Beneficios y riesgos del ingreso de Venezuela a Mercosur
Alejando Rebosio, El País
El ingreso de Venezuela en Mercosur, que se acordó hace una semana en la cumbre regional celebrada en la ciudad argentina de Mendoza, implica beneficios y riesgos para el bloque. El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Luis Almagro, admitió el pasado lunes que su país no estaba de acuerdo “por motivos jurídicos, políticos y éticos” con sumar a Venezuela “en estas circunstancias”, es decir, aprovechando la suspensión como miembro del organismo de Paraguay, cuyo Parlamento bloqueaba la incorporación desde el año 2006.
Brasil, Argentina y Uruguay congelaron la participación de Paraguay en las reuniones del bloque después de la cuestionada destitución súbita de Fernando Lugo como presidente de ese país, en un acto que se supone que ha violado la cláusula democrática de Mercosur. Pero Uruguay solo aceptó a regañadientes que, en ausencia de Paraguay, ingresara Venezuela, tal como promovieron los dos socios mayores de la unión aduanera. El presidente uruguayo, José Mujica, no quiso vetar la decisión mayoritaria.
“Si uno piensa que tiene que preservar el trabajo de los uruguayos, el presidente hizo lo correcto en esa negociación”, dijo Almagro. “Venezuela es nuestro cuarto socio comercial, le da otra proyección internacional [al bloque]”, añadió el ministro.
Carlos Chacho Álvarez, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI, el organismo donde se inscriben todos los acuerdos de la región), considera que el ingreso de Venezuela tiene impactos políticos y económicos positivos. “Desde lo económico, es importante que esté Venezuela más allá de cuál sea su Gobierno. Es excepcional que Venezuela haya dirigido su política hacia el Sur. En general miró siempre a EE UU, Centroamérica y el Caribe. Más allá de las afinidades políticas con los Gobiernos de centroizquierda de Mercosur, hay beneficios comerciales para sus socios porque Venezuela es una economía abiertamente importadora y va a requerir productos del bloque”, vaticina Álvarez, que recordó que Argentina y Brasil elevaron sus exportaciones a Venezuela durante los años en que el país caribeño suspendió su tratado de libre comercio con la Colombia de Álvaro Uribe (2002-2010).
“La producción de Venezuela no compite con la de Mercosur”, destaca el jefe de la ALADI. “Es una potencia energética. Juntar energía y alimentos es estratégico a mediano y largo plazo. Hay que ver si se logran complementar”, admitió el exvicepresidente de Argentina.
Desde el punto de vista político, la incorporación del país de Hugo Chávez contribuirá, según Álvarez, al “replanteo más general que Mercosur necesita porque se encuentra en una situación inercial”. Desde su fundación, en 1991, el bloque no había sumado ningún miembro, ha firmado pocos acuerdos de libre comercio y en los últimos años ha aceptado barreras internas al intercambio, que aumentaba por el crecimiento económico regional hasta que este año se cayó. “El ingreso de Venezuela puede arrastrar a Bolivia y Ecuador, que coinciden con Mercosur en que no tienen acuerdos de libre comercio con EE UU y la Unión Europea”, comenta Álvarez.
Chávez puede ganar prestigio y legitimidad al asociarse con Brasil, una de las potencias emergentes BRIC (las otras son Rusia, India y China), según Álvarez. En diálogo telefónico desde la sede de ALADI, en Montevideo, el funcionario además destacó que Venezuela y el gigante brasileño limitan y pueden planearse juntos la construcción de infraestructuras comunes.
No tan entusiasmado está Marcelo Elizondo, director de la consultora argentina Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI). “Para Argentina, el ingreso de Venezuela es una consolidación de una relación comercial creciente y virtuosa”, opina Elizondo. Un quinto del superávit comercial de Argentina depende de las exportaciones al país caribeño, que le compra aceite de soja, leche, maíz carne, coches y partes, tubos petroleros y medicamentos. El intercambio bilateral favorece a Buenos Aires en 1.523 millones de euros anuales.
Brasil también tiene superávit comercial con Venezuela, de unos 4.038 millones de euros. Le vende carne, insumos agrícolas y ganaderos, azúcar, pollo y café. Venezuela ya tenía un acuerdo de libre comercio con Mercosur, que iba a estar plenamente vigente en 2014, pero su incorporación a la unión aduanera aumentará el intercambio con el gigante sudamericano, según Elizondo, porque éste es el único miembro del bloque con el que limita geográficamente.
“Sin embargo, la relevancia de Brasil como actor internacional hace que Venezuela le sea de menor importancia relativa que para Argentina”, advierte Elizondo. El analista recuerda que Brasil es un gran receptor de inversión extranjera y la alianza con Venezuela le suma poco en ese sentido. Tampoco considera que las empresas brasileñas encuentren grandes oportunidades de negocios en territorio venezolano.
Pero al director de DNI le preocupa sobre todo el impacto institucional del modo en que ha ingresado Venezuela. “Se trata de un golpe político para Paraguay porque se ha aprovechado su transitoria suspensión, de la que no se ha podido defender en vivo, y también para Uruguay, que ha objetado las formas y la oportunidad del ingreso. Desde el punto de vista del equilibrio político e institucional, el ingreso de Venezuela en estas condiciones aporta mayor tensión y menor fortaleza a la arquitectura de vínculos regulares entre los socios. El crecimiento de Mercosur es siempre de valor, el potencial económico de Venezuela no puede soslayarse, aunque hubiese sido mejor que se diese sin la pérdida temporaria de Paraguay”, concluye Elizondo, que dirigió la agencia argentina de promoción de exportaciones entre los años 2002 y 2009, en los Gobiernos de Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y parte del de Cristina Fernández.
El ingreso de Venezuela en Mercosur, que se acordó hace una semana en la cumbre regional celebrada en la ciudad argentina de Mendoza, implica beneficios y riesgos para el bloque. El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Luis Almagro, admitió el pasado lunes que su país no estaba de acuerdo “por motivos jurídicos, políticos y éticos” con sumar a Venezuela “en estas circunstancias”, es decir, aprovechando la suspensión como miembro del organismo de Paraguay, cuyo Parlamento bloqueaba la incorporación desde el año 2006.
Brasil, Argentina y Uruguay congelaron la participación de Paraguay en las reuniones del bloque después de la cuestionada destitución súbita de Fernando Lugo como presidente de ese país, en un acto que se supone que ha violado la cláusula democrática de Mercosur. Pero Uruguay solo aceptó a regañadientes que, en ausencia de Paraguay, ingresara Venezuela, tal como promovieron los dos socios mayores de la unión aduanera. El presidente uruguayo, José Mujica, no quiso vetar la decisión mayoritaria.
“Si uno piensa que tiene que preservar el trabajo de los uruguayos, el presidente hizo lo correcto en esa negociación”, dijo Almagro. “Venezuela es nuestro cuarto socio comercial, le da otra proyección internacional [al bloque]”, añadió el ministro.
Carlos Chacho Álvarez, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI, el organismo donde se inscriben todos los acuerdos de la región), considera que el ingreso de Venezuela tiene impactos políticos y económicos positivos. “Desde lo económico, es importante que esté Venezuela más allá de cuál sea su Gobierno. Es excepcional que Venezuela haya dirigido su política hacia el Sur. En general miró siempre a EE UU, Centroamérica y el Caribe. Más allá de las afinidades políticas con los Gobiernos de centroizquierda de Mercosur, hay beneficios comerciales para sus socios porque Venezuela es una economía abiertamente importadora y va a requerir productos del bloque”, vaticina Álvarez, que recordó que Argentina y Brasil elevaron sus exportaciones a Venezuela durante los años en que el país caribeño suspendió su tratado de libre comercio con la Colombia de Álvaro Uribe (2002-2010).
“La producción de Venezuela no compite con la de Mercosur”, destaca el jefe de la ALADI. “Es una potencia energética. Juntar energía y alimentos es estratégico a mediano y largo plazo. Hay que ver si se logran complementar”, admitió el exvicepresidente de Argentina.
Desde el punto de vista político, la incorporación del país de Hugo Chávez contribuirá, según Álvarez, al “replanteo más general que Mercosur necesita porque se encuentra en una situación inercial”. Desde su fundación, en 1991, el bloque no había sumado ningún miembro, ha firmado pocos acuerdos de libre comercio y en los últimos años ha aceptado barreras internas al intercambio, que aumentaba por el crecimiento económico regional hasta que este año se cayó. “El ingreso de Venezuela puede arrastrar a Bolivia y Ecuador, que coinciden con Mercosur en que no tienen acuerdos de libre comercio con EE UU y la Unión Europea”, comenta Álvarez.
Chávez puede ganar prestigio y legitimidad al asociarse con Brasil, una de las potencias emergentes BRIC (las otras son Rusia, India y China), según Álvarez. En diálogo telefónico desde la sede de ALADI, en Montevideo, el funcionario además destacó que Venezuela y el gigante brasileño limitan y pueden planearse juntos la construcción de infraestructuras comunes.
No tan entusiasmado está Marcelo Elizondo, director de la consultora argentina Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI). “Para Argentina, el ingreso de Venezuela es una consolidación de una relación comercial creciente y virtuosa”, opina Elizondo. Un quinto del superávit comercial de Argentina depende de las exportaciones al país caribeño, que le compra aceite de soja, leche, maíz carne, coches y partes, tubos petroleros y medicamentos. El intercambio bilateral favorece a Buenos Aires en 1.523 millones de euros anuales.
Brasil también tiene superávit comercial con Venezuela, de unos 4.038 millones de euros. Le vende carne, insumos agrícolas y ganaderos, azúcar, pollo y café. Venezuela ya tenía un acuerdo de libre comercio con Mercosur, que iba a estar plenamente vigente en 2014, pero su incorporación a la unión aduanera aumentará el intercambio con el gigante sudamericano, según Elizondo, porque éste es el único miembro del bloque con el que limita geográficamente.
“Sin embargo, la relevancia de Brasil como actor internacional hace que Venezuela le sea de menor importancia relativa que para Argentina”, advierte Elizondo. El analista recuerda que Brasil es un gran receptor de inversión extranjera y la alianza con Venezuela le suma poco en ese sentido. Tampoco considera que las empresas brasileñas encuentren grandes oportunidades de negocios en territorio venezolano.
Pero al director de DNI le preocupa sobre todo el impacto institucional del modo en que ha ingresado Venezuela. “Se trata de un golpe político para Paraguay porque se ha aprovechado su transitoria suspensión, de la que no se ha podido defender en vivo, y también para Uruguay, que ha objetado las formas y la oportunidad del ingreso. Desde el punto de vista del equilibrio político e institucional, el ingreso de Venezuela en estas condiciones aporta mayor tensión y menor fortaleza a la arquitectura de vínculos regulares entre los socios. El crecimiento de Mercosur es siempre de valor, el potencial económico de Venezuela no puede soslayarse, aunque hubiese sido mejor que se diese sin la pérdida temporaria de Paraguay”, concluye Elizondo, que dirigió la agencia argentina de promoción de exportaciones entre los años 2002 y 2009, en los Gobiernos de Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y parte del de Cristina Fernández.