana de HSBC, a las que acusa de permitir el lavado de dinero del narcotráfico. Desde México, el banco envió miles de millones de dólares en metálico, por carretera o avión, a EE UU. Por ejemplo, sólo en 2008 realizó envíos por un monto total de 4.000 millones de dólares. La filial mexicana tiene además 50.000 cuentas y unos fondos de 2.100 millones de dólares en las islas Caimán, a pesar de que no tiene ni oficinas ni empleados en ese archipiélago, considerado un paraíso fiscal.
A la filial mexicana del banco, el informe la acusa de “abrir cuentas para clientes de alto riesgo, incluidas las casas de cambio de Mexico, y otros servicios y negocios que ofrecían dinero norteamericano, como la Casa de Cambio de Puebla y Sigue Corporation, de quienes diversas investigaciones judiciales posteriores han demostrado que lavaron fondos de la venta ilegal de droga en EE UU”.
Los legisladores norteamericanos acusan a los directivos de HSBC en México y EE UU de saber que sus operaciones transnacionales no eran limpias. El informe llega a citar un mensaje redactado en 2007 para su difusión interna por John Root, un ejecutivo encargado de velar del cumplimiento de las normas bancarias en América Latina, quien ironizó de este modo sobre la laxitud en el respeto a las normativas gubernamentales: “¿Qué es esto, la Escuela Bancaria de las Bajas Expectativas? ¡No hemos ido a la cárcel! ¡Sólo hemos firmado un acuerdo extrajudicial con la Fed [la Reserva Federal de EE UU] por 10 millones de dólares!”.
Financiación del terrorismo
El informe acusa también a HSBC de hacer negocios con la principal institución financiera de Arabia Saudí, Al Rajhi Bank, a la que EE UU relaciona con diversos grupos terroristas islámicos. “Después de los ataques terroristas del 11-S en 2001, aparecieron numerosas pistas de que Al Rajhi Bank y algunos de sus dueños estaban relacionados con organizaciones financieras asociadas con el terrorismo, entre ellas había pruebas de que el principal fundador del banco fue uno de los primeros patronos de Al Qaeda”, dice el informe.
“En 2005, HSBC ordenó a nivel interno que todas sus filiales cortaran lazos con Al Rajhi Bank, pero cambiaron de opinión cuatro meses después, anunciando que debería ser cada filial la que tomara esa decisión. La filial de HSBC en Oriente Próximo siguió haciendo negocios con ese banco”, añade el documento. A pesar de varias dudas sobre sus negocios con Al Rajhi, los ejecutivos de HSBC le permitieron a esa institución bancaria saudí emplear sus servicios de envío de dinero en efectivo hasta hace dos años.
Irán
Diversas filiales de HSBC sortearon la prohibición gubernamental de EE UU de hacer negocios con determinados clientes de Irán, borrando los registros que reflejaban de dónde procedía el dinero. Una auditoría interna demostró que entre 2001 y 2007 hubo 28.000 transacciones bancarias de esa índole. El subcomité del Senado de EE UU que investigó al banco calificó esas operaciones de “pagos encubiertos”. HSBC “erró a la hora de tomar medidas decisivas para enfrentarse a esas filiales y poner punto y final a ese tipo de conducta”, concluye el informe.